El Periódico Aragón

El triángulo del Portillo despega

La reconversi­ón del entorno de la antigua estación de Zaragoza va a suponer una transforma­ción fulgurante que conseguirá en solo cuatro años lo que no se ha logrado en las últimas dos décadas.

- D. LÓPEZ Zaragoza

El Portillo está de dulce. Será una cuestión de mera casualidad o no pero parece que todas las administra­ciones con intereses en los suelos de la antigua estación y su entorno más próximo parecen haberse puesto de acuerdo para impulsar proyectos que llevaban aparcados dos décadas o más en sus propios cajones. Los están impulsando al unísono y con un horizonte claro, 2027 (año electoral), para ver transforma­da toda la zona. En solo cuatro años, esa pastilla de suelo urbano en pleno centro de Zaragoza, que lleva desde la Expo de 2008 siendo un páramo y la mayor brecha urbana que tiene la ciudad en su callejero, se va a transforma­r en un enclave privilegia­do entre Delicias y el Distrito Centro.

Donde ahora se ve tierra y vallas junto a la antigua estación y a las puertas del moderno CaixaFórum, a finales de 2026 habrá un macroparqu­e que hará permeable el tránsito entre los dos barrios, y entre una avenida Anselmo Clavé y una calle Escoriaza y Fabro que ganarán en número de viales, en anchas aceras y en capacidad para aparcar.

De la misma manera, allá donde ahora se ve un viejo cuartel con casi cien años de historia como el de Mayandía (lo diseñó el arquitecto Romualdo Madariaga y se construyó entre 1927 y 1943 sobre los terrenos de las Cuadras del Campo del Sepulcro), y que lleva años sufriendo desprendim­ientos y parches para arreglarlo­s, en pocos años se transforma­rá en la flamante nueva Jefatura Superior de Policía en Aragón.

Todo regado por una inversión millonaria por parte del Gobierno central, en el caso del viejo cuartel, o de la sociedad Zaragoza Alta Velocidad (ZAV), en la que, además del Ejecutivo, también están el Gobierno de Aragón y el Ayuntamien­to de Zaragoza, en lo que respecta a esa urbanizaci­ón del Portillo. Será una zona privilegia­da y también revaloriza­da.

Porque hay planes de futuro que van más allá de estos dos proyectos. Por ejemplo la construcci­ón de más de 200 viviendas en una parcela de ZAV que se convertirá en la manzana de oro de la ciudad. Su valor, reducido a la mínima expresión con el estallido de la burbuja inmobiliar­ia, ahora no deja de crecer de la mano de las inversione­s públicas y privadas. Hace solo dos años ese terreno, que se pondrá en el mercado en los próximos meses, ya costaba más de 20 millones.

Pero quizá todavía lo mejor está por llegar. En estos próximos cuatro años, mientras se ejecutan las obras del Portillo y Mayandía, deberá despejarse la incógnita de si Zaragoza tendrá o no un Wizink en esos mismos suelos. ¿Será capaz la alcaldesa Natalia Chueca de cumplir la promesa con la que fue a las elecciones de mayo de 2023?

Desde luego por suelo no será. Con el traslado de la antigua estación del Portillo (y su posterior demolición) a la intermodal de Delicias, que también está previsto y prometido por Adif, se liberarán miles de metros cuadrados de uso terciario en este entorno de la capital aragonesa. Aunque sería más sencillo para el consistori­o usar las parcelas que ya hay disponible­s y que son de su propiedad. Son tres y están ubicadas justo enfrente de la antigua factoría de Averly, donde una constructo­ra ya está levantando 191 pisos, y que en el futuro acondicion­ará la zona catalogada de la antigua fundición y el edificio de la familia Hauke, entre el paseo María Agustín y la calle Escrivá de Balaguer.

Pero quedan incógnitas por despejar. Por ejemplo qué va a pasar con el edificio que utiliza Correos en régimen de alquiler en los suelos del Portillo. O si alguien se va a dignar a invertir para acabar el túnel de la A-68 que conecta Escrivá de Balaguer con la intermodal de Delicias. Eso sería una guinda perfecta.

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