Hay casi 100.000 habitantes en pueblos del área metropolitana, el doble en pocos años, y el tráfico se ha disparado
demasiado lejos de Zaragoza, con lo que es fácil que muchos trabajadores opten por residir en la capital y desplazarse a diario en sus vehículos particulares a ellos. Si se suma que la propia actividad ya mueve un volumen importante de camiones, eso se traduce en más presión sobre esta Z-40 que es para muchos la única opción de sortear el paso por el interior de la ciudad. El tercer cinturón hace unos años era una alternativa, pero ese anillo muchos ya lo han descartado, pese a que también soporta un tráfico importante.
Por eso, en el centro de esa presión creciente está el aumento de esa «población flotante». Como explica el director de la Cátedra de Despoblación de la DPZ en la Universidad de Zaragoza, Vicente Pinilla, en 2022, el número de habitantes en ese entorno metropolitano de Zaragoza roza los 100.000 habitantes. «Son ya, concretamente, 99.842», aseguró. Con «una progresión exponencial en lo que va de siglo, ya que al principio se concentraba en Utebo y el barrio rural de Casetas y pocos más, pero ahora son más y en todas direcciones». Son más del doble que los 44.842 habitantes que había en el año 2000, un 30% más que los 77.318 que había en 2008, cuando se estrenó la circunvalación entera del cuarto cinturón, y un 10% más que los 92.000 que ya había en 2016. Se trata de un anillo exterior a una Zaragoza que también ha pasado en este siglo de 604.631 habitantes a rozar los 700.000 ahora, donde viven también muchos trabajadores de empresas instaladas en municipios próximos.
Entre el crecimiento de esa población flotante y su área metropolitana destaca Cuarte de Huerva y los ubicados en el eje de la autovía A-23 en dirección a Teruel, que aglutinan el 50% de los más de 92.000 habitantes que reúnen las 13 localidades más pobladas de ese anillo exterior. Solo Cuarte ya supera los 14.000, con casi 900 más solo en los dos últimos años.
Por todos estos síntomas de saturación en la Z-40, todos invitan a «reflexionar y planificar» la Zaragoza del futuro para atajar problemas que «van más allá de los atascos en Puerto Venecia de los sábados», otro de los puntos calientes de la Z-40. «Hay que apostar por el quinto cinturón», apunta Tradime. Ese anillo exterior que tiene trazado y una primera piedra: la ARA-1 entre Villafranca de Ebro y El Burgo.