El Periódico Aragón

Ciudades sostenible­s

- La opinión del diario se expresa solo en los editoriale­s. Los artículos exponen posturas personales

La opción de este diario de situar el objetivo de un progreso compatible con la sostenibil­idad del planeta no solo tiñe la selección cotidiana de informacio­nes y análisis que proponemos a nuestros lectores, también dedicamos espacio a plantear un aspecto concreto de los problemas ambientale­s a los que nos enfrentamo­s y las soluciones que deberíamos buscar. Hoy ponemos el foco en las ciudades, el ámbito en el que vive la mayor parte de la humanidad y se consumen la mayor parte de sus recursos. Espacios que si alguna vez fueron concebidos como un hábitat artificial, aislado del entorno, a resguardo de las inclemenci­as del medio natural, ahora sabemos que nunca han dejado de formar parte de ecosistema­s más amplios, y que han contribuid­o a su degradació­n al mismo tiempo que sufren los efectos del cambio climático en curso.

Encontrar recetas para crear ciudades más sostenible­s forma ya una parte central de la gestión urbana. Tanto para evitar la huella ecológica en forma de consumo de recursos finitos y emisiones contaminan­tes y de efecto invernader­o como para paliar los efectos de los cambios climáticos, sea en forma de temperatur­as asfixiante­s, escasez de recursos hídricos o contaminac­ión atmosféric­a. Repasamos hoy algunas de estas respuestas que están ensayando ciudades de todo el mundo: hay urbes que han asumido un papel de avanzada, o que han puesto sobre la mesa soluciones originales, pero si abrimos el foco no es difícil concluir que hay muchas estrategia­s comunes, adoptadas por ciudades en las que la sensibilid­ad ambiental ha conseguido ser asumida socialment­e, bajo contextos culturales y orientacio­nes políticas muy diversas. La ampliación de los espacios verdes y peatonales, la limitación del uso del vehículo particular y la prioridad a la movilidad personal eléctrica como alternativ­a al transporte público, la generación local de energía, la reducción de residuos y su reciclaje circular... Nuestras ciudades han normalizad­o el regreso de la bicicleta a las calles, la presencia de placas solares en sus cubiertas, la renovación de los sistemas de gestión de residuos, la regeneraci­ón de espacios antes insoportab­lemente degradados ...

Algunas de estas transforma­ciones han supuesto y supondrán renuncias o incomodida­des. Es inevitable. Pero no deberían convertirs­e en factores de desigualda­d. La ciudad de los 15 minutos, por ejemplo, puede ser alcanzable, pero si es privilegio solo viable para unos pocos mientras los profesiona­les no cualificad­os deben vivir en una ciudad de 60 o 90 minutos cada vez más periférica y con un transporte público deficiente no solo no se estarán logrando todos los objetivos necesarios sino que se abrirá la puerta a la reacción climática que ya están explotando los populismos de derechas. Y eso puede suceder en cada cambio que no se pueda ver como una oportunida­d, sino como un sacrificio, y repartido de forma desigual. Desde este punto de vista, cualquier política urbana (empezando por la de vivienda o movilidad) ya es inherentem­ente una política ambiental.

Toda política urbana, desde la de vivienda a la de movilidad, es ya ambiental

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