Defensa y seguridad
El pasado sábado se cumplían ya dos años desde el inicio de la guerra total que la nación rusa declaró al país ucraniano, eso sí, bajo la expresión eufemística de «operación militar especial», y, por el momento, no se atisba en el horizonte cercano indicio alguno de que pueda acabarse de manera definitiva, lamentablemente.
Pues bien, el compromiso adquirido por nuestro presidente de Gobierno de alcanzar el 2% del Producto Interior Bruto ((PIB) en gasto militar en 2029, acordado en la Cumbre de Madrid de junio del 2022 como país miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), se ha traducido en un extraordinario aumento de nuestro armamentismo, es decir, de nuestro material bélico, hasta alcanzar cifras nunca vistas en los 45 años de democracia en España.
Así, esta nueva e inesperada situación provocada por la maldita guerra que nos ha sobrevenido en estos dos últimos años, además de incrementar la sensación de inseguridad de la ciudadanía universal, ha hecho también despertarnos bruscamente la conciencia de que en estos tiempos que corren se hacen absolutamente necesarios aumentar los niveles de defensa y seguridad de nuestras naciones, como garantes que son de nuestros derechos y libertades, entre otras cosas.
Y es que, mientras pueda haber en el planeta una nación como la rusa, empeñada en seguir al pie de la letra la errática idea de reconquistar paulatinamente sus antiguas colonias, el gran fracaso que supone la guerra hará su aparición de manera inevitable convirtiendo el mundo en una auténtica y verdadera jungla.