Y hay posibilidades de que pase, el partido volverá a abrirse en canal
Isabel / Rodríguez señaló que en las urnas los españoles deberán elegir si «ir al retroceso, a la nada» o seguir avanzando como país y acusó a Feijóo de copiar los eslóganes de Isabel Díaz Ayuso, «que simplifican el mensaje político y que se unen al trumpismo y a los discursos de (Jair)
Bolsonaro».
Los socialistas se vuelcan en las llamadas al voto útil, pero también apelan a la «unidad» del espacio situado a su izquierda, ahora que Sumar y Podemos solo tienen nueve días para llegar a un acuerdo para concurrir juntos. Sin embargo, de momento no quieren ni oír hablar de la posibilidad de reeditar una coalición como la actual. El adelanto electoral también tiene claves internas. Pretende evitar que el partido se suma en el debate sobre la derrota y que el desgaste continúe minando las opciones de Sánchez, como sus colaboradores están convencidos que ocurriría si se hubiesen mantenido las elecciones en diciembre.
La campaña ahora coincidirá con las negociaciones entre el PP y Vox en numerosos ayuntamientos y comunidades, algo que los socialistas creen que puede contribuir a que Alberto Núñez Feijóo pierda su «halo moderado», siempre que la ultraderecha haga peticiones de máximos y los conservadores vean que no tienen más remedio que aceptar algunas de ellas. La diferencia en el resultado global de las municipales entre los dos partidos mayoritarios, recuerdan en la Moncloa, fue de apenas tres puntos, alrededor de 750.000 votos, un margen que se puede revertir en las generales.
«En las generales hay habitualmente tres millones de votos más que en las municipales. La esperanza está puesta en ese plus», señaló Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, en Onda Cero. Page es uno de los pocos líderes territoriales del PSOE que sigue en pie, junto a la navarra María Chivite y el asturiano Adrián Barbón. Con Canarias todavía en el aire, los socialistas se despidieron el domingo de al menos cinco de las nueve autonomías donde ostentaban la presidencia (Comunidad Valenciana, Aragón, Baleares, La Rioja y Extremadura), así como de 15 de las 22 capitales de provincia que gobernaban.
Se trata de una catástrofe a la que no se le pueden poner paños calientes, un resultado que Sánchez y sus colaboradores nunca llegaron a imaginar. En mayo de 2011, cuando ocurrió algo similar, el PSOE se instaló en el desánimo y
Mariano Rajoy logró mayoría absoluta a finales de ese año. Eso es lo que se quiere evitar ahora. Pero si el 23 de julio se salda con una nueva derrota socialista, y hay muchas posibilidades de que así ocurra, el partido volverá a abrirse en canal, como ha ocurrido en épocas recientes, hasta que Sánchez recuperó primero el liderazgo ante Susana Díaz y llegó después a la Moncloa gracias a una moción de censura.
Page, uno de los barones más críticos con Sánchez por su coalición con Podemos y sus alianzas parlamentarias con ERC y Bildu, ha dado claras muestras de esa distancia. «¿Se alegraría de que ganara Sánchez?», le preguntaron. Silencio. «Yo me alegro de que gane mi partido», contestó, antes de explicar que nadie en la Moncloa le ha dado una «explicación» sobre el adelanto. El presidente de CastillaLa Mancha recibió la felicitación de Feijóo, pero dijo desconocer si Sánchez, que al fin y al cabo es el líder de su partido, tuvo el mismo gesto. «No me ha dado tiempo de revisar todos los mensajes del móvil», afirmó.
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