Casademont entrega la corona
El conjunto aragonés dirigido por Carlos Cantero paga la fatiga acumulada y cae de forma inapelable frente a un Valencia Basket muy superior en su segunda final consecutiva de la Copa de la Reina
El Casademont Zaragoza se quedó sin el broche de oro a otra gran actuación en la Copa de la Reina y cedió en la final frente al Valencia Basket (77-53) en un encuentro marcado por la falta de descanso de las zaragozanas y el gran potencial de su rival.
Las de Carlos Cantero trataron de agarrarse al partido en todo momento, pero el elevado ritmo de juego impuesto por un Valencia Basket sobrado de figuras y rotaciones dejó el título prácticamente decantado desde el tercer cuarto gracias a contar con baluartes como Leticia Romero (19 puntos) y Alina Iagupova (17 puntos), además del talento, la superioridad física y el derroche de trabajo de las Queralt, Ouviña, Torrens, Gulich, Hempe, etc.
Con esas bazas sobre el parqué, el técnico de Valencia Basket, Rubén Burgos, conminó a las suyas a imprimir un ritmo asfixiante de ataques rápidos y posesiones cortas y una defensa asfixiante que no reparase en braceos y cuerpeos aun cuando ello conllevase cargarse pronto de faltas. Enfrente comparecía un equipo tieso cuya respuesta sólo podía venir de la resistencia, con la esperanza de hacer un partido largo en el que se consumieran las defensas valencianas
de mecha corta. Pero hasta ese improbable horizonte lo cierto es que Casademont no encontraba opciones sencillas de tiro ni lograba conectar demasiados pases interiores cerca del aro en busca de Diallo que, sin apenas descanso, lució un aparatoso vendaje en su rodilla maltrecha.
Cantero paró pronto el juego ya con 10-2 para reclamar mayor contundencia: «O tira o penetra, pero las dos cosas no», exigió ante el despliegue de Queralt, que por entonces ya llevaba un triple y una entrada a canasta. Diallo no se encontraba y Geldof ocupó su lugar esperando minutos mejores.
Un momento al que las rojillas, sin fortuna en el tiro exterior, aspiraban a llegar vivas casi únicamente con el atrevimiento de las penetraciones a canasta de Tanaya, Mariona y Pointer. Acciones que, si bien pocas acabaron en canasta, al menos sirvieron para forzar faltas de unas valencianas enfrascadas en defender con el máximo rigor. Gulbe al menos puso la
pica del primer triple casi al final de un primer cuarto desigual (2112) que Casademont arrastró ya durante todo el choque.
Ese triple de Vega que no entró
El punto de no retorno estuvo precisamente en el segundo cuarto, en el que las de Cantero, más duras en defensa y acertadas en ataques de Diallo (6 puntos en ese tramo) pero también de Leo, Gulbe y Pointer (otro triple) se quedaron a un ¡ay! de haberse colocado cinco abajo si un intento de triple de Vega Gimeno lanzado con furia hubiese entrado. No fue así y Valencia Basket, rotaciones de hasta cuatro jugadoras de golpe mediante, castigó sin piedad el aro aragonés hasta lograr la máxima ventaja hasta entonces
(47-30). Un aro en el que Leticia Romero se recreó con 16 puntos. La canaria explotó especialmente el movimiento por detrás del bloqueo para encontrar posiciones cómodas de tiro.
En el descanso ya cantaban la diferencia abismal en el tiro exterior (6 aciertos de 12 intentos valencianos frente al 2 de 10 zaragozano), la propia profusión en el tiro de las de naranja (39 lanzamientos frente a los 27 de las rojillas), las ocho pérdidas de Casademont que Valencia Basket dejaba en la mitad y el nulo protagonismo anotador de figuras como Leo Fiebich, secada por la asfixiante defensa de Queralt Casas.
El regreso a la pista dejó dos pérdidas de Diallo por la brava defensa de braceos de Valencia Basket, que poco le importó tener muy pronto a Hempe y Gulich con cuatro faltas personales cada una porque allí seguía la intratable Iagupova (34 minutos en pista) para hacer estéril el esfuerzo defensor de las zaragozanas. Ágil y muy rápida
pese a su corpulencia, la ucraniana exhibió unos increíbles brazos que parecían dotados de ventosas: todo lo desbarataban y todo lo atrapaban.
Con 58-35 Casademont ya estaba sonado como quedó Mariona Ortiz tras sufrir en su rostro un codazo de Gulich cuando esta buscaba a quien entregar el balón desde la línea de fondo. Aún se recuperó la infatigable jugadora catalana para regresar a la pista y sufrir junto al resto de sus compañeras un último cuarto sin historia y sí muchos tiros en el que la brillante Leticia Romero se torció un tobillo, Fiebich anotó los triples que no pudo ni intentar anteriormente y Leyre Urdiain entró para seguir escribiendo su nombre en citas importantes. El Valencia Basket plasmó sobre la pista su gran fondo de armario frente a un Casademont Zaragoza limitado por la fatiga pero muy orgulloso por el esfuerzo y por haber vuelto a situarse entre las mejores escuadras del baloncesto nacional.
El Casademont se vio incapaz de superar la intensa defensa valenciana y no atinó con el tiro exterior