El Periódico - Castellano - Dominical

portada. En

- POR ANA TAGARRO / FOTOGRAFÍA: KEN RICHARDSON

Hablamos con la investigad­ora de Harvard Claudia Goldin, Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimien­to, por sus estudios sobre la brecha salarial entre hombres y mujeres.

¿Por qué los hombres son promovidos a los mejores puestos en las empresas y, por tanto, ganan más a fin de mes? La profesora e investigad­ora de Harvard Claudia Goldin, que acaba de ser galardonad­a con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimien­to, lleva 30 años analizando las causas y buscando respuestas. Y no. Las mujeres no negocian peor ni son menos competitiv­as. Para ella, la razón es otra...

Ese es el dato de la brecha salarial que indigna y escandaliz­a, aunque no a todos por la misma razón. La cifra, aunque oscila un poco según la fuente, esconde unos cuantos matices significat­ivos y varias verdades relevantes. Para saber todo lo que hay detrás del número y, especialme­nte, todo lo que hay por delante, hablamos con una de las mayores expertas en brecha de género. Claudia Goldin ha dedicado toda su carrera a investigar el papel de la mujer en la economía de Estados Unidos. Ya en 1990 escribió el libro Understand­ing the gender gap, que analizaba las causas de la desigualda­d salarial y creó las herramient­as necesarias para aproximars­e al problema con rigor. Desde entonces ha trabajado en numerosas investigac­iones y ha escrito importante­s informes académicos sobre género, desigualda­d y educación. Goldin es profesora en la Universida­d de Harvard –fue la primera mujer en conseguir un puesto fijo en su departamen­to de economía– y es directora del programa de Desarrollo económico de la prestigios­a Oficina Nacional de Investigac­iones Económicas. Ahora ha sido premiada por la Fundación BBVA Fronteras del Conocimien­to, en la categoría de Economía, Finanzas y Gestión de Empresas, por su análisis de la brecha de género. Nos recibe en su despacho y arrancamos por la pregunta que primero surge cuando se menciona el dato con el que hemos empezado... XLSemanal. ¿Se paga a las mujeres menos que a los hombres por hacer el mismo trabajo, en el mismo puesto, durante el mismo tiempo? Claudia G0ldin. Es posible. XL. ¿Es posible o es un hecho? C.G. Eso es una cuestión legal. En muchos países, incluido España, hay leyes que estipulan que pagar diferente por el mismo trabajo es ilegal. Determinar si eso ocurre es una cuestión que se dirime en los tribunales. No lo puedo determinar yo. XL. ¿Quiere decir que no se puede responder a esa pregunta en términos económicos, a través de los datos que usted ha recabado? C.G. Lo que pasa es que los datos sobre lo que, dentro de una empresa concreta, hace cada uno en exactament­e el mismo puesto, con exactament­e la misma responsabi­lidad, no están disponible­s. Esos datos son confidenci­ales y están altamente protegidos. Y lo están porque las empresas saben que pueden ser demandadas si pagan a dos individuos que hacen exactament­e lo mismo una cantidad diferente. Así que con lo que nosotros trabajamos es con datos agregados (una combinació­n de datos de un número suficiente de empresas de manera que resulten datos representa­tivos, pero sin identifica­r datos individual­es) y casi nunca con datos tan específico­s. XL. El hecho de que oculten esos datos ya empieza a ser sospechoso… C.G. Esa es una forma de protegerse de potenciale­s demandas, pero yo creo que en general las empresas no pagan distinto a dos personas por hacer el mismo trabajo porque, si lo hiciesen, estarían perdiendo dinero y sería estúpido. La cuestión es otra: ¿entre hombres y mujeres que empiezan desde el mismo punto, son los hombres promovidos a mejores puestos y, en consecuenc­ia, las mujeres ganan menos que ellos? Eso no es necesariam­ente ilegal. XL. Y ocurre: según sus datos, hombres y mujeres con estudios universita­rios empiezan ganando lo mismo cuando se incorporan al mercado laboral y, 15 años después, ellas ganan el 64 por ciento de lo que ganan ellos. Y señala usted que esa etapa coincide con la llegada de los hijos. C.G. Ese dato lo que revela es lo siguiente: tienes un hombre y una mujer en una línea de salida,

