Jaime Oriz y Jorge Omeñaca abordan el paso del tiempo en ‘De memoris’
Los fotógrafos zaragozanos Jaime Oriz y Jorge Omeñaca decidieron hace un año afrontar un reto apasionante: intentar cartografiar la memoria humana a través de sus imágenes. Para ello recurrieron a dos personas que conocen bien, sus propios padres. Las circunstancias personales de ambos les proporcionaron las herramientas para representar un mapa del funcionamiento de la memoria desde ángulos diferentes, como el deterioro causado por una enfermedad neurológica o la distorsión provocada por el paso del tiempo.
El resultado ha cristalizado en la exposición De memoris, que se inauguró ayer y se podrá visitar hasta el 1 de octubre en la segunda planta del centro Joaquín Roncal de Zaragoza. La muestra se compone de 145 fotografías de pequeño y gran tamaño que, en el fondo, plantean una reflexión sobre el paso del tiempo.
«Es algo que inquieta a todo el mundo, pero cuando lo vives de cerca se convierte en un proceso reflexivo y también emocional», explica Oriz. Su padre, de 67 años, sufrió un ictus hace una década. El fotógrafo aragonés se ha valido de su propia experiencia para armar su discurso expositivo, mientras que Omeñaca ha recurrido a su padre de 91 años para demostrar que la memoria selecciona y se queda al final del camino con los recuerdos esenciales de la vida. porque en el fondo se trata de un recorrido circular, como esta propia sala», explica Omeñaca, que apunta que algunas de las imágenes de la muestra proceden del álbum familiar de ambos fotógrafos. «A algunas de ellas les hemos dado color para transmitir que a veces tendemos a idealizar el pasado», añade Oriz.
Con esta exposición, ambos han tratado de abordar «cómo funciona la memoria del ser humano» desde un punto de vista meramente artístico. Y para ello han configurado un mapa dividido en siete estaciones que recorren los recuerdos de sus padres: la memoria del ayer, del hoy (el día a día), del ahora, la memoria del cuerpo (lo que permanece y se deteriora), del inconsciente, del corazón y la memoria del mañana. Así, la exposición, financiada por la sociedad municipal Zaragoza Cultural, está compuesta por retratos de sus padres, postales, fotografías de sus antiguas casas, de sus discos antiguos