El Periódico Aragón

Muere O. J. Simpson, el héroe caído absuelto de doble asesinato

Un cáncer acabó con la vida de la estrella de fútbol americano que se libró en un juicio de los cargos por el asesinato de su exesposa y un amigo de esta.

- IDOYA NOAIN

La saga de Orenthal James Simpson, figura única en el panteón de popularida­d e infamia del siglo XX en EEUU, llegó a su fin. Un cáncer acabó a los 76 años con la vida de Simpson, simplement­e O. J, la estrella de fútbol americano reciclada luego en estrella de Hollywood que en 1995 se libró en un sonado juicio de los cargos por el asesinato el año anterior a puñaladas de su exesposa, Nicole Brown Simpson, y un amigo de esta, Ronald Goldman.

Aquel proceso consumió la atención del país. También puso a la nación frente al espejo de su abierta y sangrante brecha racial. Motivó conversaci­ones y debates sobre la raza, la justicia, la violencia doméstica y, también, sobre la fama y el dinero. E inauguró el descenso a los infiernos de Simpson, un auténtico héroe caído, que dos años después sí fue considerad­o responsabl­e de los asesinatos en un juicio civil en el que tuvo que pagar más de 33 millones de dólares a las familias de Simpson y Goldman y que en 2008 entró en la cárcel por un caso de asalto, secuestro y robo a mano armada, de donde salió en libertad condiciona­l en 2017, tras cumplir nueve de los 33 años de su condena

Simpson murió el miércoles, según confirmó su familia ayer en redes sociales. Aunque no se informa de dónde murió, hace años que se había instalado en Las Vegas, donde cometió ese robo con violencia de artículos autografia­dos que aseguraba que eran de su propiedad.

Cualquiera que viviera el momento o haya visto series de ficción o documental­es centrados en lo que la revista Time llamó «el Godzilla de las historias de tabloides» y en el proceso que fue bautizado como «el juicio del siglo» sabe lo que aquel caso representó para EEUU, un país donde la brutal paliza policial a Rodney King en 1991, y la absolución de los agentes, había incendiado las tensiones raciales.

Cualquiera sabe de aquella persecució­n policial por las autopistas de Los Ángeles mientras Simpson trataba de escapar en su Ford Bronco blanco, que se retransmit­ió en vivo por las television­es, es el precursor de los momentos virales de hoy.

Cualquiera sabe del juicio retransmit­ido

en vivo y seguido con anhelo, y del equipo de lujo de abogados que consiguió el multimillo­nario O. J., que dejó atrás una infancia marcada por pobreza y dificultad­es y había hecho fortuna no solo en sus años en la NFL o con sus 30 películas en Hollywood, sino también como figura destacada en anuncios y como comentaris­ta deportivo.

Ese equipo legal, del que formó parte Robert Kardashian, estuvo liderado por el letrado negro Johnnie Cochran, que plantó entre el jurado las dudas sobre si el posible racismo policial llevó a que se plantara entre las pruebas contra Simpson un guante, que teatralmen­te

durante el juicio el acusado trató de mostrar que era demasiado pequeño para su mano. Y fue Cochran quien dejó una frase mítica: «Si no encaja deben absolver».

Absolución es lo que hubo, después de que un jurado de mayoría negra deliberara menos de tres horas tras un juicio de ocho meses en el que se habían presentado otras pruebas físicas contra Simpson, que además tenía un probado historial de violencia doméstica contra la que fue su esposa, que frecuentem­ente llevó a la policía a su hogar, y ataques rabiosos de celos que siguieron tras su divorcio en 1992.

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Europa Press O. J. Simpson, durante el juicio en 1995.

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