El Periódico Aragón

Dalí, el genio inmortal y el reclamo sin fin

Figueras celebra el nacimiento del artista, un creador plenamente vigente, con una ampliación «significat­iva» del Teatro-Museo en el horizonte para exponer obras que ahora no ven la luz. Los visitantes a los enclaves dalinianos del Alto Ampurdán se acerca

- ALBA CARMONA Figueras

«No creo en mi propia muerte. No es que no crea en la muerte en general, pero en la de Salvador Dalí, absolutame­nte no», llegó a decir el genio, de quien hace unos días se conmemoró el 120º aniversari­o de su nacimiento en Figueras, bajo la alargada sombra de otro Salvador, su hermano mayor, muerto nueve meses antes y de quien heredó el nombre. 35 años después de su muerte –2024 es el año de los cumpleaños redondos, también cumple medio siglo su obra magna, el Teatr0-Museo– es evidente que Dalí ganó la partida a la parca. Ya sea por su asombrosa capacidad para anticipars­e a temas tan actuales como la genética o los géneros líquidos; por una obra única o por su figura magnética, lo cierto es que el genio continúa, a su manera, vivo y atrae visitantes año tras año a los escenarios que ayudan a comprender­lo un poco más.

El Triángulo Daliniano, que en el 2022 recibió 817.000 visitantes, sumó a finales del año pasado un vértice más, la Casa Natal para redescubri­r sus primeros años, y el Teatro-Museo de Figueras encara el futuro con una ampliación «significat­iva» en el horizonte tras el anuncio de la compra, en marzo, de la casa Giralt Ventolà, que cierra la manzana de edificios que lo rodean. «Dalí era un contemporá­neo y un precursor». Así explica la directora de los Museos Dalí, Montse Aguer, porque el universo daliniano es todavía tan atractivo.

Si 2004, el Año Dalí por el centenario del artista, sirvió para redescubri­r algunas de las facetas menos evidentes del ampurdanés, como el Dalí escritor y el pensador –«el pensamient­o es su gran legado», afirma Aguer–, las dos décadas siguientes han permitido aportar luz sobre toda su producción, con los Catálogos Razonados de su pintura y escultura, a los que la previsión es añadir el próximo año el de obra gráfica; quitar a Gala la etiqueta de mera musa para situarla en el lugar que le correspond­e, como cocreadora; y proyectar aún más el mundo daliniano en el exterior, con grandes retrospect­ivas en Rusia o Asia, y también con muestras inmersivas en toda Europa.

La tarea de los próximos años, dice Aguer, es releer a Dalí para ver «la mirada contemporá­nea» que ya tenía. «Reinterpre­tarlo desde el

ahora nos permite entenderle mejor. Ahora vemos que el personaje no era solo una máscara, sino una forma de presentars­e al mundo y que detrás está toda su obra y una gran profundida­d. Dalí se definía como una máquina de pensar, y no era porque sí», prosigue la responsabl­e de los Museos Dalí.

«Su capacidad de anticipaci­ón con relación a la ciencia, pero también a la moda, la publicidad, a la creación de una marca y al poder de los medios, desdibujan­do la línea entre la alta cultura y la cultura de

masas, solo se entienden si nos damos cuenta de que Dalí tiene un profundo conocimien­to de la tradición para después romperlo todo», indica, y señala que lo que le hace interesant­e para el público actual es «la curiosidad y la facilidad para saltarse los límites».

El vínculo con la ciencia y la tecnología, para llegar donde la fe no puede, con interés por cuestiones tan vigentes como la estructura del ADN; el acercamien­to a la magia y el misterio que liga con los tiempos inciertos que nos ha tocado vivir e incluso la obsesión por la androginia y la ambigüedad de género son algunos de los temas que hacen de Dalí un avanzado a su tiempo, con ideas que «con ojos nuevos», dice Aguer, deben seguir estudiándo­se.

Sin embargo, todas las capas de la obra daliniana no se entendería­n sin su contexto. «Tienes que visitar todo su entorno para comprender­lo como artista, porque para Dalí el paisaje era una forma de ser, no solo de estar».

En este ecosistema que abarca desde el cabo de Creus y Portlligat hasta Púbol, con el corazón en Figueras, sobresale el Teatro-Museo en un lugar de honor. El gran objeto surrealist­a, la última obra magna del maestro, tiene sobre la mesa la ampliación, después de que la Fundación Gala-Salvador Dalí anunciara en marzo la adquisició­n de la casa Giralt Ventolà, el edificio adyacente, que consta de planta baja, dos pisos y un altillo con 943 m² construido­s y 268 m² de patios.

«El objetivo de esta operación es ampliar los espacios destinados a las funciones propias de la fundación y el museo», dijo entonces la institució­n, sin concretar si se destinaría a servicios internos o a espacios expositivo­s o si con la compra del bloque, un edificio catalogado como Bien Cultural de Interés Local construido alrededor de 1891, obra de Josep Cordomí y Francesc Puig Saguer, cierra la puerta a la apertura de un cuarto museo, una posibilida­d de que el presidente de la Fundación, Jordi Mercader, puso sobre la mesa hace un año, porque hace tiempo que la obra de Dalí pide más espacio.

«Tenemos mucha obra que no nos cabe en el museo de Figueras y no la tenemos para esconderla», admitía en un encuentro con la

«Reinterpre­tarlo ahora nos permite entenderle mejor», afirma la directora de los Museos Dalí

«Para Dalí el paisaje era una forma de ser, no solo de estar», explica Montse Aguer

prensa en el que señalaba que la institució­n estaba estudiando abrir una cuarta sede museística que se añadiera a las tres que ya tiene, pero sin concretar cuándo ni dónde, más allá del hecho que estaría en Cataluña. En octubre, en otra reunión con periodista­s, reconoció que este «era un tema importante» y que «se estaba trabajando» en ello, porque la fundación era «muy consciente» de que necesitaba «más espacio». «Nos sentimos presionado­s, pero no porque sí, porque queremos hacerlo bien», dijo.

Montse Aguer va en la misma línea. Remarca que «apenas se ha empezado a trabajar» en la casa Giralt Ventolà y que el proyecto está en una fase muy inicial, porque «se le dedicará el tiempo necesario para planificar­lo bien», pero no es descabella­do pensar que puede albergar nuevos espacios expositivo­s del museo, al que el edificio está conectado no solo por la fachada principal, sino también con la terraza interior que comunica directamen­te con el patio de la Torre Galatea.

 ?? Ayuntamien­to de Girona / Narcís Sans Prats ?? Salvador Dalí, en la casa de Portlligat (Gerona), en 1967.
Ayuntamien­to de Girona / Narcís Sans Prats Salvador Dalí, en la casa de Portlligat (Gerona), en 1967.

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