El Periódico - Castellano - Dominical
A hombros de gigantes
Isaac Newton dijo: «Si he logrado ver más lejos, ha sido porque he subido a hombros de gigantes». Con esto señaló que la ciencia es una serie de limitados progresos, cada uno asentado en los anteriores. Meses atrás, tras el congreso anual de la Asociación Americana de Oncología en Chicago, le pregunté a un compañero que estuvo qué le había impresionado más. «Una conversación en los urinarios del hotel», me dijo. Un empleado se afanaba en reponer papel, limpiar y ordenar los elementos de la encimera del lavabo. Al salir, mi compañero le dijo: «Duro trabajo, ¿verdad?». El empleado respondió: «Sí, pero este trabajo es importante para que todo esté bien dispuesto para el cliente». Hace unos días, en la planta de hospitalización donde atiendo a mis pacientes, el familiar de uno de ellos me dijo: «De las cosas que más hemos agradecido estos días es la profesionalidad y cariño de los auxiliares que han limpiado y aseado a nuestra anciana madre». Un enfermo que no puede moverse de la cama por su fragilidad es aseado y limpiado con una técnica aprendida en el periodo de formación y perfeccionada con la práctica, pero que solo es útil si se aplica con el afecto del buen profesional. El empleado del hotel y la auxiliar del hospital también son gigantes. Gracias a sus hombros se construye una sociedad mejor.