Los mir dejan vacantes 22 plazas de Medicina de Familia en el medio rural
Los puestos se concentran en los sectores de Alcañiz, Calatayud, Barbastro y Teruel y tampoco se han adjudicado dos de Medicina preventiva en Zaragoza Sanidad ha convocado una sesión extraordinaria
La combinación entre Atención Primaria y centros de difícil cobertura sigue sin atraer a los jóvenes sanitarios. Así quedó demostrado ayer tras el cierre de adjudicaciones de plazas donde los mir se formarán los próximos años. En Aragón están vacantes 24 puestos (473 en toda España), 22 de ellos en la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria (459 en España), más que el año pasado que fueron 15; y dos en Medicina Preventiva y Salud Pública (ambas en el hospital Clínico-Lozano Blesa).
Llama la atención que de las seis que se convocaban en el sector de Calatayud y las mismas en Barbastro, ninguna ha sido adjudicada. En el de Alcañiz han quedado 7 vacantes (se ofrecían 8) y en Teruel, 3 de las cinco iniciales.
Los sindicatos médicos se mostraron ayer preocupados por la falta de cobertura que, según Fasamet, es «un auténtico desastre para la Atención Primaria» y supone un suspenso tanto para el Ministerio de Sanidad como para los Gobiernos autonómicos. Recordaron además que está previsto que se jubilen en Aragón unos 300 médicos de familia, un tercio de la plantilla, por lo que la «ausencia de médicos residentes pone en la cuerda floja nuestro sistema sanitario» y les obliga a «crear políticas que incentiven la Atención Primaria». En este mismo sentido se manifestó Merche Ortín, de Cesm Aragón, que reconoció que «está claro que no son atractivas las unidades docentes alejadas de Zaragoza»; pero espera para hacer una valoración final a que se incorporen los residentes a sus puestos (6 y 7 de mayo) porque el año pasado «hubo alguno que no se incorporó».
Por su parte, Paola Martínez, presidenta de la Sociedad Aragonesa de Médicos Generales y de Familia (Semg), calificó como «una pena que haya tantos jóvenes que pierdan la oportunidad de ejercer una profesión tan bonita» porque Medicina de Familia es la disciplina para «atender a un paciente en toda su complejidad y no solo una patología; y además, hacerlo durante mucho tiempo». En cuanto a esa falta de atractivo, las
Esther Lapuente comenzará a partir de mayo como médico interino residente en el hospital Miguel Servet de Zaragoza, como médico de familia. La joven de 25 años explica que el motivo principal de su elección ha sido quedarse cerca de sus amigos y de su familia. «Me quedo para estar cerca de ellos», asegura.
«La calidad del hospital y todo lo que puedo aprender en él» han sido otros de los motivos que le han hecho que Esther se decante por la opción en la capital aragonesa.
Cuenta que durante su último curso de medicina en la Universidad de Zaragoza hizo sus prácticas en el Servet y desde entonces causas son múltiples, aunque señaló que la primera es que «se conoce poco» y para ello debería aumentar su presencia en la universidad porque «no se elige algo que no se conoce».
Izarbe Galindo, presidenta de la Sociedad Aragonesa de Medicina de Familia y Comunitaria (Samfyc), quiso hacer hincapié en que la especialidad «no se elige más tarde ni menos» pero hay 18 veces más plazas mir que en el resto de especialidades. «Otras se agotan porque son muy poquitas». Sí que reconoció que en Aragón se comenzó a elegir tarde (en la plaza 3.000) y eso «nos debe hacer pensar en las políticas que se llevan a cabo en Aragón». Medicina de Familia es una especialidad «importante y muy difícil porque aúna a todas las especialidades». Para Galindo, «no somos la puerta del sistema sanitario sino el eje porque solo mandamos al segundo nivel al que lo precisa».
En este sentido, explicó que desde la consejería de Sanidad los puestos que se ofertan cuando se acaba, los de Atención Continuada, «no son los más atractivos»; a eso se añade que los concursos baraja este hospital como «una de las primeras opciones donde quedarme».
Tras examinarse por primera vez el pasado 20 de enero, la joven empezó a pensar sus posibilidades. «Me gusta saber de todo dentro de lo que es la medicina», afirma. Por eso, a la hora de elegir se lo pensó «mucho».
Entre todas las posibilidades que Esther contemplaba destacaba «la Medicina Interna, Familiar o Pediatría». Las dudas se resolvieron «en cuanto comenzaron a salir las plazas», explica.
La primera opción que descartó fue la de Pediatría. «Me tenía que ir a Valencia y, como quería quedarme cerca de los míos, no la escogí», de traslados están parados; que «unos cobran más que otros por una guardia». Todo ello genera malestar entre los residentes, al igual que se estén contratando médicos generalistas «sin la especialidad, porque no tienen nivel y hace pensar que cualquiera puede asumir el trabajo y no es verdad» o que se vayan a ofrecer complementos a los nuevos que vayan a los puestos de difícil cobertura «y no a los que están porque eso genera diferencias entre iguales».
El Ministerio de Sanidad convocó ayer mismo una sesión extraordinaria de adjudicación desde el lunes, a las 10.00, hasta el miércoles a la misma hora para los aspirantes que no hayan sido adjudicatarias de plaza por cualquier causa y las personas aspirantes del cupo de extracomunitarios, ampliándose éste en 351 plazas más, de 526 a 877 plazas.
Esther Lapuente. Mir como médico de Familia en el Servet «Quería estar cerca de mi familia y de mis amigos»
menciona la joven. Después, entre Medicina Familiar e Interna, la decisión le costó un poco más. «Me decanté por Familia porque creo que es la más completa y la que más trabajo tiene», señala la joven zaragozana.
Explica que desde que empezó a estudiar Medicina ha tenido claro que lo que le gusta es «saber sobre el paciente y estar en contacto con él. Conocer todas sus partes, tanto la preventiva como la social». Por lo que la decisión «fue fácil», asegura.