El Papa abre el voto a mujeres y laicos en el sínodo episcopal
En el Vaticano consideran que «no es una revolución, pero sí un cambio importante» Cinco religiosas y cinco religiosos sustituirán por primera vez a diez sacerdotes
En un claro gesto de buena voluntad hacia el sector progresista, el papa Francisco ha decidido dar a las mujeres y a los laicos en el próximo sínodo (reunión de obispos) el derecho al voto, que hasta ahora solo podían ejercer los prelados. «No es una revolución, pero es un cambio importante», consideró ayer el cardenal luxemburgués Jean Claude Hollerich, relator general de esta reunión con la que el Papa pretende poner al día a la Iglesia.
Según anunciaron los organizadores de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo, que culminará con dos reuniones en octubre de 2023 y de 2024, cinco religiosas se unirán a cinco sacerdotes como representantes con derecho a voto de las órdenes religiosas. De este modo, diez sacerdotes serán «sustituidos por cinco religiosas y cinco religiosos pertenecientes a Institutos de vida consagrada, elegidos por las respectivas organizaciones representativas de las superioras generales y de los superiores generales» y con derecho al voto. Hasta ahora, pocas mujeres y laicos podían participar en los sínodos, como auditores o expertos, y no tenían derecho a voto. Sin embargo, en febrero de 2021, Francisco dio un primer paso hacia adelante al elegir por primera vez a una mujer como subsecretaria del sínodo de los obispos, la religiosa francesa Nathalie Becquart. Ella sí pudo votar en aquella reunión, pero lo hizo en su condición de subsecretaria. No apagó la creciente sublevación de los sectores progresistas, y en particular del feminismo católico, que han criticado reiteradamente al Papa por no dar pasos concretos en esta dirección.
Los organizadores de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo esperan que la mitad de estos nuevos miembros –que serán elegidos por el Papa de una lista de 140 personas indicadas durante las reuniones Internacionales de las Conferencias Episcopales y la Asamblea de Patriarcas de las Iglesias Orientales Católicas– sean mujeres y especifican que todos ellos tendrán derecho a voto. «A la hora de identificarlos, se tendrá que tener en cuenta no sólo su cultura general y prudencia, sino también sus conocimientos, tanto teóricos como prácticos, así como su participación en diversas capacidades en el proceso sinodal», informaron.
Desde el Concilio Vaticano II, las reuniones de los años 60 que modernizaron la Iglesia, los papas han convocado a los obispos del mundo a Roma durante unas semanas para tratar temas concretos. Al final de las reuniones, los obispos votan propuestas concretas y las presentan al Papa, quien elabora un documento que tiene en cuenta sus opiniones. Hasta ahora, sólo podían votar los hombres.
Sin embargo, para el cardenal Jean-Claude Hollerich, uno de los principales organizadores del Sínodo, «es un cambio importante, no es una revolución». «Las revoluciones dividen, exigen víctimas. En cambio, nosotros no queremos víctimas, queremos avanzar juntos», aseguró. Según Hollerich, si la Iglesia encuentra una manera sinodal para gestionar las divergencias en comunión y caminar juntos, está prestando «un gran servicio» al mundo. Por su parte, el cardenal Mario Grech, responsable del Sínodo, destacó que, con los cambios que ha aplicado el Papa, alrededor del 21% de los representantes reunidos en la reunión prevista del 4 al 29 de octubre, que se centrará precisamente en el tema de hacer que la Iglesia responda mejor a los laicos, no serán obispos, y la mitad de ese grupo serán mujeres.
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