Los Veintisiete secundan el plan de Bruselas salvo el tope al gas ruso
Los ministros de Energía piden a la Comisión Europea medidas de ahorro de electricidad El próximo martes se presentará la propuesta legislativa para intervenir el mercado energético
Las propuestas legislativas que presentará la Comisión Europea el próximo martes para intervenir el mercado energético europeo deberán incluir medidas para reducir la demanda de electricidad de forma coordinada, para limitar los ingresos extraordinarios de los productores de electricidad como renovables o nuclear y un nuevo instrumento de liquidez para apoyar a los operadores energéticos que actúan en el mercado de futuros. Son algunos de los elementos que han recibido el apoyo de los ministros de energía de la UE durante el consejo extraordinario celebrado ayer. Del encuentro de «urgencia» también sale el mandato al Ejecutivo comunitario para que explore algún tipo de tope al precio del gas, aunque sigue sin gustar la idea de poner un límite exclusivo al precio del gas ruso.
Los ministros de energía de la UE avalan así el grueso de las ideas lanzadas a mediados de semana por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para intervenir el mercado energético europeo y poner coto a la espiral de precios ante una situación que no ha dejado de agravarse este último año. «El debate de hoy no ha sido fácil. No es la última vez que nos reuniremos para hablar de los precios de la energía. Lo que hemos hecho es dar un mensaje claro sobre lo que tenemos que hacer», explicó el ministro checo y presidente de turno del Consejo este semestre, Jozef Sikela, sobre los cuatro grandes ámbitos que esperan ver reflejados en las propuestas legislativas que servirán de base para la verdadera negociación.
Y lo primero que consideran urgente, en línea con las ideas planteadas por von der Leyen, es limitar los ingresos de los productores de electricidad inframarginales con bajos costes de producción, como las renovables o la nuclear, con el objetivo de destinar esos ingresos adicionales a reducir la factura de consumidores y empresas. También están de acuerdo en poner en marcha una «contribución solidaria» de las empresas de combustibles fósiles –petroleras y gasistas– que los Estados miembros puedan gas ruso» recordó sobre un tope general que reclaman desde hace muchos meses países como Bélgica o Italia y que, según ella, podría poner en riesgo la seguridad de suministro en la UE.
«El mercado del gas natural licuado es un mercado global y hay una feroz competencia. En este momento es importante que, al perder volumen ruso, podamos optar por proveedores alternativos. Estamos viendo otras posibilidades de reducir el precio, sustituyendo la producción rusa por la de otros socios más fiables», informó sin aclarar si seguirán el mandato del Consejo en este terreno. «Es lo más complejo que tenemos que decidir», admitió el ministro checo.
Según Sikela, topar el precio del gas debería servir para «aliviar las consecuencias sociales y económicas de los elevados precios actuales de la energía» lo que significa que podría asemejarse a una especie «excepción ibérica» para toda la UE, una vía recogida en el documento preparatorio de la presidencia checa, descartada hasta ahora por la Comisión, pero que interesa en países como Francia o Rumanía, según la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera.
Del encuentro también sale una petición de crear «instrumentos de liquidez de emergencia» que garanticen que las empresas energéticas tienen a su disposición garantías colaterales suficientes para hacer frente a los mercados distorsionados que hay en la actualidad. Por último, los Veintisiete cerraron filas con la idea de incentivar una reducción coordinada de la demanda de electricidad en toda la UE, para aliviar la presión sobre la generación de electricidad y hacer frente a la escasez de energía y a sus altos precios. La iniciativa en la que trabaja la Comisión Europea plantea un ahorro obligatorio del 5% en las horas punta siempre. Según la presidencia checa de la UE el enfoque deberá ser parecido al acordado para reducir la demanda de gas. Es decir, un sistema con objetivos voluntarios de ahorro que podrían convertirse en vinculantes en caso de problemas.