Ibercaja quiere sumar 58.000 clientes en tres años y ganar en rentabilidad
La entidad bancaria presenta sus objetivos para 2026 en su sede de Zaragoza, con un total de 13 nuevas iniciativas La institución descarta salir a bolsa a corto plazo tras completar su fondo de reserva en marzo
Ibercaja quiere ampliar su base de clientes en un 10% durante los tres próximos años, tal y como recogen las líneas maestras de su plan estratégico 2026, Ahora Ibercaja, presentado ayer en una acto celebrado en el corazón de la entidad, en Zaragoza, en el que estuvieron presentes tanto el presidente, Francisco Serrano, como el consejero delegado, Víctor Iglesias. Un porcentaje que, llevado a las cifras reales, se traduciría en un incremento de 58.000 clientes, divididos entre particulares, donde esperan hasta 50.000 altas; microempresas y pequeños comercios, donde buscan 6.000; y pymes y grandes empresas, que supondrían 2.000 captaciones. Un objetivo que, de cumplirse, iría relacionado inmediatamente con el siguiente, que versa sobre la posibilidad de realizar entre 150 y 200 contrataciones anuales.
Así, el plan estratégico para el próximo trienio sigue una línea de actuación con hasta 13 iniciativas, destinadas, en primer lugar, al Programa Cliente, y la segunda, al Programa Resiliencia. «Ibercaja está en el mejor momento de su historia», se atrevía a aseverar Serrano, que subrayó que deben huir de la «autocomplacencia». De la misma forma, desde la entidad apuntan a Madrid y al Arco Mediterráneo como las áreas de expansión por las que seguirán apostando, en un futuro que el consejero delegado, Víctor Iglesias, definió como «retador e ilusionante».
En ese sentido, el banco cerró el ejercicio pasado con un beneficio neto de 304 millones de euros y con un dividendo acumulado de 400 millones para repartir entre sus accionistas. Ahora, Ibercaja define dos objetivos para cumplir en el próximo trienio: por un lado, lograr que la rentabilidad cubra el coste de capital y, a su vez, reforzar los fondos propios; por otro, mantener su «esencia», centrada «en ubicar al cliente en el centro, continuar con la resiliencia y mantener nuestra profunda vocación social». Para este 2024 el presupuesto específico será de 45 millones de euros, y se alcanzarán
los 110 millones de inversión t otal.
La resiliencia es una de las protagonistas del plan, con un programa propio que alberga hasta siete iniciativas, centradas en las capacidades tecnológicas, donde la alianza con Microsoft es clave; transformar y optimizar los procesos; arraigar la cultura del dato; aplicar la Inteligencia Artificial; incorporar nuevo talento y liderazgo; gestionar de forma ortodoxa los riesgos; y, por último, fortalecer la reputación corporativa de Ibercaja, continuando con su apuesta por la sostenibilidad.
Asimismo, el programa Cliente constará de seis iniciativas, centradas en la actualización de la banca personal y en la apuesta por la banca premium; convertirse en una opción financiera atractiva para los jóvenes; garantizar la confianza para con los autónomos, los comercios y las micropymes, así como con las pymes y las grandes empresas; una quinta iniciativa basada en el negocio de pagos y la financiación al
consumo, con un nuevo servicio, Pensumo, pensión por consumo, que saldrá en breve al mercado; y una última pata que se centra en el asesoramiento a clientes, particulares y empresas respecto a los seguros de riesgo.
La salida a bolsa, en pausa
Por otra parte, Serrano señaló que la posible salida a bolsa ya no es una «necesidad, sino una oportunidad», que, pese a ello, «no está contemplada en el plan estratégico», ya que el pasado marzo se completó el fondo de reserva. «No podemos descartarla, porque puede ser una oportunidad, pero a día de hoy no está prevista», apuntó.
Del mismo modo, el presidente de Ibercaja se refirió a dos cuestiones que, a su juicio, provocan que el crecimiento de la inversión en España no sea mayor del que es. Dichas coyunturas responden a la «incertidumbre geopolítica y geoestratégica», con ejemplos como los conflictos en Ucrania y Oriente Medio y otros más difusos como una «pequeña desglobalización», así como a la «inestabilidad política en España». Así, Serrano señaló que, pese a que está previsto un crecimiento del PIB del 2% este año y los siguientes, «España crece por debajo de su potencial» y que «no se va a producir una recesión, pero tampoco hay viento de cola».