Sánchez critica a De Guindos por el impuesto a los bancos
El presidente del Gobierno le recuerda el rescate bancario de la anterior crisis «Está justificado que arrimen el hombro un poquito», afirma el líder socialista
Con distintos grados de virulencia, varios miembros del Gobierno restaron ayer importancia al informe del Banco Central Europeo (BCE) que cuestionó el jueves el impuesto a los bancos que se tramita en el Congreso a iniciativa de PSOE y Unidas Podemos. «Evidentemente tomaremos nota, estudiaremos el informe, pero el Gobierno continuará con su hoja de ruta de crear este importante impuesto, sobre todo porque a la luz de los beneficios y dividendos que hemos conocido que está dando el sector financiero como consecuencia del endurecimiento de la política monetaria, creo que está justificado que arrimen el hombro un poquito», dijo el presidente Pedro Sánchez.
Desde el otro lado, el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, trató de evitar entrar en polémicas y aseguró que la intención de su institución al emitir este tipo de opiniones no vinculantes, elaborada en este caso en colaboración con el Banco de España, es ofrecer «asesoramiento» y «tratar de ayudar a los gobiernos» nacionales. «La política fiscal no es nuestro trabajo, pero tiene potenciales consecuencias en la solvencia de la banca, el crecimiento del crédito y las condiciones de financiación», justificó. Ahora, recordó, el Gobierno podrá «seguir o no seguir» sus recomendaciones, pero en cualquier caso la aprobación y el diseño del impuesto que decida el Congreso «será una decisión democrática».
Pese a ello, Sánchez aprovechó para lanzarle algunos dardos. «El señor De Guindos es bien conocido por la política española porque fue ministro de Economía del Partido Popular, artífice del rescate al sector financiero, que decía que no iba a costar un céntimo de euro al conjunto de la sociedad española, y previamente fue el responsable de un gran banco, Lehman
Brothers. Agradezco sin duda alguna las ganas de ayudar del señor de Guindos», ironizó.
El ataque más frontal al BCE, en cualquier caso, fue el del ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, en su día empleado de la propia autoridad monetaria del euro y del Banco de España. «No es en ningún caso un elemento central de la actividad del BCE hacer este tipo de informes, es una parte secundaria y rutinaria que ni siquiera entra en el proceso central de la toma de decisiones», lo minusvaloró, antes de defender que «hay que rebajar muchísimo el estatus que tiene un informe de estas características».
Durante una entrevista en Radio Nacional de España, Escrivá se declaró «sorprendido» de que el BCE haya advertido de que el gravamen puede afectar al flujo de crédito: «Me imagino, porque no es la primera vez que se emite un informe de estas características, que deben hacer un copiar y pegar de otros momentos en contextos distintos».
El ministro de Seguridad Social, así, destacó que las subidas de tipos que ha aprobado el organismo desde julio buscan precisamente «suavizar» el crecimiento del crédito. «Que opine eso una institución que está subiendo los tipos me parece bastante paradójico», criticó Escrivá.
En un tono mucho más moderado, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, afirmó también ayer que lo que ha hecho el BCE de forma «no particularmente sorprendente» es poner sobre la mesa las «cuestiones que hay que plantearse cuando se vaya a poner este tipo de gravamen» en España y otros países que, dijo, lo están estudiando.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, aseguró en Sevilla que el BCE «en ningún caso, pone en cuestión ni pide la paralización» del gravamen. La ministra manifestó que el Gobierno central siempre pondrá en un primer plano el bienestar de las personas, mientras que el BCE «vela por la salud» de las entidades financieras y su rendimiento.