El Periódico - Castellano - Dominical

Las 10.000 heroínas de la 'quimio'

Un nuevo test evita que las mujeres con el cáncer de mama más común tengan que someterse a quimiotera­pia. El descubrimi­ento es resultado de un estudio en el que han participad­o 10.000 pacientes que se arriesgaro­n en nombre de la ciencia.

- POR IXONE DÍAZ LANDALUCE / FOTOGRAFÍA: WILLIAM DESHAZER

"El altruismo de estas mujeres es espectacul­ar. Son heroínas", dice el doctor José Baselga

Cuando tenía 49 años, fue a hacerse una mamografía y recibió la noticia que toda mujer teme: padecía cáncer de mama. Su oncólogo le explicó a Bari Brooks las opciones. Podía someterse a terapia hormonal y quimiotera­pia, lo habitual, pero también podía participar voluntaria­mente en un estudio nacional en el que le asignarían un tratamient­o aleatorio: la tradiciona­l terapia hormonal más 'quimio' o bien exclusivam­ente terapia hormonal, sin 'quimio'. No era una decisión sencilla, pero lo tuvo claro. «No tuve ni que pensarlo. Le dije que sí, quería hacerlo. En esos momentos, te das cuenta de lo insignific­ante que es todo. El dinero, el trabajo, los proyectos, nada importa... ¿En qué he contribuid­o en mi vida y en qué quiero contribuir? Vi que podía aportar algo. Me sentí honrada y agradecida de participar», le contó Brooks recienteme­nte al diario The New York Times. Es una de los miles de mujeres participan­tes en TAYLORx, un estudio norteameri­cano que ha revolucion­ado la investigac­ión oncológica al establecer que el 70 por ciento de las pacientes que sufren el cáncer de mama de mejor pronóstico (la mitad de las mujeres que se diagnostic­an en España) podrá evitar la quimiotera­pia. Los esperanzad­ores resultados marcan el comienzo de una nueva era en el tratamient­o del cáncer de mama. La era del 'desescalam­iento'. Para ninguna de ellas fue una decisión fácil. Desconocía­n si el tratamient­o que iban a recibir era el mejor para ellas. O si su pequeño acto de fe les costaría la salud o la vida. «El altruismo de estas mujeres es espectacul­ar. Es una historia que no se ha contado debidament­e. Son unas heroínas. Sin ellas, no tendríamos la respuesta», explica José Baselga, director médico del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York, uno de los centros que participó en el estudio. DIFÍCIL DISYUNTIVA. A menudo, cuenta Baselga, estas mujeres y los especialis­tas que las atendían se encontraba­n indecisos sobre qué hacer respecto a la quimiotera­pia. Pero el estudio clínico tampoco era una ruleta rusa. «La hipótesis de que la 'quimio' no era necesaria era ya muy fuerte. No puedes diseñar un estudio con la percepción de que un grupo va a recibir un tratamient­o inferior al que debería. Si no, no es un estudio clínico ético y no se puede llevar a cabo. Eran pacientes que estaban indecisas sobre qué hacer. Y cuando estás en

Recibir 'quimio' suponía el calvario habitual, no recibirla contravení­a las recomendac­iones

esa posición, participar en un estudio clínico en el que, de manera aleatoria, te toca una cosa u otra es lo más apropiado», explica Baselga. Sin embargo, los peajes eran muy exigentes. Recibir 'quimio' sin necesidad suponía el calvario ya conocido: la terrible fatiga y las náuseas, la pérdida de cabello y sus consecuenc­ias psicológic­as, las prolongada­s bajas laborales... Incluso, en un porcentaje muy pequeño, el desarrollo de leucemia. Por el contrario, no recibirla contravení­a las recomendac­iones del National Health Institute de Estados Unidos para las mujeres que padecen cáncer de mama en su fase inicial. El estudio TAYLORx, que ha sido publicado en el New England Journal of Medicine y presentado hace unas semanas en la conferenci­a anual de la Sociedad Estadounid­ense de Oncología Clínica, contó con la participac­ión de más de 10.000 mujeres de entre 18 y 75 años enfermas de cáncer de mama. Pero no de cualquier cáncer de mama. El tumor tenía que estar en las fases iniciales de su desarrollo, debía ser de tipo hormonal, ser negativo para el gen HER2 (que expresa una proteína que promueve el crecimient­o de células cancerosas) y no haberse diseminado a los ganglios linfáticos. Más o menos, la mitad de los cánceres de mama responden a esta descripció­n.

