Racismo y algo más
Mariano Aguas Jáuregui
«Puto negro», «me cago en tus muertos», «Vinicius, perro, mono», «que eres un puto mono», etc, etc. Y esto, domingo tras domingo, partido tras partido. ¿Alguien es capaz de soportar todos estos insultos por parte de una lacra cronificada existente en los estadios y que es conveniente extirpar? Esto, ¿no es racismo? Pero, no es solamente racismo lo que hay en los estadios de fútbol (en el baloncesto no ocurre, es curioso) sino que hay insultos, vejaciones, expresiones groseras como cabrón, hijo de puta, etc y se las dicen a los futbolistas, entrenadores, árbitros en todos los partidos.
Resulta inaudito que además no se haga nada, que tengan que soportar estoicamente, como si de algo normal se tratase. No sirve con rechazarlo, hay que paralizarlo. Una de las razones por las que no voy al fútbol es esta, y, me gusta el fútbol, pero me dolían los oídos, me dolía el alma.
Entre los principales encausados, que no son pocos, de este maremágnum citaría a los clubs, muchos de ellos continuamente en el foco de la corrupción con sus presidentes al frente, corrupción, sobornos en el estamento arbitral, casi nada la que está cayendo ahora, corrupción en la federación. Luchas de intereses en todos estos estamentos por ver quién se lleva el gato al agua e impone su hegemonía. Y todo esto se palpa, se ve y redunda en la educación de los niños y emulan y se comportan como los mayores e incluso como sus progenitores. Vayan a ver algún partido de ellos. Y no podía dejar indemne, claro está, al Gobierno, este y los anteriores por su escasa inacción. No sirven las palabras de rechazo o repulsas, condenando la violencia, el racismo, la xenofobia, etc. Quiero o queremos hechos tangibles y efectivos. No sirve con expulsar a los racistas o insultadores domingueros, hacen falta penas más duras.