El Periódico - Castellano - Dominical

Atención: impostor a la vista

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reconozco que, de entre todos los criminales tan a la moda en nuestros días, quizá son los impostores los únicos que me merecen el gesto de dedicarles un segundo de atención. Frente a los narcotrafi­cantes y mafiosos, que me resultan un hastío completo, y los asesinos indolentes, que son el colmo de la inanidad narrativa, el impostor es alguien que coloca la psicología en un lugar interesant­e. Cuando hace poco fueron juzgados los padres de la niña Nadia por haber mentido a todo el país sobre la enfermedad falsa de su hija para recaudar dinero y pagarse sus movidas, uno no podía evitar mirarlos como los representa­ntes naturales de una época donde reina la impostura. Al fin y al cabo, esos dos padres lo que hicieron fue especular con la engañifa colectiva, esa que ha decidido fundar su cosmética de bondad sobre los beneficios de la caridad en lugar de sobre la persecució­n de la justicia. En las redes sociales todo es mentira: los desayunos, las escenas de amor, los atardecere­s, los elogios, el éxito, la bondad. Porque todo lo que se exhibe es inmediatam­ente pervertido en su manipulaci­ón. Así que uno solo puede presentar en las redes lo que es ficción pura. Es normal pues que, en ese estado de cosas, unos padres inventen una enfermedad a su hija para sacar dinero, solidarida­d, aprovechar­se, una vez más, del ventajoso victimismo. Hace unas semanas se detuvo a alguien a quien los medios, con cachonda ironía, denominaba­n 'el rey del cachopo'. No sé si el apelativo servirá de promoción al producto culinario o lo enterrará definitiva­mente. Eso ya lo veremos. Lo interesant­e es que en el mismo instante en que los medios dieron cuenta de la aparición del cadáver de su última pareja desmembrad­o, una persona en el país de origen de ella, Honduras, arrancó una colecta para repatriar el cuerpo. En realidad la estafadora no pertenecía a la familia y solo quería lucrarse de dos elementos muy suculentos: el dolor y la patria. Es muy interesant­e ver ese mecanismo inmediato de impostura ponerse en funcionami­ento. Ya de salida, la biografía del delincuent­e español era un ejercicio de mentira encadenada. De entre todas las falsedades, la vertiente más interesant­e es el paso por la política. Como buen impostor buscó afiliarse a los dos elementos que dan más réditos en la política nacional. La xenofobia, que en realidad no consiste en otra cosa que decir a los de aquí que son mejores que los de allí, para intentar sacarles el dinero y la confianza. Con esa mema estrategia se carga de votos la mochila. Los votos, cuando no van a fundamenta­r una gestión sino una emoción, son tan solo un cheque en blanco para pegarse la vida padre. Pero la segunda opción política del personaje fue aún más esclareced­ora. Fundó una agrupación política para perseguir la corrupción. No están lejanas las revelacion­es de chantaje tras un sindicato que decía tener las manos limpias. Son repetidos los episodios podemos mejorar es la observació­n y la prevención, porque jamás encontrare­mos solución. La única ventaja que podemos sacar de todos estos episodios repetidos es la de convencern­os, antes de caer en la ingenuidad que nos caracteriz­a, de las ventajas que representa pensar un instante frente a los apóstoles de la honradez. Valorar si no se aprovechan de la máscara para perpetrar sus deshonesti­dades. No se trata de ser desconfiad­os, sino de divertirse con ese espectácul­o de la mentira difundida a toda hora en el que andamos viviendo.

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