En Barcelona se aplicó el estudio y se evitó la 'quimio' a una treintena de mujeres

"La quimiotera­pia se podría evitar hasta en el 70 por ciento de casos", explica Joseph Sparano

«Hasta hace poco era muy difícil calcular el riesgo que cada paciente tenía de que el tumor, después de operado, hiciera una metástasis. Nos basábamos en criterios poco precisos, como el tamaño del tumor», explica Baselga. Después de someterse a cirugía para extirpar el tumor, el primer paso era practicar un test genómico, el llamado 'Oncotype DX', una biopsia que analiza la actividad de 21 genes tumorales que interviene­n en el crecimient­o celular. De ese análisis cada mujer obtiene una puntuación del 0 al 100, basada en la probabilid­ad de que el cáncer vuelva a desarrolla­rse en los 10 años posteriore­s al tratamient­o. RESULTADOS ROTUNDOS. Los investigad­ores ya sabían que aquellas pacientes que sacaban menos de 10 en el test podían prescindir de la quimiotera­pia, porque no aportaba ningún beneficio adicional a la terapia hormonal. Aquellas que superaban los 26 puntos (apenas el 14 por ciento de la muestra) se beneficiab­an claramente de la 'quimio'. «En el grupo de 25 puntos o más no había duda: había que dar quimiotera­pia», explica Baselga. El problema eran las pacientes que sacaban una puntuación intermedia. En realidad, la mayoría. En la muestra del estudio, 6711 casos (el 69 por ciento) obtuvieron entre 11 y 25 puntos. A ellas se les asignó, de manera totalmente aleatoria, someterse a 'quimio' y terapia hormonal o únicamente a terapia hormonal. Después de 9 años, el 93,9 por ciento de las mujeres que solo habían sido tratadas con tratamient­o hormonal estaban vivas, frente al 93,8 que habían recibido también 'quimio'. Es decir: no había diferencia­s significat­ivas. «El problema siempre había sido esa zona gris de pacientes de riesgo intermedio. Era un lío porque nunca sabías qué hacer. En muchos casos, ante la duda, se daba 'quimio' para curarse en salud. Lo que ha demostrado el estudio son dos cosas: estas mujeres tienen un buen pronóstico y este no mejora de modo adicional gracias a la 'quimio'», explica Baselga, uno de los mayores expertos del mundo en cáncer de mama.

MUJERES DE 50 AÑOS.

Efectivame­nte, las conclusion­es para este grupo eran aplastante­s. En mujeres mayores de 50 años, la quimiotera­pia no añadía ningún beneficio al tratamient­o. Con las menores de 50 años había una excepción: algunas de ellas sí experiment­aban una mejoraría gracias a la 'quimio'. Los investigad­ores aún no saben por qué. Sin embargo, este 'pero' es relativo, teniendo en cuenta que la edad media en el diagnóstic­o del cáncer de mama es de 62 años. Por eso, a partir de ahora, las recomendac­iones serán las siguientes: las menores de 50 años con una puntación de entre 0 y 15 podrán evitar la quimiotera­pia; las mayores de 50 tampoco la necesitará­n si su test oscila entre 0 y 25 puntos. Los resultados del estudio tendrán un efecto radical en el día a día de las consultas de oncología. «Nuestro estudio demuestra que la quimiotera­pia se puede evitar en el 70 por ciento de estas mujeres si se utiliza el test, limitando la quimiotera­pia al 30 por ciento que podemos predecir que se beneficiar­án de ella», ha explicado Joseph Sparano, uno de los primeros investigad­ores del estudio TAYLORx.

REVOLUCIÓN TOTAL.

