El Periódico Aragón

Paco Gómez Escribano, el cronista negro de Canillejas

El autor vuelve al mercado editorial con ‘Narcopiso’, donde ningún personaje es bueno, ni para la sociedad ni para sí mismo.

- ALEJANDRO M. GALLO Madrid

Entre las obras finalistas al Premio Dashiell Hammett de este año se encuentra Narcopiso, de Francisco Gómez Escribano (Madrid, 1966). Fue Yonqui (2014) la que le abrió las puertas del género negro, donde comenzó a ser el escenario de sus tramas. Luego vino Lumpen (2015), donde conocimos a Lucky, un detective privado de Canillejas, dedicado a casos de poca monta, hasta que le encargaron averiguar el paradero de un profesor desapareci­do con mucho dinero y varias obras de arte. Y en 5 Jotas (2020) convirtió en protagonis­ta a Charli, un tipo duro con un pasado violento, pero sin futuro, que ahogaba sus penas en alcohol y cigarrillo­s en los antros de Canillejas.

Narcopiso es una novela narrada por el Pirri, un perdedor que ha pasado de politoxicó­mano inconscien­te a alcohólico raso y que malgasta sus horas en el bar de Julito, un local que parece decorado por Charles Bukowski, con sus borrachos, fantasmas e historias inverosími­les flotando entre el humo de los cigarrillo­s, junto a pensamient­os anclados en las cuatro paredes. Por el interior del garito pululan un grupo de personajes extravagan­tes: Carmen, una pitonisa que adivina el futuro, el pasado y el presente de cualquier parroquian­o; el Perla y el Tijeras, antiguos compadres del Pirri; a los que se suma el Araña con sobrinos y hermanos; les falta Toño, que «palmó, con la chuta colgando, los ojos vueltos y la boca llena de espuma […] y la autopsia se la hicieron las ratas en el descampado», y cierra el grupo Cortecín, el biblioteca­rio del barrio que le lleva novelas al Pirri para ilustrarlo. Esto le permite al autor realizar un breve análisis de obras y escritores del género, desde James Ellroy y Dennis Lehane hasta Henning Mankell y Jean-Claude Izzo, pasando por David Peace y George V. Higgins, del que destaca su visión de Estados Unidos en Cogan’s Trade, trasladada al cine como Mátalos suavemente: «Yo vivo en América. América no es una comunidad. En América estás solo. América no es un país. Solo es un negocio. ¡Así que paga, hijo de puta!».

Con esos pintoresco­s personajes y en ese escenario, Gómez Escribano refleja el sórdido mundo de los años 80 del siglo pasado, donde ningún personaje es bueno, ni para la sociedad ni para sí mismo.

La acción comienza cuando los vecinos de un inmueble, hartos de la inoperanci­a policial, les hacen una oferta: les pagarán mucho dinero por desalojar un piso embargado por un banco y convertido en un narcopiso. A partir de ahí, Canillejas y sus alcantaril­las se nos presentan por los diálogos y peripecias de esos protagonis­tas que no deberían existir. La narración no solo es un retrato de las condicione­s de vida, sino también una crítica.

De esa forma, Gómez Escribano se ha convertido en el mejor cronista de Canillejas, con sus calles, jerga y personajes imposibles para mentes biempensan­tes. Al final, en la novela y en la vida, el mundo sigue adelante, la gente sueña o se autodestru­ye, de ahí que el Pirri concluya: «La vida era una puta mierda, por mucho que el Corte Inglés, Walt Disney o aquella Julia Andrews en Sonrisas y lágrimas se empeñasen en hacernos creer que la vida era una eterna Navidad».

 ?? Josema Molina ?? El escritor Paco Gómez Escribano, autor de la novela ‘Narcopiso’.
Josema Molina El escritor Paco Gómez Escribano, autor de la novela ‘Narcopiso’.
 ?? PACO GÓMEZ ESCRIBANO ‘NARCOPISO’ ?? Alrevés Editorial | 300 páginas
PACO GÓMEZ ESCRIBANO ‘NARCOPISO’ Alrevés Editorial | 300 páginas

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