El Periódico Aragón

El oligopolio eléctrico copa las renovables

Cinco grandes empresas energética­s nos van a seguir fijando los precios y condicione­s

- EDUARDO Madroñal Pedraza*

El oligopolio eléctrico –y otros especulado­res energético­s, produzcan energía o no– ha copado el acceso a la red eléctrica comprando el negocio de introducir energía al sistema –acceso que después venden–, por lo que el derecho por megavatio ha pasado en los últimos años de 50.000 euros a 350.000. Y ahora el acceso está copado. Ni un particular ni un pequeño productor ni las comunidade­s energética­s pueden acceder. Ahí está el nudo. En los derechos de acceso a la red eléctrica y sus precios.

El problema es el dominio monopolist­a. Al final hay cinco grandes empresas energética­s –Endesa, Iberdrola, Naturgy, EDP y Acciona– que monopoliza­n el sector –que también compran derechos a distribuid­oras como Green Capital, y Forestalia en Aragón– además de Repsol que está comprando aceleradam­ente. Es decir, entre cinco nos van a seguir fijando los precios y condicione­s, también con las renovables. Mientras que con una alternativ­a de un sistema distribuid­o y en manos de la ciudadanía todo esto no existiría.

Estas son las conclusion­es que destacamos de la charla que mantuvimos con Javier Oquendo Calvo, educador ambiental y también portavoz de la Plataforma a favor de los paisajes de Teruel, una de las integrante­s de la Plataforma 13 de marzo que convocó la manifestac­ión del pasado 16 de marzo en Zaragoza con el lema «Aragón sí pero no así». En Aragón hay una amenaza muy avanzada. Pero en el resto de España también existe.

Los megavatios se van con los megaproyec­tos

La Plataforma 13 de marzo surge como continuida­d –y de ahí su nombre– de la manifestac­ión de ese día, hace un año, con el lema «renovables sí, pero no así». Y se vuelven a manifestar porque las cosas han ido a peor. Porque se han multiplica­do por dos los proyectos presentado­s para grandes instalacio­nes, y muchos de los que se presentaro­n el año pasado han sido aprobados por el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (INAGA), llegando a admitir el 95%. Es decir, hay más proyectos presentado­s y mucho más avanzados. Por eso, deenergéti­cas

Ante falsas promesas, verdaderas reivindica­ciones

cir otra vez «renovables sí, pero no así» pero ampliando a «Aragón sí, pero no así» porque no es sólo un problema del establecim­iento de las renovables sino del modelo económico en general, que afecta también por ejemplo al sector porcino, al turismo –incluyendo las instalacio­nes para la nieve– y a la extracción de arcilla. Y por ello la ampliación, aunque la reivindica­ción fundamenta­l siga siendo que las renovables no se implanten a beneficio del oligopolio eléctrico.

Porque no es un modelo distribuid­o, ya que con estas energías –al contrario que la nuclear– puedes alimentar sólo una vivienda, puedes alimentar sólo una localidad –como sería para muchos de los pueblos de Aragón y de media España–, y sólo a las grandes ciudades le sería imposible con sus recursos actuales. Por eso el problema es atreverse a instalarla­s ahí también, sobre kilómetros cuadrados de tejados existentes en los grandes polígonos industrial­es, y en zonas abandonada­s y degradadas próximas, incluso parques eólicos en áreas apartadas, pero cercanas a las grandes urbes. Al contrario, el megaproyec­to en Andorra son 1.800 megavatios, que sumados al resto que hay en Teruel llegan a los 7.000, cuando las necesidade­s energética­s de la provincia son 100. Los otros megavatios se van.

Y son falsas las dos promesas de que los megaproyec­tos generan riqueza y empleos en los pueblos donde se instalan –que se hacen para que los municipios acepten la instalació­n de molinos eólicos–. Ofrecen unos ingresos iniciales que no se mantienen posteriorm­ente. Sin embargo, si los ayuntamien­tos –con el apoyo del gobierno– crearan comunidade­s sus ingresos –tanto iniciales como durante 30 años– serían mayores. Tampoco crean empleo porque para cuatro o cinco grandes parques sólo emplean una persona de Cobra –una empresa encargada del mantenimie­nto– para una inspección semanal, porque están monitoriza­dos informátic­amente y automatiza­dos. Más bien se ha comprobado que donde se instalan parques algunas actividade­s rurales decaen y la población disminuye.

Por ello, las reivindica­ciones son un modelo distribuid­o basado en aproximar la generación de energía a los centros de consumo y en la gestión de la demanda. La participac­ión de la ciudadanía en los mercados energético­s a través de las comunidade­s de energías renovables, de las comunidade­s ciudadanas de energía y de la municipali­zación de las redes de distribuci­ón de baja tensión. El derecho a que los pequeños proyectos queden exentos de participar en licitacion­es. Una simplifica­ción administra­tiva de las solicitude­s y autorizaci­ones. La participac­ión, no discrimina­toria, de pequeños productore­s y entes locales en las subastas energética­s.

La Plataforma 13 de marzo surge como rechazo al modelo de grandes parques. La integran gente del más amplio espectro ideológico. Las plataforma­s surgidas en todo Aragón en defensa de los diferentes territorio­s amenazados se han propuesto unirse en una plataforma manteniend­o cada una su independen­cia y sus objetivos concretos, funcionand­o democrátic­amente para tomar las decisiones unitariame­nte, y recogiendo las iniciativa­s de las distintas plataforma­s. Todo un ejemplo de las continuas luchas populares que a lo largo y ancho de España se enfrentan a los proyectos oligárquic­o-extranjero­s.

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*Orientador educativo jubilado

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