Periodismo de guerra
El mundo está en guerra y tremendamente polarizado. Podemos mirar para otro lado o podemos retratarlo. Eso pensaba al ver la película Civil War, escrita y dirigida por Alex Garland. A mi juicio, la obra más redonda de toda la filmografía de este singular director británico, muy por encima de las notables Ex Machina y Aniquilación. Un drama bélico distópico en el que se narra una cruenta guerra civil en los Estados Unidos; una original premisa que, con la polarización política actual y tras el asalto al Capitolio, casi resulta como una advertencia terrible pero muy verosímil. Hacía tiempo que no sudaba tanto en el cine, me comía las uñas, literalmente, y me agitaba en el asiento de lado a lado, como esquivando las balas. La película supone una experiencia inmersiva demoledora a través del punto de vista de los periodistas. Tiene ecos de cintas bélicas como Apocalypse Now, de Francis Ford Coppola, y de La chaqueta metálica, de Stanley Kubrick, y recuerda evidentemente a otras películas con corresponsales de guerra como Salvador, de Oliver Stone, o Los gritos del silencio, de Roland Joffé. En esta ocasión, se trata de una trepidante road movie (de Nueva York a Washington DC) en la que un cuarteto de fotoperiodistas se va encontrando en su periplo con todos los horrores de una guerra civil: ejecuciones, fosas comunes, tiroteos, guerrillas, asaltos... Y los cuatro protagonistas (Kirsten Dunst, Wagner Moura, Cailee Spaeny y Stephen McKinley Henderson) están sensacionales, jugándose la vida por conseguir la mejor imagen. La película es magnífica en todos sus apartados: planificación, fotografía, diseño de sonido, y cuenta con momentos tensos, incómodos e impactantes, que se quedan grabados a fuego en el espectador. «¿Qué clase de estadounidenses sois?», pregunta Jesse Plemons en una de las escenas más aterradoras de la película.