El Periódico Aragón

‘Volvidos’

Somos seres gravitacio­nales que necesitamo­s permanecer en órbita social en nuestra trayectori­a vital

- JOSÉ Mendi*

Si usted ha vuelto cansado de las vacaciones, es que las ha disfrutado. Podrá estar harto de esos viajes, los niños o, incluso, de no hacer nada. Pero si al reincorpor­arse a la normalidad se siente agotado es que ha hecho lo correcto. Decimos que recargamos pilas para el curso que iniciamos. ¿No les parece triste que pensemos en el descanso con el único objetivo de volver más fuertes para trabajar?

Somos seres gravitacio­nales que necesitamo­s permanecer en órbita social, para mantener la elipse de nuestra trayectori­a vital. Cual planetas vivientes, rotamos cada día de la mañana a la noche y viceversa. También nos trasladamo­s cada nuevo curso, rodeando el entorno que nos atrae y repele, en un equilibrio tan inestable como imprescind­ible.

La depresión tras las vacaciones, no lo es tanto por abandonar el descanso, sino porque debemos recuperar nuestra posición atmosféric­a vital. Nacemos en un Big Bang de expansión, camino del agujero negro de la muerte, y cuesta disfrutar del viaje. Tanto tememos perder la velocidad orbital, que hemos hecho del eterno retorno una filosofía de vida.

Desde su planteamie­nto circular por los estoicos griegos, pasando por Nietzsche, y llegando al día de la marmota, especulamo­s con repetir lo vivido para alcanzar la infinitud. Unas veces, el retorno perenne lo ideamos como un intento de evitar los errores pasados. Otras, se visten de ensoñacion­es que nos permiten vivir de una nostalgia improducti­va. Y, a menudo, nos sirve de enganche con el deseo de eternidad.

Las religiones utilizan esta ansiedad humana. Unas creencias prometen vida eterna y, por si acaso, una resurrecci­ón carnal hacia la vida interminab­le. La idea de revivir un cuerpo corruptibl­e es más sólida, científica­mente, en el Frankenste­in de Mary Shelley (1818) que en el catecismo del Vaticano. La mística oriental juega con la reencarnac­ión del reciclaje, tras la muerte, en otros seres vivos. Me parece más digno aprovechar nuestra despedida terrenal como un buen compostaje y no con una mala descomposi­ción o contaminan­do como cenizos literales. Aunque ahora sabemos que, tras tanto mito, el elixir de la eterna juventud estaba en la medusa turritopsi­s dohrnii. Espero que la incluyan como especie protegida, ya que va a estar más perseguida que la sangre de Ben Richards (El inmortal, 1970).

Ha sido un aragonés de Sabiñánigo, Carlos López Otín, el que ha desvelado la clave contra el envejecimi­ento que guardaba esa anémona. Ni ácidos hialurónic­os ni puñetas. A partir de ahora, nada de huir en el mar de los amenazante­s filamentos de estas «lágrimas de mar». Queremos una buena dosis de urticaria genética para salir del baño con la piel tersa y no al estilo Adolfo Domínguez, en modo uva pasa.

El inicio del curso político ha sido inamovible. Todos seguimos en nuestra posición. Las derechas, de la mano de jueces y medios entogados al PP, siguen intentando que todo vaya o parezca que va mal.

El gobierno recupera la iniciativa. Los viajes gratis en tren, la rebaja del IVA del gas y de las tarjetas y bonos del autobús, priorizan las preocupaci­ones. Además, las empleadas del hogar cobrarán el paro. Estas medidas no contribuye­n a que suba la bolsa, pero hacen la vida más fácil a la inmensa mayoría.

Se le acumula a Feijóo la lista de derogacion­es que debe acometer para que todo vuelva al cauce conservado­r.

El líder del PP se echó un farol, citando a Sánchez en el Senado, y le cayó encima el Rosario de Cristal completo. Antes vino por Zaragoza y estuvo a punto de confundir el cierzo autóctono, con el aire del Bierzo. No se sabe si por un exceso de caverna o de taberna. Apoyó al alcalde de Zaragoza que duda entre vara en mano o Pignatelli volando.

Don Jorge observa cómo sus aliados se esfuman y no lo ve claro ni creciendo en concejales. A Ciudadanos se le está quedando un tono de ictericia (la antigua grisalla al huevo de los artistas) que no pinta nada, ni bien ni mal, para las próximas elecciones.

Menos mal que WhatsApp le ha echado una mano a su líder maño y le va a permitir hacer un grupo consigo mismo.

Lambán, con su tricotosa, va camino de la reelección. El mañismo-lambanismo podría triunfar en Aragón. Esa mezcla de socialdemo­cracia en la gestión y centrismo patrio en el lenguaje, que teje a izquierda y derecha, quizás tenga premio en las urnas.

Todo un nuevo curso para volver a votar. Y es que el eterno retorno se parece al retorno eterno. En realidad, no hay forma de saber si nos hemos ido o volvemos,

volvidos.= porque somos seres

*Psicólogo y escritor

El ‘mañismolam­banismo’, con socialdemo­cracia y centrismo, quizá tenga premio en las urnas

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