El Periódico Aragón

Toni sujeta el timón

Moya es el único jugador de campo que ha disputado todos los minutos de los siete partidos desde que Víctor Fernández está al mando. El mediocentr­o, el mejor en Butarque, se aproxima a su mejor versión para liderar la reacción de un Zaragoza en el que es

- J. OTO Zaragoza

Sin duda, Toni Moya es el jugador del Real Zaragoza al que más le ha beneficiad­o la llegada de Víctor Fernández, que no dudó en entregar al extremeño el timón de una nave a la deriva para que enderezara el rumbo cuanto antes. Y lo ha hecho pronto y bien. El mediocentr­o ha respondido a la confianza que el técnico depositó en él dando pasos de gigante hacia aquella versión del jugador al que el Zaragoza se entregó en verano para ejercer de jefe en la sala de máquinas y que apenas se había dejado ver en todo el curso.

Moya, fijo en el tramo inicial de un campeonato en el que el Zaragoza ganó las cinco primeras jornadas para colocarse líder, dejó de serlo conforme el equipo aragonés se adentraba en una crisis que acabó llevándose por delante ilusiones, esperanzas, dinámicas y dos entrenador­es. El extremeño, preso de una inconsiste­ncia anímica que convirtió su juego en impreciso y prescindib­le, se cayó con todo el equipo.

Pero la llegada de Víctor sacó a flote a otro Moya. De hecho, el centrocamp­ista es el único jugador de campo del Real Zaragoza que ha disputado todos los minutos en los siete encuentros dirigidos ya por el técnico aragonés. Ha habido otros futbolista­s fijos (Francés, Mesa o Marc Aguado a raíz de la lesión de Francho), pero solo Moya (además de Badía) ha estado siempre en el terreno de juego mientras Víctor daba instruccio­nes desde la banda.

Y es que la versión del extremeño es cada vez mejor. Repartió dos asistencia­s ante el Tenerife (3-1) y marcó un gol de bandera en Valencia frente al Levante (2-1) para anunciar el alumbramie­nto de un nuevo futbolista en un nuevo Zaragoza. Y su crecimient­o, lejos de detenerse, sigue avanzando.

En Butarque fue el mejor. El galardón, compartido con Marc Aguado en una primera parte notable de ambos, quedó claro cuando el canterano se vio obligado a quedarse en el vestuario en el descanso por culpa de lo que parece una pequeña lesión muscular que amenaza con dejarle fuera de combate unas semanas y con privar a Víctor de una de sus piezas básicas. Grau, relevo de Marc en el intermedio en Butarque, emerge como alternativ­a para componer una nueva medular.

Y ahí seguirá ejerciendo Moya de brújula. En Leganés, el extremeño comenzó el duelo algo errático en la entrega, pero no tardó en rehacerse para erigirse en el mejor aliado del balón. Con conduccion­es capaces de eliminar rivales, pases en ventaja para el adversario y determinan­te en la construcci­ón, Moya puso el criterio. Y el guante, porque el mediocentr­o también llevó peligro a balón parado, herramient­a en la que es el principal especialis­ta de un equipo al que, sin embargo, le sigue costando mucho más hacer daño desde las alturas del que recibe de los oponentes. En Butarque, Miguel de la Fuente volvió a dejarlo claro al adelantars­e a un frágil Lluís López para marcar de cabeza y poner a los madrileños por delante.

Pero el Zaragoza, ya sin el lesionado Marc pero con un Moya cada vez más omnipresen­te, resurgió. El extremeño, notable también en trabajo, ayudas defensivas y muy mejorado físicament­e, sostuvo a un equipo al que llevó de la mano hacia la esperanza. Incluso, estuvo a punto de ser el autor del tanto del empate, pero se topó con la inspiració­n de Diego Conde, que desbarató dos disparos envenenado­s de Moya que parecían destinados a la red. Uno, magistralm­ente ejecutado desde el costado y buscando el poste derecho del marco pepinero, y el otro mucho más cercano pero resuelto con la misma eficacia por el meta, mucho más acertado que Mesa, que mandó el rechace fuera con todo a su favor a puerta vacía.

Pero, más allá de la productivi­dad: un tanto y dos asistencia­s en 33 partidos (26 de ellos como titular), la trascenden­cia de Moya es incuestion­able en un Zaragoza renovado desde que Víctor tomó las riendas. Lo juega todo y cada vez mejor para advertir que, quizá, lo peor ha pasado ya. Con 26 años y una temporada más de contrato con el Real Zaragoza, el mediocentr­o es, segurament­e, el ejemplo más claro de la recuperaci­ón, con Víctor, de jugadores que vinieron para ser líderes y que fracasaron en el intento.

Solo él y Badía han estado en el campo los 630 minutos jugados desde que llegó el técnico

 ?? Carlos Gil-Roig ?? Toni Moya, con el balón durante el encuentro del sábado en Butarque.
Carlos Gil-Roig Toni Moya, con el balón durante el encuentro del sábado en Butarque.

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