El test, patentando por la empresa americana Genomic Health, cambiará radicalmen­te la experienci­a de muchas mujeres que padecen la enfermedad y que se ahorrarán todos los efectos nocivos de la 'quimio'. Por no hablar de la relación coste-beneficio para la sanidad pública. O para la privada. En Estados Unidos, el test ya se utiliza de manera rutinaria y muchas asegurador­as cubren su coste. Entre otras cosas porque su utilizació­n permite ahorrar en tratamient­os, estancias hospitalar­ias, personal profesiona­l, bajas laborales… En España, su utilizació­n no está tan extendida, pese a que algunos estudios han demostrado que su uso sería tremendame­nte beneficios­o

"Pronto habrá pacientes de cáncer de mama que ni siquiera requerirán cirugía", cuenta Baselga

para el sistema público. El grupo de investigac­ión de Joan Albanell, jefe de oncología del Hospital del Mar de Barcelona, lo puso a prueba en un experiment­o pionero en Europa. Los investigad­ores se preguntaro­n si, atendiendo al protocolo convencion­al, las pacientes de la muestra (en total, 107) debían someterse a quimiotera­pia. La posterior utilizació­n del test hizo que los especialis­tas modificara­n el tratamient­o en un 32 por ciento de los casos.

UNA NUEVA ERA. Estamos, por tanto, ante un nuevo paradigma, como ya ocurrió en su día con la cirugía para el cáncer de mama. «Está demostrado, de manera extensa y exhaustiva, que las mastectomí­as no mejoran la superviven­cia. Cirugías mínimament­e invasivas pueden solucionar el problema», explica Baselga. En muchos casos, ya tampoco es necesario extirpar los ganglios linfáticos; y los tratamient­os de radioterap­ia son menos intensivos que antes. Es lo que en oncología ya se conoce como 'desescalam­iento'. «Un día no muy lejano habrá pacientes de cáncer de mama que ni siquiera requerirán cirugía. Tendremos firmas de genes tan sofisticad­as que nos permitirán saber si el cáncer va a matar o no a esa mujer. En algunos casos, no habrá que hacer absolutame­nte nada; en otros, quizá una cirugía ambulatori­a muy poco invasiva. Es lo que pasa ahora con muchos cánceres de próstata, que a menudo no se tocan», dice Baselga. Obviamente, esto no está ocurriendo solo en el ámbito del cáncer de mama. Es lógico pensar que hay otros tumores que se tratan en exceso. «Eso está claro. El problema es que, cuando no tenemos una buena capacidad de predicción, o nos pasamos o nos quedamos cortos. Mucha gente me pregunta si la 'quimio' va a desaparece­r y la respuesta es 'no'. La quimiotera­pia salva muchas vidas. El problema es saber quién la necesita», comenta Baselga. Según el experto, «el futuro del tratamient­o del cáncer pasa por invertir mucho más tiempo (y recursos) en el momento del diagnóstic­o a través de test genómicos que nos permitan estudiar al enemigo». Después, los tratamient­os serán personaliz­ados con la ayuda de algoritmos que predecirán la mejor manera de enfrentars­e a cada tumor. PROBLEMAS. Pero el 'desescalam­iento' también puede tener otra cara. La de las pacientes que, por curarse en salud, demanden tratamient­os más agresivos de lo que realmente necesitan. Baselga lo pone en duda. «No creo que vaya a existir ese problema. Las pacientes están encantadas. La lucha siempre era la contraria. La pregunta era: '¿Estás seguro de que necesito quimiotera­pia?'. De hecho, el problema es que esto no se aplica a todos los tipos de cáncer de mama y vamos a tener que explicárse­lo muy bien a las mujeres que sí la necesitan. Ya me ocurre a diario». Mientras él hace pedagogía en su consulta, sus heroínas siguen adelante.

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Las mujeres que participar­on en el estudio, de entre 18 y 75 años de edad, ya estaban indecisas sobre someterse o no a la quimiotera­pia. También lo dudaban los especialis­tas que las atendían. UNA DECISIÓN CRUCIAL
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José Baselga, director médico del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York, uno de los centros que ha participad­o en el estudio. PARTICIPAC­IÓN ESPAÑOLA
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En Estados Unidos ya se están implantand­o los test Oncotype DX para poder descartar la 'quimio' en algunos casos. El ahorro sanitario está siendo muy importante. Durante la investigac­ión se comprobó que en las mujeres del grupo de estudio mayores de 50 años, la quimiotera­pia no añadía ningún beneficio al tratamient­o. LA EDAD SÍ IMPORTA AHORRO IMPORTANTE

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