La UE refuerza el derecho a reparar electrodomésticos para no tirarlos
Un acuerdo político pretende obligar al fabricante a arreglar los productos La directiva contempla garantía adicional para los aparatos reparados
Cuando una lavadora, un frigorífico, un teléfono o cualquier electrodoméstico se estropean lo más sencillo suele ser tirarlos directamente a la basura y reemplazarlos. Los negociadores del Parlamento Europeo y del Consejo cerraron la madrugada de ayer un «acuerdo político» sobre una nueva directiva destinada a promover el derecho a reparar, una vez que la garantía ha caducado, e incentivar a consumidores y gobiernos a apostar por esta solución, por medio de bonos y otros incentivos económicos.
«Europa opta claramente por la reparación en lugar de tirar. Al facilitar la reparación de productos defectuosos, no sólo damos una nueva vida a nuestros productos, sino que también creamos puestos de trabajo de buena calidad, reducimos nuestros residuos, limitamos nuestra dependencia de materias primas extranjeras y protegemos nuestro medio ambiente», destacó la secretaria de estado de presupuesto de Bélgica, Alexia Bertrand.
«En el futuro, será más fácil y barato hacer reparar los productos en lugar de comprar otros nuevos y caros. Es un éxito para el Parlamento Europeo», celebró el eurodiputado alemán René Repasi, un convencido de que lograr un planeta más sostenible pasa por cambiar «de paradigma».
El acuerdo, que todavía tiene que ser adoptado formalmente por el pleno del Parlamento Europeo y por el Consejo (donde se sientan los gobiernos) para convertirse
en ley, recoge la obligación para el fabricante de reparar productos como lavadoras, aspiradoras e incluso teléfonos inteligentes, con la posibilidad de añadir más productos a la lista en el futuro a través de la directiva sobre ecodiseño.
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GARANTÍA ADICIONAL La norma prevé un formulario estandarizado de información sobre condiciones, plazos, precios y posibles productos de sustitución, aunque para reducir los costes administrativos, particularmente de las pequeñas empresas, será optativo. Eso sí, si las empresas de reparación optan por ponerlo a disposición del público las condiciones serán vinculantes por un plazo al menos de 30 días aunque éste será prorrogable.
Los consumidores seguirán teniendo
derecho a elegir entre la reparación y reemplazo del producto defectuoso dentro del plazo de la garantía. Durante este tiempo tendrán además derecho a un aparato de sustitución, una petición de la Eurocámara que se mantuvo tras la negociación con el Consejo.
En cualquier caso, si un consumidor opta por reparar el producto la directiva contempla la extensión de la garantía durante un plazo adicional de 12 meses aunque los estados miembros podrían ampliar el plazo si lo desean.
Por ejemplo, en Alemania a los productos reparados se les extiende la garantía otros dos años. La norma también refuerza el mercado de la reparación al garantizar un mejor acceso a las piezas de recambio a precios razonables y los fabricantes no podrán utilizar cláusulas contractuales y manipular técnicamente el software y hardware para dificultar la reparación del dispositivo.
Asimismo, contempla la creación de una plataforma europea en internet, con secciones nacionales en la que poder encontrar servicios de reparación locales y vendedores de productores reacondicionados. Una especie de «cafeterías» de reparación.
Por último, cada Estado miembro tendrá que introducir al menos una medida que promueva la reparación ya sean bonos o un fondo para incentivar a los consumidores, así como campañas de información o espacio de reparación comunitarios.
Una vez aprobada la norma los Estados miembros de la Unión Europea tendrán dos años para trasponer la directiva a sus respectivas legislaciones.