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Casademont Zaragoza GRACIA ALONSO DE ARMIÑO Exjugadora del Casademont Zaragoza
Hay jugadoras que dejan un calado especial en los lugares por donde pasan. El caso de Gracia Alonso de Armiño va más allá, habiéndose convertido en un icono en su única temporada en Zaragoza por su carisma y su garra. Ahora, la jugadora se marcha del Casademont en busca de nuevos retos y atiende a este diario, risueña aunque algo triste, confiesa, desde la concentración de la selección española de 3x3.
¿Cómo ha vivido los últimos días? ¿Ha recibido muchos mensajes de la afición?
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– Lo que he leído ha sido súper emotivo. Era un secreto a voces, aunque nadie esperaba que llegase el momento nunca. Yo tampoco. No es un ‘hasta nunca’ y siempre podré volver. Para mí, han sido muy importantes en todos los triunfos que hemos conseguido. No han dejado de ser un aporte de energía y de intensidad. Lo hemos compartido todo con ellos y se han volcado tanto que da pena marcharse. Lo hago con una lagrimilla [ríe].
Decide despedirse de la afición con un poema, algo poco habitual. ¿Qué significan sus palabras?
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– Quise expresar que aunque la plantilla cambie y las jugadoras vengan y vayan, Zaragoza siempre va a estar ahí. Aunque parezca que todo cambia, los aficionados son los que van a seguir yendo al pabellón. Es la esencia del club, los que lo respaldan. Ellos siempre seguirán siendo la Marea Roja. Ha sido un año inolvidable, histórico y muy difícil de repetir, y estoy súper orgullosa de haber formado parte de este momento en la historia del club y de la ciudad. Quise transmitir que tampoco quiero que se olviden de mí ni de que hemos dejado una huella.
¿Qué parte de culpa tiene este vestuario del éxito del Casademont Zaragoza?
– dispuesta a hacerlo bien ha sido la clave del éxito.
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– Se ha disuelto el ministerio [ríe]. Es cierto que estábamos en un segundo plano en la rotación, aunque al final se intentan construir diferentes quintetos que le dan distintas perspectivas al partido cuando se necesita. Nosotras nos dedicábamos a hacer lo que mejor sabemos hacer, que es atacar desde atrás.
Que se disuelva me da mucha pena. A todas nos hubiera gustado quedarnos, pero vas viendo que en febrero más de la mitad de la plantilla ha renovado y tú no… Y te planteas cosas. Después de la Copa de la Reina sigue sin haber oferta y te están llamando otros clubs y contándote otros proyectos que tienen contigo… A mí me parece que han llegado tarde y la oferta que me hicieron era inamovible, no hubo negociación de ningún lado. Me da lástima porque es un proyecto ilusionante. A cualquier jugadora le gustaría estar en un banquillo de Euroliga, pero hubo un conflicto de intereses, no ha habido acuerdo y, como jugadora, apuesto por mí. Me valoro más de lo que se me ha podido valorar, por mi consideración es lo que creía y esa es la razón de mi marcha.
¿En qué momento toma la decisión de marcharse?
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– La situación me estaba pareciendo un tanto violenta. He hablado con entrenadores de otros equipos aún durante la temporada, con partidos por jugarse. El simple hecho de ir al Príncipe Felipe a entrenar sin ni siquiera tener oferta de tu propio club me resultó un poco violento. Quise hablar con ellos y me ofrecieron lo que había. Viendo lo que estaban intentando crear, he mirado por mis intereses. Es un negocio en el que eres una pieza del tablero y ellos también juegan con eso. No dudo de que el trabajo de directivo no es el más fácil del mundo, pero han jugado sus fichas de esa forma.
Su idilio con la Marea Roja ha sido fantástico y se ha sabido ganar a la afición.
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– Al principio, intimidaba ver tanta gente al ir a jugar. No estamos acostumbradas a que hubiera tanto aforo en un partido normal de Liga, incluso en los inicios en los que no nos conocían mucho. Ha habido una cantidad de aficionados que no era tanta en otros clubs en los que he estado. Me fustigaba mucho por mis errores porque veía a todo el mundo criticándome, todo ello en mi cabeza, claro. Al final, te quedas a hablar y a firmar autógrafos y hay mucha gente a la que le encanta lo que haces y te lo verbaliza. Poco a poco, fui ganando confianza y abriéndome. Aunque fallara, se