Algo una al país por encima del eje político izquierda y derecha», afirma un joven
Ayer llovía en Edimburgo. Algo nada sorprendente, pero el desapacible clima de la capital de Escocia era un reflejo más del sentimiento de tristeza que ha dejado entre sus habitantes la pérdida de la reina Isabel II. La monarca sentía un gran aprecio por esta tierra. En la morada de Aberdeenshire pasó algunos de los momentos más felices de su vida. Acudió casi todos los veranos junto al resto de miembros de su familia, donde gozaba de su afición por los caballos y la caza.
Allí permaneció durante el duro confinamiento que impuso la pandemia del covid, celebró el último aniversario de bodas con su marido, Felipe de Edimburgo, en noviembre de 2020, y allí pasó los últimos días de su vida. Y ese amor por esta tierra era recíproco.
Miles de personas, muchos turistas, pero también muchos vecinos, se acercaron ayer al palacio de Holyrood, la residencia oficial de la soberana en Escocia, a presentar sus respetos y realizar ofrendas de flores que poco a poco, como las gotas de lluvia que caían fueron cubriendo el muro que rodea el edificio. «Su muerte es algo muy triste», explica una tímida edimburguesa que no da su nombre. Para esta mujer, lo más significativo de la reina que estuvo 70 años en el trono fue su calma para afrontar todas las situaciones con las que tuvo que lidiar, por difíciles que estas fueran. «Nunca entraba en pánico», afirma, antes de destacar su relevancia histórica. «No debemos olvidar su legado», reclama.
Jóvenes pro-‘royals’
También la recuerda con cariño Louise, otra vecina de la ciudad que pasea a su viejo labrador por los alrededores del palacio. Los dos van de luto riguroso. «Lo que está pasando parece irreal, ella siempre había estado ahí», explica do de Estado», subraya.
Coincide con él Ronen: «Es bonito que algo una al país y que se encuentre por encima del eje político de izquierda y derecha». «Hemos sido afortunados de tener esta reina, la gente la tomaba muy en serio», añade, por su parte, Joel.
Los tres amigos reconocen que esta opinión no es mayoritaria entre los chicos y chicas de su edad. «Al contrario, muchos son contrarios a la monarquía por los privilegios que conlleva», dice Joel. Yohan admite que piensa así porque es «conservador».
Lo más mínimo
Euan, un joven de Glasgow, asegura que no le importa lo más mínimo el fallecimiento de la soberana. Monta guardia en uno de los accesos al palacio de Holyrood y, aunque al principio se muestra esquivo porque la empresa para la que trabaja no ve con buenos ojos que sus empleados hablen
Recuerdo
Holyrood con la prensa, acaba confesando sentirse parte de ese 50% de escoceses que no apoyan fervientemente a la institución (un 25% cree que es mala para el país y otro 25% opina que ni buena ni mala, frente al 36% que considera que sí que es buena para Gran Bretaña), según la última encuesta sobre la monarquía elaborada por la empresa Deltapoll para el Mail on Sunday, publicada en enero de 2020.
La muerte de la reina también ha sorprendido a muchos turistas. «Es muy conmovedor todo esto que está pasando», explican Anne y Laurel, dos mujeres de Wisconsin (Estados Unidos). Ayer, la conductora del autobús que las llevaba al palacio pidió a los pasajeros guardar dos minutos de silencio en recuerdo de la soberana.
Al llegar a Holyrood se encontraron con que las visitas han sido canceladas en señal de duelo. Con este inconveniente también se toparon Belén y Pablo, una pareja de Huelva. La noticia del fallecimiento les pilló viajando de Inverness a Edimburgo. A pesar de recibir un correo electrónico avisando de la cancelación, ayer decidieron acercarse hasta el palacio, «para ver el ambiente». Frente a la puerta, un grupo de visitantes hacían cola para fotografiar el escueto comunicado oficial que Buckingham emitió el jueves: «La reina ha fallecido en paz en Balmoral esta tarde. El rey y la reina consorte permanecerán en Balmoral esta noche y regresarán a Londres mañana. Jueves, 8 de septiembre de 2022».