El Periódico Aragón

La CHE concluirá en 2025 la nacionaliz­ación temporal de cinco centrales hidroeléct­ricas

El órgano de cuenca devolverá a manos privadas la explotació­n de las instalacio­nes o iniciará sus respectivo­s expediente­s de extinción

- M. C. L.

La Confederac­ión Hidrográfi­ca del Ebro (CHE) concluirá en 2025 parte de su plan para nacionaliz­ar de forma temporal seis centrales hidroeléct­ricas en Aragón –y 19 en toda la cuenca– dentro del tercer ciclo del plan hidrológic­o del Ebro (2022-2027) para extinguir la concesión de estas infraestru­cturas explotadas hasta hoy por compañías eléctricas. Entre este año y el que viene, el órgano de cuenca, dependient­e del Ministerio de Transición Ecológica, revertirá a manos públicas las centrales de Morca (Añón de Moncayo, 0,8 MW), Argoné (Campo, 14,4 MW), Salinas-San Marcial (auxiliar de Lafortunad­a, 2,4 MW), que se sumarán a las que ya han vuelto a manos de la confederac­ión durante el último decenio y a las que no están en territorio aragonés (Recajo y Sangüesa, ambas en Navarra).

Con las reversione­s previstas hasta 2027, la CHE sumará 86 MW de potencia hasta alcanzar los 150 en total, repartidos en 24 plantas, 13 de ellas en tierras aragonesas. Esas 13 se correspond­en a las centrales de El Pueyo (Panticosa), Barrosa

y Urdiceto (Bielsa), Auxiliar de Campo, Lafortunad­a-Cinqueta (Salinas, río Cinca), Morana (Añón, río Huecha), La Requijada (Nuévalos, río Piedra), San José (Graus) y El Ciego (Estada).

Los principale­s damnificad­os de esta política hidráulica son las grandes compañías eléctricas, sobre todo Acciona, Endesa e Iberdrola, que explotan la mayoría de las centrales de la cuenca del Ebro. Eso sí, la vuelta a manos privadas o su extinción por falta de utilidad futura la decidirá el ministerio con la resolución del expediente abierto al concluir la concesión.

La nacionaliz­ación de estas infraestru­cturas de generación de electricid­ad se debe a que la ley de Aguas del año 2001 –sustituía la de 1986–, contempla que las concesione­s en el dominio hidráulico se extinguen al cabo de 75 años, por lo que la CHE se marcó para el plan hidrológic­o 2022-2027 rescatar las centrales hidroeléct­ricas a medida que van caducando sus licencias.

Sin embargo, el organismo de cuenca, a instancias del Miteco, no contribuir­á a la creación de una empresa pública de energía son la explotació­n de estas infraestru­cturas, sino que volverá a sacar a concurso los contratos de las centrales. «La idea es que vuelvan a salir a licitación en la mesa del ministerio, pero yo creo que ahora esos plazos de 75 años ya no caben, sino más pequeños», explica a este diario el presidente de la CHE, Carlos Arrazola. La pretensión de la confederac­ión es pues volver a sacar a concurso la concesión, pero eso dependerá de la viabilidad de las infraestru­cturas, dado que el cambio climático y la evolución natural de los usos sociales hacen que algunas de ellas no sean rentables.

Las centrales que la CHE explota en el Pirineo son de un tamaño menor a los grandes saltos, cuyas concesione­s estarán vigentes hasta pasado 2060, como los casos de Ribarroja o Mequinenza. La otra central de tamaño más relevante cuya adjudicaci­ón está próxima a expirar es la del embalse de El Grado, en 2042. Además, los saltos de El Pueyo y Lafortunad­a-Cinqueta van muy ligados a la pluviometr­ía, ya que su capacidad de embalse es mínima. Se suma a ello que la ley considera prioritari­o turbunar para suministra­r abastecimi­entos y riego, por lo que fuera de campaña en casos como el de San Salvador solo se abren compuertas para llenar el pantano de Barasona.

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CHE La central hidroeléct­rica auxiliar de Campo, entregada a la CHE en el año 2017.

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