Las personas con discapacidad no sienten «barreras» adicionales
Los pacientes reclaman más formación de los profesionales y rehabilitación adaptada, según una encuesta realizada al 12% de la población con la patología
Las personas con discapacidad no tienen «barreras especiales» durante un proceso de cáncer de mama, ni en el «diagnóstico, ni en el tratamiento ni en el seguimiento». Esta es, según Patxi García Yzuel, gerente de la Asociación Española Contra el Cáncer en Aragón, la principal conclusión de una encuesta realizada para abordar las necesidades de las personas con discapacidad.
El cuestionario se centró en el cáncer de mama porque se propuso desde la unidad de mama del Miguel Servet y se preguntó a todos los integrantes de Cermi. Participaron 52 personas, un número representativo porque «estadísticamente hablando, las personas que tienen discapacidad y cáncer de mama suponen el 12%», explica García Yzuel. No se aborda la discapacidad que se genera por el cáncer sino «la persona que tiene discapacidad y cáncer», aunque sí crecen las dificultades según la discapacidad.
En la encuesta participaron usuarios con discapacidad auditiva, física, intelectual, mental, orgánica, visual y también acompañantes y profesionales en tres vertientes: diagnóstico, tratamiento y seguimiento.
Los resultados se presentaron ayer en Ibercaja en la III Jornada Aragonesa de Humanización en cáncer de mama, donde estuvieron representados los profesionales y pacientes con discapacidad.
En el caso del diagnóstico, 31 personas no tuvieron ningún problema, mientras que 6 contestaron sí a las dificultades con la recepción de citas, 9 con los accesos a los servicios, 11 con la realización de mamografías. García Yzuel detalla que algunas personas con discapacidad intelectual señalan que «pasan a segundo plano y la comunicación es con el acompañante».
Información
Sí que hay barreras en el caso de los autobuses donde se realizan las mamografías, ya que no están adaptados y, una vez que las mujeres han sido citadas, «tienen que pedirla en otro sitio porque no pueden entrar», explica. Esto supone que tienen que ir al hospital de referencia.
En cuanto al tratamiento, 36 personas creen que no existe barreras, pero sí reclaman información «clara y concisa». Una de las quejas concreta proviene de una persona a la que le entregan unos ejercicios de rehabilitación para evitar el linfedema, pero se trata de una persona con «dificultad de la movilidad, por lo que no los podía hacer» porque no está adaptada.
García Yzuel señala que una mayor formación para los profesionales es una de las principales reclamaciones, algo que desde la AECC también reconocen. La discapacidad es muy diversa (visual, auditiva, intelectual o motora) y «en la mayoría de ocasiones no tienen formación», sobre todo para comunicarse de forma adecuada con estas personas», apuntó el gerente.