«Está siendo la gira más bonita que he hecho en mi vida»
Diego Cantero está detrás de Funambulista, que acaba de iniciar su gira acústica ‘Animal’ con la que ha pasado ya por Londres y Dublín y que hoy recala en la capital aragonesa para ofrecer un ‘show’ íntimo.
A Diego Cantero (Funambulista) le gusta la vida, y hacer canciones. Ahora arranca su Animal Gira Acústica, que ha pasado por ciudades como Londres y Dublín, y que esta noche (21.30 horas) llega al Teatro de las Esquinas de Zaragoza. En ella, el cantante comparte de cerca y en un entorno íntimo los secretos de sus canciones cantadas y contadas como nunca antes, haciendo partícipe al público de las motivaciones que le llevaron a escribir cada verso. Con una cuidada escenografía y una banda de sensibilidad desbordante, también se podrán escuchar por primera vez en directo temas que ya están sonando del próximo disco, que Funambulista están ultimando con la asistencia de Tato Latorre.
–Te hemos sorprendido en el estudio de grabación.
–Sí, preparando cositas nuevas en este momento. Uno siempre está enseñando lo que hizo y haciendo lo que verán. O sea, que en eso estamos: construyendo el futuro. Estoy aquí en el estudio con Tato en este momento.
–¿Y cómo pasa la vida para ti últimamente?
–Entre biberones, furgoneta, estudio, concierto, kilómetros y mucha carretera, porque estamos en esta gira de acústico que nos está haciendo recorrer toda España y parte del extranjero, nunca mejor dicho; por primera vez puedo decirlo.
–Te has dado una vuelta por Dublín y Londres.
–Ahí estuvimos. Fue una pasada, un ejercicio de vamos a enfrentarnos de nuevo a un público que pensábamos que no nos conocía, a ver qué ocurre por ahí, a tomar el aire fresco, y nos encontramos a un montón de españoles, entre ellos muchísimos murcianos que viven en Dublín y Londres, que agradecieron no te imaginas de qué manera el hecho de que un músico español les fuera a cantar allí. Fue al final una fiesta española. Muy bonito, muy buena experiencia, para repetir. Ya pienso incluir no solo
Londres y Dublín, sino varios países de Europa en mis próximas giras.
–Esto suena casi a como cuando Marisol y otros artistas iban en los años sesenta, en pleno franquismo, a hacer galas para los inmigrantes españoles que estaban trabajando en el extranjero y que los recibían con una emoción increíble. –Yo, por mi mujer, que vivió muchos años en Alemania e iba a visitarla continuamente, siempre tuve esa empatía, porque conocí las comunidades españolas fuera de su país, de su ciudad, y siempre me quedó ahí en la retina las ganas de decir: «Esta gente seguro que la música les acerca un poquito», y sí,
acaba ocurriendo eso, y también te digo egoístamente: salir de España, tomar aire fresco, ir a otros bares, respirar otros aires, también inspira mucho a la hora de componer.
«Lo que hago es invitar a la gente a que desde el minuto 1 pida las canciones que quiere»
–¿Cómo va de avanzado el nuevo disco?
–Llevamos tres cuartos aproximadamente. Estoy con la duda de cuántas canciones meter, si muchas o pocas…
–¿Cuántas has preparado? –Ahora mismo tengo como 16 más las que no he grabado… Ya no sé si es un disco largo, o dos, o qué pasa. Muchas veces siento esa tristeza de saber que las canciones 7, 8, 9, 10 y 11 de un disco están castigadas ya antes de hacerlo, porque es muy exigente para el oyente de hoy en día que llegue a ese momento del disco sin que le hayan llamado al teléfono, le haya salido una notificación de no sé qué red social… Y me planteo si cuidar un poco más las canciones y buscarles el hueco para que realmente tengan protagonismo.
–¿Qué nuevos sabores le estás sacando a esta gira acústica? ¿Por qué te la has planteado en este formato? –Está siendo -lo voy a decir con honestidad absoluta- la gira más bonita que he hecho en mi vida. No sé qué está pasando. He vuelto al cantautor que siempre he sido, con un repertorio que ya es amplio, con unos músicos con los cuales llevamos conectados ya demasiados años y venimos de dos años de tocar con banda, con metrónomo, con secuencias, con un show mucho más energético, y de repente coger las canciones, vaciarlas, dejarlas ad libitum, dejar que la improvisación forme una parte muy importante del show, verme dirigiendo de nuevo mi show, en el sentido de me apetece repetir el estribillo, me apetece bajar la dinámica al suelo, subir al cielo… Es libertad, y sobre todo es un riesgo en cada concierto, porque lo que hago es invitar a la gente a que desde el minuto 1 pidan las canciones que quieren que toquemos: es decir, mi teoría es: no me gusta ir a un concierto de un artista y que no toque la canción que iba a escuchar. Mi pretensión es que eso no le pase a la gente que venga a vernos.