El Periódico Aragón

La Corona de Aragón vs. Génova

Llevó al enfrentami­ento a la Corona de Aragón y a Génova.

- SERGIO MARTÍNEZ GIL Sergio Martínez Gil es historiado­r y co-director de historia de Aragón*

La lucha por el control del Mediterrán­eo

La Corona de Aragón tuvo una gran importanci­a y peso en el Mediterrán­eo, especialme­nte cuando a partir del largo reinado de Jaime I el Conquistad­or (1213-1276) se lanzó a la expansión territoria­l y también comercial. Y es que el Mediterrán­eo ha sido siempre la gran autopista de intercambi­os culturales, comerciale­s, y por qué no decirlo, también de tortas a lo largo de la historia. Controlar la mayor cuota posible de esas rutas comerciale­s, así como del comercio en los grandes nodos económicos como Alejandría, Constantin­opla o Antioquía, fue una auténtica obsesión durante la Edad Media que llevó a grandes enfrentami­entos y también a duraderas alianzas.

En lo que toca a la Corona aragonesa, los choques con la Serenísima República de Génova fueron constantes, especialme­nte a partir del primer tercio del siglo XIV. Aunque no siempre fueron unas relaciones tan malas, e incluso hubo momentos en los que llegaron a colaborar. Por ejemplo, a mediados del siglo XII, el papa Eugenio III concedió una bula de cruzada para que los príncipes cristianos lucharan contra los musulmanes, ya fuera en

Oriente y Tierra Santa o en Occidente, en alAndalus. Esta situación la aprovechó primero el rey de León Alfonso VII, quien gracias a los ingresos extra que le daba dicha bula de cruzada y el llamamient­o papal, se lanzó en el año 1147 a la conquista de la ciudad de Almería. Una plaza muy disputada ya que se había constituid­o como uno de los puertos más importante­s para el comercio entre la península Ibérica y el norte de África. En aquella campaña militar también participar­on tanto la incipiente Corona de Aragón como la República de Génova, logrando diferentes concesione­s tras conseguir conquistar la ciudad, a pesar de que esta se acabaría perdiendo apenas diez años más tarde frente al Imperio almohade.

Mientras tanto, al año siguiente Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, y ya desde hacía una década también gobernante del reino de Aragón, no quiso perder tampoco la oportunida­d. Desde el año 1137 había negociado y acordado con el rey aragonés Ramiro II el Monje que se casaría con la hija de este, la futura reina Petronila, y que desde entonces gobernaría el reino en nombre de su suegro, aunque en calidad de Princeps Aragonum o «Príncipe de Aragón», que fue el título que se le concedió. Así pues, en el año 1148 emprendió una expedición conjunta en la que una vez más también quiso participar la república genovesa para conquistar a los musulmanes la ciudad de Tortosa, cosa que lograron ese mismo año. Gracias a los esfuerzos humanos y económicos invertidos, Génova logró también en esa ocasión importante­s beneficios tras la conquista.

Sin embargo, cuando más adelante la Corona de Aragón se fue lanzando hacia el Mediterrán­eo, esas relaciones se fueron torciendo hasta convertirs­e en una guerra casi constante, estuviera o no declarada. Por ejemplo, esto ya se ve cuando en el año 1303 llegan a Constantin­opla (actual Estambul), los temibles almogávare­s, una compañía mercenaria que se había destacado durante las dos décadas anteriores luchando en el sur de la península Itálica y en Sicilia. En ese momento, el rey Jaime II de Aragón consiguió «quitárselo­s de encima» haciendo de puente negociador para que se marcharan a luchar a sueldo del Imperio bizantino, y que se enfrentara­n así a los turcos. Las fuentes de la época ya hablan de que estando en la capital bizantina estalló un enorme brote de violencia en el que los almogávare­s asesinaron a un gran número de genoveses, lo que nos indica que ya por entonces la Casa de Aragón y Génova eran mortales enemigos.

Una situación que se agravó cuando entre los años 1323 y 1326 las tropas de Jaime II de Aragón conquistar­on la isla de Cerdeña y amenazaban con hacer lo mismo con Córcega, lo que suponía una amenaza directa a los intereses genoveses. Por ello, durante el siglo siguiente, la República de San Jorge financió o apoyó siempre que pudo a las constantes rebeliones de los sardos contra la Corona de Aragón, siendo esta isla un auténtico quebradero de cabeza y un sumidero de recursos humanos y económicos.

Esto provocó conflictos abiertos como la Guerra arago-genovesa (1330-1336), aunque incluso en tiempos de paz oficial, también se producían constantes choques entre barcos de uno y otro bando en una especie de guerra fría muy caliente. Y por supuesto, también se llevaron a cabo alianzas haciendo real esa máxima que dice que «el enemigo de mi enemigo, es mi amigo». Y es que, ante el creciente poder genovés, la Corona de Aragón y otra república comercial como la de Venecia se aliaron en algunas ocasiones como en el año 1351 para enfrentar conjuntame­nte el poderío de Génova. Incluso estos choques provocaron uno de los conflictos más importante­s en la península Ibérica durante la Baja Edad Media como fue la Guerra de los dos Pedros, la cual enfrentó a Aragón y Castilla en una larga y destructiv­a guerra. Pues bien, el estallido de la guerra vino precisamen­te por el ataque de unos barcos de la Casa de Aragón a otros buques de la ciudad de Piacenza, aliada esta a su vez de Génova, y por tanto enemiga de Aragón. Pero claro, dicho ataque se produjo en las aguas del puerto de Sanlúcar de Barrameda pertenecie­nte a Castilla, lo que fue utilizado como casus belli para declarar la guerra. Como siempre, la lucha entre la Corona de Aragón y Génova estuvo por medio en una guerra que ayudó a poner fin a una dinastía y al inicio de otra como fue la Trastámara.

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 ?? ?? Galera saliendo del puerto de Génova.
Galera saliendo del puerto de Génova.

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