Hechos y temores
La actuación de algunos jueces en este país preocupa en primer lugar a algunos jueces, me consta, y desde luego a muchísimos ciudadanos. Está claro que si existen despropósitos en sus decisiones, son los tribunales superiores los que los tienen que enmendar y se supone que el Consejo General del Poder Judicial según el Artículo 122 de la Constitución Española de 1978 es el órgano de gobierno que entre sus funciones está el régimen disciplinario. Pero ya sabemos que este órgano ha estado secuestrado cinco años por el Partido Popular que se salta la Constitución cuando le conviene seguramente para tratar de influir en sus muchos asuntos pendientes con la Justicia. Como lo de la policía patriótica sobre la que algún Juez se negó a echar luz aclarando la guerra sucia contra Podemos o la denominada «operación Cataluña». Por casualidad el mismo juez que no ha querido investigar lo que hizo Villarejo contra Pedro Sánchez y su mujer. Hay muchos comunicadores serios, no propagandistas afiliados al bulo y a la subvención, que sostienen con serios argumentos que no hay un caso Begoña y sí hay un caso Peinado en referencia al juez que está tomando una decisión tras otra en un procedimiento difícil de entender.
Cuesta entender sus decisiones a la caza de no se sabe qué con el propósito cierto de perjudicar al presidente del Gobierno, porque es ese y no otro el auténtico fin de esa investigación general abierta contra Begoña Gómez. No somos ingenuos. En algún momento confiemos en que el sistema judicial reaccionará garantizando que se haga Justicia si no quieren que los ciudadanos perdamos la confianza en un poder del Estado tan imprescindible en el sistema democrático. Sin olvidar que «la justicia emana del pueblo», que significa que los jueces y magistrados deben someterse al principio de legalidad, entendido este como un resultado de la soberanía nacional representada en las Cortes Generales en el ejercicio de su potestad legislativa. Ya me entienden.