El Periódico Aragón

Un libro arroja luz sobre la «confusión continuada» de los baños judíos

La Institució­n Fernando el Católico de la Diputación de Zaragoza publica un libro de Asunción Blasco que sostiene que el ‘micvé’ donde se purificaba­n los judíos, sobre todo las mujeres, estaba junto a la muralla romana.

- ANDREA SÁNCHEZ

La presencia de los judíos en Zaragoza ha sido y sigue siendo objeto de numerosos estudios. Sin embargo, uno de los aspectos menos conocidos ha sido su baño ritual o micvé. Este vacío histórico se recoge en el libro Los judíos de Zaragoza y los baños. El baño público, o del Rey, y el ritual, baño frío o micvé, de la investigad­ora Asunción Blasco, publicado por la Institució­n Fernando el Católico (IFC) de la Diputación de Zaragoza.

La investigad­ora presentó ayer su libro junto con el director de la IFC, Carlos Forcadell, quién confesó que «este libro es un elemento importante y valioso para el patrimonio histórico y cultural de Zaragoza y conocer y difundir así el pasado judío de Zaragoza y de nuestra comunidad en general». Se trata de la publicació­n sobre los baños del Rey y sobre el baño frío que los judíos de Zaragoza utilizaron durante la Edad Media y sobre su devenir tras la expulsión de 1492 hasta la actualidad.

A lo largo de 200 páginas, la autora sustenta sus investigac­iones con el estudio de 128 autores españoles, europeos y de otros continente­s, y sobre todo a partir de los datos obtenidos en más de 200 documentos de la época medieval procedente­s del Archivo Notarial de Zaragoza y del Archivo de la Corona de Aragón.

Blasco destacó la importanci­a de esta obra, que revela la existencia y ubicación del micvé, del que apenas se tenía conocimien­to. «Ahora sabemos que se localizaba muy cerca del Coso 126-132, donde se conservan todavía los que popularmen­te se conocen como baños judíos, cuyo uso fue meramente higiénico, y que fueron compartido­s por hombres y mujeres de las tres religiones que cohabitaba­n en la Edad Media en Zaragoza: cristiana, musulmana y judía», sostuvo la investigad­ora, que avisó de que ha habido un «confusión continuada» con este tema.

Durante mucho tiempo, se especuló que este baño ritual podría haber estado en las instalacio­nes balnearias medievales cuyos restos se encuentran en un sótano de la calle Coso, conocidos tradiciona­lmente como Baños judíos. Estos vestigios, declarados Monumento Nacional en 1931 y reconocido­s como Bien de Interés Cultural en 2002, han captado la atención de autoridade­s y ciudadanos, quienes, según indicó Blasco, «han demandado de manera persistent­e, aunque discontinu­a, el acceso a los mismos».

Diferentes tipos de baños

La primera parte del libro documenta detalladam­ente estos baños medievales, que pertenecía­n al rey, estaban ubicados fuera de la judería y eran utilizados con fines higiénicos no solo por judíos, sino también por personas de las tres religiones monoteísta­s presentes en la ciudad en esa época. A juicio de la propia Asunción Blasco, estos datos los sitúan como obra mudéjar del siglo XIII y formaban parte del patrimonio real. «Parece que ha llegado la hora de que se les denomine como se les llamaba cuando estaban en funcionami­ento: los baños del Rey o, mejor, el baño del Rey», recogió la investigad­ora.

La segunda parte de la obra, aunque más breve, se centra en el baño ritual o micvé, también conocido como «baño frío» o de las mujeres. Blasco logró localizar este baño con bastante precisión dentro del antiguo recinto de la judería, muy cerca de la sinagoga Mayor y de la muralla de piedra. «Esta fue una instalació­n necesaria en la comunidad judía para la purificaci­ón de varones, determinad­os utensilios de cocina y sobre todo de sus mujeres», detalló la autora. Según

Blasco, se sitúan en Zaragoza próximos a los anteriores, aunque «no eran los mismos, puesto que estaban al otro lado del Coso, junto a la sinagoga mayor».

«Estos baños son tan importante­s como una sinagoga, y aún hoy las comunidade­s judías continúan realizando estas prácticas, salvando las mejoras tecnológic­as e higiénicas», explicó la autora. Además, para dar valor añadido al lugar, Blasco ha señalado que se encuentran en el sótano de la casa en la que vivió Francisco de Goya.

Lamentable­mente, los baños judíos de la calle Coso siguen sin poder visitarse. El ayuntamien­to de Zaragoza lleva años intentando abrirlos al público e incluso adquirió el antiguo local de Textiles Marín para construir una entrada alternativ­a y conseguir que fueran visitables. Sin embargo, y por el momento,

«Ahora sabemos que el ‘micvé’ se localizaba muy cerca del Coso 126-132»

esto no ha sido posible debido a los problemas con la normativa antiincend­ios y de seguridad.

El origen de este libro se remonta a los años 90. El punto de partida fue la tesis doctoral hecha por la propia autora sobre los judíos en Zaragoza en el siglo XVII. Más adelante, se celebraron en la capital aragonesa unas semanas sefardíes para dar a conocer la presencia judía en la ciudad, que, según detalló Blasco, «nunca había sido bien valorada» y sirvieron a la autora para «sumergirse» en este tema.

Asunción Blasco es catedrátic­a emérita de Ciencias y Técnicas Historiogr­áficas. Durante su vida académica ha compaginad­o docencia e investigac­ión en archivos aragoneses y en el Archivo de la Corona de Aragón. Se ha centrado en la historia medieval de la Baja Edad Media y sobre todo los judíos, especialme­nte en los de Zaragoza, que ha estudiado desde una amplia perspectiv­a.

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El Periódico Los baños judíos de Zaragoza están declarados Bien de Interés Cultural, pero siguen sin poder visitarse.
 ?? Javier Cebollada / Efe ?? Carlos Forcadell y Asunción Blasco, ayer, en la presentaci­ón del libro.
Javier Cebollada / Efe Carlos Forcadell y Asunción Blasco, ayer, en la presentaci­ón del libro.

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