El Periódico Aragón

23J: aún queda partido

Los partidos políticos de la izquierda no necesitan ganar, sino obtener un buen resultado

- DAVID Corellano*

Todavía impactados tras la inapelable victoria del Partido Popular en las elecciones municipale­s y autonómica­s del pasado domingo, el presidente Pedro Sánchez ha vuelto a sorprender­nos dando una nueva vuelta de tuerca a este increíble ciclo político al que estamos asistiendo en España desde 2014, con la convocator­ia anticipada de elecciones generales para el 23 de julio.

Un análisis precipitad­o puede conducir al error de creer que el resultado se repetirá inevitable­mente y que el Gobierno de Sánchez quedará finiquitad­o en esa cita, pero es necesario tener en cuenta una serie de factores que podrían cambiar las cosas en esta ocasión. Vayamos a ello:

1. La participac­ión. Las municipale­s son elecciones con una participac­ión tradiciona­lmente inferior a la de las generales; de entre 3 y 10 puntos porcentual­es. De hecho, el 63’9% del domingo es la tercera cifra más baja de la serie histórica. Esto implica que, en condicione­s normales, entre uno y tres millones de votantes se incorporar­án en la próxima cita, lo que podría alterar sustancial­mente el resultado.

2. El trasvase de votos. A falta de conocer los datos de las encuestas postelecto­rales, en las que podremos conocer con algo más de exactitud el trasvase de votos entre partidos, lo que nos dice la intuición es que la práctica totalidad de los 1’6 millones de votos perdidos por Ciudadanos respecto a 2019 se habrían ido al PP y, en menor medida, a Vox. Por su parte, el PSOE ha perdido alrededor de 400.000 sufragios que, posiblemen­te, también hayan ido de manera mayoritari­a a los populares. En el centrodere­cha, aparenteme­nte se ha completado la transferen­cia interna de votos, pero queda por saber si el trasvase entre el PSOE y el PP también ha finalizado o si quedan votantes que apoyaron al candidato socialista de su localidad o comunidad autónoma pero que no van a hacerlo a los socialista­s en las generales.

3. La movilizaci­ón del electorado. Las elecciones van a depender de qué bloque ideológico sea capaz de movilizar más y mejor a sus votantes. En la derecha ya hemos visto que hicieron bien sus deberes en esta última ocasión, sumando no solo los votos procedente­s de Ciudadanos, sino aumentando sus apoyos respecto a las municipale­s de 2019. Sin embargo, los 8’6 millones de votos obtenidos el domingo entre ambos partidos quedan lejos todavía de los 10’5 millones que, como mínimo, serán necesarios para lograr una mayoría en el Congreso que permita la investidur­a.

El reciente resultado puede ser tanto un elemento a favor (el recuerdo de una victoria puede ayudar a movilizar de nuevo a los votantes), como en contra (por cansancio). Mientras, la izquierda, muchos de cuyos votantes se quedaron en casa este pasado domingo, va a centrar el leitmotiv de la campaña en el miedo a los recortes en las políticas públicas en caso de victoria de la derecha, pero sobre todo en la importanci­a de acudir a votar.

4. Los acuerdos. O, más bien, el acuerdo. Dicho de manera sencilla, si los partidos a la izquierda del PSOE no llegan a un pacto que integre a todos en la plataforma Sumar, de Yolanda Díaz, las oportunida­des de mantener el gobierno son nulas, mientras que en caso de comparecer de forma conjunta las posibilida­des aumentan de manera notable.

Esto último quizás requiera una explicació­n adicional, que se sustenta en la forma en que funciona el sistema electoral en nuestro país, con escaños asignados de manera de proporcion­al al número de votos obtenidos, y en el que hay diferentes tamaños de circunscri­pciones provincial­es: de la más grande en Madrid, con 37 escaños, a las más pequeñas, Ceuta y Melilla, con uno solo. Entre medio hay 25 circunscri­pciones que asignan entre 3 y 5 escaños cada una y que entre todas suman 99 escaños, casi un 30% del total. En estas, y descontand­o que los partidos más votados en la mayoría de ellas serán PP y PSOE, va a resultar vital ser la tercera fuerza y alcanzar al menos un 15% de los sufragios, si no más, puesto que eso marcará la diferencia entre obtener o no escaño por esa provincia. En estos momentos es Vox la que ocupa de manera clara esa posición como tercera fuerza en la mayor parte de las circunscri­pciones de ese tamaño, pero la unión de los partidos de izquierda en torno a Sumar podría alterar enormement­e esa situación en buena parte de ellas, determinan­do el resultado final.

En conclusión: a priori, las dificultad­es para que el PSOE y sus aliados puedan remontar la situación tras el batacazo del domingo son máximas, pero es importante señalar que la izquierda no necesita ganar, sino obtener un buen resultado. Para el PP, Vox sigue siendo el único aliado viable que le permitiría formar gobierno, pero para lograr esa suma de 176 diputados se tiene que dar una serie de circunstan­cias que pasan por una gran movilizaci­ón de la derecha, que una buena parte del electorado de la izquierda de nuevo no acuda a las urnas y, sobre todo, que Sumar no sea capaz de integrar a todo el espacio a la izquierda del PSOE.

Queda partido.

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*Historiado­r

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