«Aquí tengo un contrato indefinido»
Contratos largos, el salario, una mejora de las condiciones y conocer otras culturas son los motivos principales del éxodo de enfermeras en Aragón. «Cuando llegué a Alemania pasé de trabajar días sueltos a tener una estabilidad laboral», cuenta una de las
Trabajar días sueltos, sin saber los horarios y sin asegurarse una estabilidad a largo plazo fueron los motivos principales por los que María Balenciaga decidió irse a trabajar como enfermera a Alemania. Desde que llegó a Stuttgart hace un año y medio, la joven de 26 años asegura que tuvo «un contrato indefinido» sobre la mesa. Una experiencia que choca con lo que vivió al incorporarse en el mundo laboral, tras finalizar sus estudios de Enfermería en Zaragoza en 2020. «Mis opciones eran enlazar ofertas de una semana o un mes. Además, si rechazaba alguna de esas opciones o si, directamente, no cogía el teléfono, me penalizaban», explica.
Cree que en el sistema de contratación que se hace en Alemania es donde está la clave. «Aquí los hospitales funcionan como una empresa. Entregas tu currículum y te hacen una entrevista», cuenta la joven. Es debido a esa facilidad para conseguir la estabilidad laboral que deseaba por lo que, por el momento, la joven no tiene pensado «volver a casa».
Más aún al oír las experiencias de sus amigas que se quedaron en Aragón. «Desde la pandemia las cosas han ido a peor y las temporalidades son aún mayores», cuenta. Por ese motivo, Balenciaga dice sentirse desmotivada para volver a España a trabajar como enfermera. «Me gustaría poder volver para estar con mis amigos y mi familia, pero las condiciones no me compensan. Aquí estoy muy a gusto», confirma.
La misma situación fue la que llevó a Ainhoa Beascoechea, enfermera de 30 años, a trabajar en el extranjero. «Cuando yo acabe la carrera en 2015 te pedían experiencia para poder trabajar, por lo que decidí marcharme a Londres porque allí no era necesario», explica. Beascoechea también obtuvo un contrato fijo nada más llegar al hospital general de Watford. «Esa es la gran diferencia con lo que pasa en España y en Aragón. Aquí empiezas cubriendo vacantes y con la mitad de derechos
que te ofrecen, tener un puesto fijo», asegura la joven. Fue esa «libertad» a la hora de conocer sus horarios de trabajo y vacaciones lo que le llevó a pasar seis años de su vida en el extranjero.
Sobre la diferencia salarial, puntualiza que «no es cierto que en Reino Unido cobres más». La enfermera señala que «en su momento la libra valía más que el euro y a la hora de hacer el cambio sí salía un salario muy superior al que cobran las enfermeras en Aragón», pero «teniendo en cuenta que la vida en Inglaterra
era mucho más cara, la diferencia no era tal al final», asegura.
Llegó el Brexit y, con ello, Beascoechea decidió volver. «Me fui para conseguir experiencia y que me contaran puntos en la bolsa, pero al salir Reino Unido de la Unión Europea, esa experiencia ya no me iba a contar», detalla.
Por su parte, Isabel García, residente de 23 años, también ha decidido comenzar su etapa fuera de Aragón. En su caso, decidió quedarse en Tenerife, donde estudió un curso entero de Enfermería. «Hice las prácticas aquí el año pasado y también me quedé a trabajar en verano», cuenta la joven, quien añade que la diferencia salarial «también ayudó a que me quedara en las Islas Canarias, ya que el sueldo es más elevado que en Aragón».
Aunque explica que el motivo principal, «aparte de la experiencia que me da conocer otras culturas», es poder ejercer la especialidad que estudia en la actualidad. «Yo estoy haciendo la residencia en la especialidad de Psiquiatría y, aquí, las condiciones son muy buenas para aprender y trabajar en un futuro en la especialidad que he elegido», añade.
«Me fui a Londres porque aquí no podía trabajar de manera estable sin puntos», cuenta Beascoechea
«Decidí hacer la residencia en Tenerife porque puedo formarme mejor», dice García