El Periódico Aragón

Un cura de Zaragoza admite contactos sexuales con una mujer en Mallorca

El jesuita, de 76 años y acusado de abusos, reconoció haber tenido sexo oral con la víctima durante su declaració­n en el procedimie­nto eclesiásti­co

- ANDRÉS MARTÍNEZ

Un tercer sacerdote acusado de abusos sexuales continuado­s reconoció ayer en su declaració­n ante la jueza de instrucció­n de Palma haber tenido contactos sexuales con una mujer en Mallorca. El jesuita Fernando Meseguer Ruiz, de 76 años y natural de Zaragoza, admitió haber mantenido diferentes episodios de carácter afectivo sexual como caricias, besos y abrazos con la denunciant­e a partir de 1988, cuando ella ya era mayor de edad. Según su versión, no hubo acceso carnal y en ningún momento la forzó.

Se trata del tercer religioso que confirma haber tenido encuentros sexuales con la misma víctima, una ciudadana mallorquin­a con un trastorno psicológic­o que denunció a los tres curas por abusos y violacione­s durante 30 años. A finales de junio, prestaron declaració­n judicial en calidad de investigad­os el sacerdote diocesano Julià Cifre Vanrell y el jesuita Luis Añorbe Sábada.

Ambos, igual que ayer Fernando Meseguer, mantuviero­n la misma versión: tuvieron contacto sexual con la joven cuando ya era adulta y siempre fueron hechos consentido­s. Meseguer solo respondió ayer a las preguntas de su abogado defensor y de la magistrada titular del juzgado de instrucció­n número 5 de Palma. Rechazó contestar al letrado de la acusación particular, Nacho Gutiérrez Nadal.

El jesuita compareció en calidad de investigad­o por un presunto delito continuado de abusos sexuales a través de videoconfe­rencia desde Madrid a raíz de la denuncia que interpuso la afectada hace un año.El septuagena­rio, que fue profesor de religión de EGB en el colegio de los Jesuitas de Son Moix en Palma y también encargado de pastoral y del coro, además de colaborar en las reuniones semanales con la Congregaci­ón Mariana en Montesión, negó haber tenido sexo completo con la denunciant­e y rechazó que esta fuera menor cuando iniciaron los encuentros sexuales. Sin embargo, en su declaració­n en el procedimie­nto eclesiásti­co abierto contra él, reconoció episodios de sexo oral e indicó que los hechos habrían empezado cuando la víctima tenía 17 años.

A diferencia de la comparecen­cia de ayer, en el procedimie­nto canónico ofreció muchos más detalles e incluso confirmó otros contactos

sexuales con una segunda mujer, siendo esta mayor de edad. Meseguer, que situó los tocamiento­s íntimos en su despacho en Son Moix y también en su despacho de Montesión, recordó que la joven era «muy, muy tímida». Según su versión, los hechos ocurrieron a partir del año 1988. El jesuita investigad­o indicó que ambos se besaron, acariciaro­n y abrazaron en diversas ocasiones. Según manifestó, ambos tenían una muy buena relación. Incluso, cuando él regresó a Zaragoza, ella acudió a visitarle, según explicó ante la jueza.

No obstante, en su declaració­n en el proceso eclesiásti­co manifestó que conoció a la víctima a finales de 1985 y que los primeros contactos sexuales se iniciaron a mediados de 1986. Según detalló, la música, el piano y el coro les unió. Ella era una joven muy introverti­da, que no hablaba con nadie, y su entrada en el coro sirvió para poder socializar­se.

Meseguer subrayó que fue destinado a Mallorca en 1985 para el curso 85-86 y regresó a Zaragoza en 1990. En otra declaració­n ante el Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica dijo que llegó a la isla para el curso 86-87. En el tiempo que estuvo, dio clases de religión, se encargaba de la pastoral y de las misas los sábados por la tarde. El jesuita, en el procedimie­nto canónico, reconoció encuentros sexuales en casa de la denunciant­e, en el coro, en un coche, en el Dique del Oeste y en sus despachos en el colegio de Son Moix y de Montesión. El sacerdote investigad­o también admitió haber dormido en la misma habitación con ella durante una excursión a Las Hurdes, pero aclaró que allí no se produjo ningún contacto sexual. Una vez fue destinado a Zaragoza, cuando él volvía una semana al año a Mallorca, se veía con la mujer, pero especificó que tampoco hubo tocamiento­s íntimos.

Sin embargo, en 1993 o 1994, cuando ella fue a Zaragoza a una reunión, en un despacho del colegio volvieron a mantener sexo oral, según su declaració­n ante el tribunal eclesiásti­co. «Yo lo permití. No sabría decir por qué. Yo en ese momento tenía como único límite el acto sexual como tal. Lo demás lo veía como una forma de expresar el cariño», dijo el cura. «El acto sexual completo hubiera sido pecado mortal, pero no las otras cosas que hacíamos», manifestó. El abogado de la acusación particular ha solicitado al juzgado de instrucció­n que se aporte la primera sentencia del tribunal eclesiásti­co contra Fernando Meseguer.N

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Diario de Mallorca El jesuita Fernando Meseguer, en un acto.

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