‘Candy bar’ y regalos digitales, las nuevas modas en las comuniones
La decoración del evento gana protagonismo y alcanza un gasto mínimo de 400 euros en detrimento de la elección de menús «sencillos»
La celebración de la primera comunión, donde el niño o niña participa por primera vez en el Sacramento de la Eucaristía, ha pasado a convertirse en «una pequeña boda primaveral». La pequeña o mediana comida familiar en un restaurante elegante es sustituida ahora por grandes espacios donde se sobrepasa el centenar de comensales y disponen hasta de barras libres con gominolas (llamadas candy bar). Y la lista de regalos, donde antaño no faltaba un viaje a Disneyland, se llena ahora de objetos digitales de última moda o sobres de dinero donde se paga el cubierto del restaurante, a imagen y semejanza de las bodas. Así lo aseguran desde Pipaco, gestores de eventos en Aragón, quienes señalan que en los últimos años este acontecimiento ha dejado de ser «algo íntimo y familiar» para convertirse en «un evento con todo tipo de detalles ceremoniales».
La decoración ha ganado protagonismo y las peticiones van, según la empresa, desde las más sencillas donde los clientes piden «copas y vasos elaborados para la ocasión» hasta las más detalladas en las que se preparan tartas personalizadas, fotomatones, castillos hinchables, carritos de palomitas o el moderno candy bar. La barra libre de chucherías es, según esta empresa, «lo más demandado» en la mayoría de las comuniones y su precio oscila entre «los 200 euros mínimo, dependiendo del número de invitados», señalan.
Por otro lado, hay cosas que nunca pasan de moda, como es el caso de la animación para los más pequeños. Esta sigue siendo uno de los grandes clásicos en las comuniones. Un imprescindible de antes y ahora que «nunca se deja fuera de la organización», explican desde Pipaco.
Entre los pasteles y decoración, señalan que los colores de moda son «los neutros y los pastel» y su precio alcanza «como mínimo» los 100 euros, dependiendo de nuevo del número de comensales.
La opción del photocall sigue siendo también de las grandes demandas. Los hay sencillos, «con decoración de guirnaldas y globos», o más ornamentados con «un cartel personalizado del niño o niña que comulga», explican desde la empresa. Su precio varía entre los 200 y los 300 euros en función de los elementos demandados y el total de personas invitadas. Es decir, una comunión con candy bar y decoración con pasteles conlleva ya un gasto mínimo de 400 euros.
Una comida sencilla
Frente a todas las nuevas modas decorativas, a la hora de elegir un menú para la ocasión «las familias no buscan una composición compleja de los platos», aseguran desde el restaurante El Cachirulo, en Zaragoza. La comida brilla por su sencillez en la mayoría de las comuniones aragonesas y es ahí donde está la gran diferencia con las bodas. «Se demanda una comida sin aperitivo, con dos platos principales y postre», explican.
Un menú que si bien alcanza «como mínimo los 65 euros» por persona, dista mucho de lo que se prepara en los enlaces matrimoniales. La gran diferencia, señalan desde El Cachirulo, está en «el aperitivo inicial previo a las comidas», que en las bodas se realizan en jardines o espacios externos al comedor. En todo caso, si la lista de invitados a la comunión es de más de cien comensales, «ya se tendría que plantear otro tipo de espacio muy parecido al de las bodas», apuntan. Estos serían grandes restaurantes como Espacio Ebro, el Castillo Bonavía o Torreluna.
Estas ceremonias se han convertido en las «minibodas» primaverales