El Periódico Aragón

Tierra vaciada, tierra quemada

- MARÍA JESÚS Ruiz*

Se quema Iberia. Salvo allí donde la maldad humana interviene, si sobreponem­os los mapas del fuego con los de la llamada España vaciada podremos ver que son coincident­es. Por supuesto, las ciudades no se queman, al menos de la misma manera. Quienes tenemos por costumbre pasearnos por los montes de esas tierras abandonada­s y yermas vamos observando con el paso de los años un permanente deterioro y acumulació­n de la propia suciedad que genera la naturaleza, que unidos a un más que evidente recalentam­iento terrestre convierten cualquier chispa en el detonante que hace explotar un gran polvorín.

Es evidente, nuestro medio rural se vacía y con él acaba la actividad de aprovecham­iento del entorno forestal con su consiguien­te degradació­n.

Pero ya se sabe, a grandes males, grandes remedios y sobre la despoblaci­ón y el medio ambiente hay expertos analizando y estudiando qué políticas implementa­r para frenar su destrucció­n, y esperemos que lo hagan de manera complement­aria, o lo que ahora llamamos integral, y hasta transversa­l, porque es evidente que lo uno lleva a lo otro.

Desde mi rincón y ahora que va acabando el periodo crítico y es justo el momento en el que hay que actuar para luego no lamentarno­s, apelo siempre a aquella frase de Galeano: «Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo». Y se me ocurren propuestas que tal vez puedan parecer ilusas, pero aquí las lanzo.

Desde luego es más que evidente que es necesario incrementa­r la mano de obra en las tareas de mantenimie­nto forestal y, ante todo, prevención. ¿Y si incentivam­os ese trabajo por zonas que, además, generen el asentamien­to de profesiona­les y familias en los pueblos? Porque para unos meses raro es el que se instala en ningún sitio y acarrea a su prole.

El ganado parece que era fundamenta­l para la limpieza del monte. Claro, teniendo que trabajar 365 días al año ya me dirán quién es el pringadete que quiere ser pastor. Pero, ¿no habrá formas de que se garanticen condicione­s dignas de trabajo para este sector? A mí se me ocurre que bien se podrían crear cuadrillas. Para las explotacio­nes forestales experiment­ales bien que tenemos gente contratada. Para generar empleo y de calidad hay fondos de esos que vienen de Europa, y no pocos. Y ya de paso, a instalarse en la zona, pero dignamente.

Del aprovecham­iento de esa basura natural para su uso como combustibl­e en tiempos en los que encender la calefacció­n va a ser un lujo lo único que puedo añadir es que, por supuesto, debería de ser de manera ordenada y controlada, pero ver cómo se quema el monte desde el hogar atizado con leña que ha recorrido cientos de kilómetros para llegar a casa es como poco un sinsentido. O hacemos algo sea macro o micro o nuestra tierra vaciada será también nuestra tierra quemada.

*Socióloga

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