El Periódico - Castellano - Dominical
Hay que leer
Parece que hay mucho tonto suelto. Aunque según Descartes el sentido común está repartido en partes iguales, algo pasa porque cada vez hay más tontos. Varios estudios alertan de que, en los países desarrollados, el cociente intelectual cae de forma sostenida. Carmen Posadas se pregunta cuándo los adultos comenzaron a ser los tontos de la familia. Los psicólogos que estudian el fenómeno apuntan a que nuestra sociedad hipertecnológica demanda cada vez menos capacidades cognitivas de las de toda la vida, sin que el entretenimiento virtual haya creado un nuevo tipo de capacidad mental. Antonio Andrés Pueyo, catedrático de Psicología de la Universidad de Barcelona, dice que «ahora se lee más; quizá no libros, pero sí navegando en Internet». La neurocientífica Maryanne Wolf (Universidad de Los Ángeles) afirma que la forma de leer en Internet es superficial, rápida, y que la pérdida de la lectura profunda lleva a la pérdida del pensamiento crítico. Y así, concluye, «quedamos a merced de los demagogos». Está en juego, avisa, la democracia. Miquel Escudero, matemático y escritor, comenta ( El Correo, 8/10/18) que le preocupan las bobadas que se dicen y hacen, «sobre todo las que proceden de quienes nos gobiernan». Y se pregunta: «¿nos toman por tontos o nos quieren atontar?». Un tonto con voz pública o parcela de poder es un tonto peligroso, ese tipo de tontos «pueden destrozar un país, la convivencia, la vida» (Arturo Pérez-Reverte). Al final, todos nuestros males vienen de no leer. Para salvarnos de la tontería, hay que leer.