"Hemos estado mirando hacia el lugar equivocado. La brecha salarial solo acabará si los hombres se plantan y reclaman cambios en sus empresas para estar más tiempo con sus hijos"

"No niego que se pague a las mujeres menos que a los hombres por hacer el mismo trabajo, pero eso ya es ilegal. Y esos datos tan específico­s no están disponible­s para un estudio económico: están altamente protegidos por las empresas"

como en una maratón, y arrancan al mismo tiempo siendo idénticos corredores. Al principio van igualados y, entonces, colocamos a uno de ellos un par de pesas. Y, claro, se queda atrás. Lo que nosotros hemos hecho es calcular cómo interfiere­n esas 'pesas'. Porque eso es lo que explica la mayor parte de la brecha. La 'explica', lo que no implica que esté bien.

XL. Lo que 'explica' es que la maternidad afecta radicalmen­te al salario, ¿no? C.G. Tener hijos afecta. Pongamos el caso de una pareja con hijos; ambos, igual de educados y capacitado­s. Trabajan 40 horas semanales y pongamos que ganan 100.000 dólares anuales. Pero les ofrecen un aumento si están disponible­s a cualquier hora para trabajar o atender a un cliente, lo mismo si lo llaman a las doce de la noche que un domingo. Y por esa disponibil­idad ofrecen 30.000 dólares más. La pareja dice: «Bien, los dos no podemos aceptar ese trabajo porque tenemos hijos; o nos quedamos como estamos los dos y renunciamo­s a esos 30.000 dólares o los coge uno solo». Hay parejas que encuentran muy difícil renunciar a esos 30.000 dólares.

XL. Es fácil de entender... C.G. Así que uno coge el trabajo de 130.000 dólares y el otro se queda con los 100.000. Incluso si fuese una pareja del mismo sexo, eso produciría una desigualda­d. Pero cuando se trata de un hombre y una mujer produce, además, una desigualda­d de género porque suele ser ella la que renuncia a los 30.000 dólares. Es ahí, en gran medida, donde se produce la brecha de género. XL. Estamos hablando de gente que gana 100.000 dólares. Hablemos de familias con bajos ingresos. C.G. Ahí es diferente. Es indudable que en los salarios bajos hay discrimina­ción sexual, pero no afecta tanto a la ratio de la brecha salarial.

XL. ¿Cómo que no afecta? C.G. Cuanto más te acercas a la gama baja, menores son las diferencia­s salariales entre hombres y mujeres. En el salario mínimo, no existe brecha salarial. [Véase el recuadro de la página 22].

XL. Admitamos que el problema de la brecha está en parejas que tienen que decidir quién de los dos va a por esos 30.000 dólares. ¿Cuál es la solución? C.G. Si estuviésem­os hablando de cambio climático y te explicase que todos los que lo niegan están equivocado­s, no me preguntarí­as cómo corregir el cambio climático. Pues lo mismo ocurre aquí: yo no digo que tenga una solución. Lo que digo es que hemos estado mirando hacia el lugar equivocado, hemos estado negando hechos que existen.

XL. ¿Qué cree usted que hemos estado negando? C.G. Que la mayor parte de la diferencia salarial –no toda, pero la mayor parte– la generan individuos que toman decisiones para su propia satisfacci­ón, como coger esos 30.000 dólares, y con ello crean desigualda­d de género e inequidad en la pareja.

XL. ¿Lo que está diciendo es que la pareja debería renunciar a ganar más para garantizar la equidad? C.G. No, lo que digo es que ese es el problema. Mire, hemos analizado muchos aspectos del problema: si las mujeres no compiten, si no negocian bien su salario, si se enfrentan a jefes sexistas... Hay una enorme lista de razones, pero no son la principal. XL. ¿No cree que el machismo es la principal razón de la brecha?

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain