Cosmeticorexia, la obsesión de niñas y adolescentes por las cremas
Aumenta el interés entre los más jóvenes por las rutinas cosméticas influidos, sobre todo, por lo que ven en internet
Niñas cada vez más jóvenes con productos de belleza poco acordes para su edad, que quieren celebrar sus cumpleaños con sesiones de skin care y que emplean todo tipo de cosméticos, pese a que estén indicados para personas mayores. Tienen lo que se denomina cosmeticorexia, una obsesión por el cuidado de la piel que va en aumento y que se nutre de la multitud de vídeos que se pueden encontrar en las redes sociales sobre este tipo de prácticas que las adolescentes se empeñan en imitar. De este modo, compran y prueban muchos productos cosméticos y tratamientos faciales, pero no es algo inocuo, ya que pueden causar problemas en la piel e, incluso, puede llegar a perjudicar negativamente la autoestima y el bienestar emocional.
«Este fenómeno responde al creciente interés en el cuidado de la imagen facial, que hace décadas las mujeres (y menos, los hombres) comenzaban a edades más tardías y que actualmente se inicia de forma mucho más precoz, fruto, en parte, de la influencia de campañas publicitarias, de la creciente cantidad de productos disponibles para ello y de información al alcance de cualquier usuario de todas las edades», destaca Lidia Pérez, médico especialista en Dermatología y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
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REDES SOCIALES «El mundo actual está completamente influido por las redes sociales y esto es el detonante de esta adicción que estamos viendo en los niños y adolescentes», coincide Teresa Solano. «Responde fundamentalmente, a dos cosas: la necesidad de imitar a los famosos y a la gente guapa y al acceso cada vez más precoz a las redes en personas todavía no maduras y sin un completo desarrollo de su identidad», añade.
«La cosmeticorexia es una obsesión patológica (frecuente e intensa) por la compra y el uso excesivo de este tipo de productos con el fin de encajar en los roles de belleza y reducir así el malestar que producen imperfecciones naturales de la piel, cabello, etc.», expone Jorge Buenavida, reconocido psicólogo de Sanitas. «La presión social y los estándares de belleza idealizados generan una preocupación constante por el envejecimiento cutáneo, llevando a individuos, incluso a edades tempranas, a buscar soluciones cosméticas para prevenir signos de la edad», prosigue: «Este comportamiento en ocasiones se agrava por la omnipresencia de imágenes retocadas, y por lo tanto no reales, en redes sociales y medios de comunicación, creando expectativas de la apariencia física inalcanzables de forma natural». «La falta de educación sobre el uso adecuado de productos dermatológicos y la influencia de la publicidad contribuyen al fenómeno de la cosmeticorexia. La percepción errónea de que más productos o una aplicación más frecuente conducirán a resultados mejores conlleva un uso excesivo y a la búsqueda constante de nuevos productos. Por otro lado, cabe destacar, que estos comportamientos, al disimular, esconder o ensombrecer partes naturales de nosotros mismos, dificultan la aceptación de nuestro aspecto físico», añade el psicólogo.
«Es cierto que en la consulta se ha observado una creciente tendencia en la que niñas, pero especialmente las adolescentes, muestran un interés precoz en prácticas relacionadas con el cuidado de la piel y el maquillaje», apunta el dermatólogo Gerardo Martín. «Este fenómeno podría atribuirse en parte a la exposición temprana a contenidos en redes sociales que enfatizan la importancia de rutinas cosméticas desde edades muy tempranas. Sin embargo, el uso excesivo o inapropiado de productos provoca consecuencias negativas en la piel», sostiene el experto.
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VÍDEOS «Yo he tenido un aumento de consultas por estos problemas», afirma la doctora Dolores Sánchez-Aguilar Rojas, quien afirma que «algunas madres preguntan qué crema puede utilizar su hija porque la niña ahora ve muchos vídeos en las redes sociales al respecto y quiere ponerse cremas». «El riesgo de todo esto es la información que les llega sobre productos para utilizar de alguien que no son más que influencer, cuya formación académica y cuyo conocimiento es cero en la mayoría de los casos, a veces mediatizado por las esponsorizaciones que hay detrás», advierte.
«La cosmeticorexia puede originar diversas consecuencias negativas para la salud de la piel. Por un lado, el uso excesivo de productos cosméticos y activos antiedad, impulsado por una obsesión por prevenir el envejecimiento, normalmente causa irritación y sensibilidad cutánea.
Por otro, la aplicación exagerada y la combinación inapropiada de productos comprometen la barrera cutánea, llevando a la sequedad, descamación e incluso brotes de patologías como el acné y la dermatitis perioral», advierte Martín. «Además, este concepto a menudo conduce a la experimentación constante con diversos productos sin la orientación adecuada, lo cual incrementa el riesgo de reacciones adversas y brotes de patología dermatológica inducidas por cosméticos», añade.
También habla de «otras consecuencias no dermatológicas» y que tienen que ver con la salud mental, «al presentarse una obsesión excesiva con la apariencia y el cuidado estético. Esto podría llevar a problemas de autoestima, ansiedad, depresión y trastornos alimentarios». «Desde el punto de vista psicológico, este fenómeno lleva a la formación de una autoimagen distorsionada y a la búsqueda constante de validación ocultando aspectos naturales de la apariencia física», apunta Buenavida.