El Periódico - Castellano - Dominical

El homenaje del fotógrafo Jimmy Nelson a los pueblos y tribus menos conocidos de la humanidad.

- POR FERNANDO IRIONDO / FOTOGRAFÍA: JIMMY NELSON

Forman parte de culturas únicas, reductos de la humanidad que se resisten a abandonar sus raíces. El fotógrafo Jimmy Nelson se ha dedicado a retratar por el mundo la diversidad de nuestra especie. Estas imágenes son una llamada a su preservaci­ón.

El orgullo. Eso es lo que busca Jimmy Nelson. Lo halla en los aborígenes de las islas Marquesas, en una mujer mexicana en el Día de los Muertos, en un kazajo con su águila, en los ascetas hindúes bañándose en el Ganges... «Quiero presentar a estas personas en toda su belleza –dice el fotógrafo británico de 51 años–. Intento capturar su dignidad y sus tradicione­s, su orgullo por pertenecer a una cultura única. Quiero mostrar la enorme diversidad humana». Nelson lleva años viajando por el mundo para fotografia­r pueblos indígenas. En 2013

publicó la primera recopilaci­ón de imágenes de su trabajo: Before they pass away ('Antes de que desaparezc­an'), y vendió más de 200.000 ejemplares en semanas. Se convirtió, de pronto, en una estrella de la fotografía solicitada en debates y conferenci­as. Ganó mucho dinero y expuso sus obras, pero no dejó de viajar. Visitó más pueblos, regresó a otros y ahora lanza Homage to humanity, otro aclamado homenaje a la humanidad. Ahora bien, un gran reconocimi­ento siempre conlleva críticas feroces. Los etnólogos hacen hincapié en que su puesta en escena –¿es legítimo hacer posar a indígenas como si de

un anuncio se tratara?– no se correspond­e con las tradicione­s de esos pueblos, mientras que otros han calificado sus imágenes de «basura pretencios­a». Él se defiende. «No pretendo hacer un inventario científico. Soy fotógrafo, artista». El trabajo de Nelson está estrechame­nte ligado a su historia personal. Hijo de un geólogo de la industria petrolera que viajaba por todo el mundo, vivió una infancia nómada por África y Asia que le descubrió la enorme diversidad étnica del mundo. «La mayoría de mis amigos no eran blancos», dice. La falta de un hogar, sin embargo, acabó arrastrand­o a Nelson a un carrusel de experienci­as dramáticas. A los siete años, sus padres lo enviaron a un internado católico en Inglaterra donde, como muchos compañeros, sufrió abusos de los curas.

«Hasta la adolescenc­ia no fui consciente de qué me había ocurrido». El estrés de vivir a caballo entre África e Inglaterra y una malaria nunca del todo superada le provocaron la pérdida del vello corporal a los 16 años. «Me convertí en un marginado y eso me volvió más sensible». Harto de aquella realidad, a los 17 años y sin decir nada a sus padres, se compró un billete a Pekín, cogió allí un autobús y recorrió el Tíbet. «Fue la forma de castigar a mi padre por lo del internado». La gran meseta se abría a los occidental­es después de años, con muchos monasterio­s destruidos por los ocupantes chinos, pero Nelson recibió una cálida acogida. Se quedaba unas semanas en un pueblo o vivía luego dos meses con nómadas en una tienda hecha con piel de yak. En el Tíbet entró en contacto con la fotografía. Se había llevado cinco carretes, que tuvo que racionar durante los dos años que pasó allí. «Solo fotografia­ba a las personas que significab­an algo para mí». A su vuelta ofreció las instantáne­as a una revista, las publicó... y así arrancó su carrera fotográfic­a. El siguiente paso fue buscar adrenalina en zonas de guerra: «Quería ocultar mi dolor detrás del dolor de las personas que vivían allí». Más tarde, ya con esposa e hijos, se adentró en la fotografía publicitar­ia, latente siempre el deseo de capturar la diversidad humana por el mundo. En 2010 se puso, por fin, manos a la obra y viajó a Mongolia, en lo más crudo del invierno, con una vetusta Zoll 4 x 5 de más de 50 años. Siguieron viajes a islas remotas; desiertos helados y ardientes; lugares donde los hombres llevaban lanzas y las mujeres, adornos de plumas; y visitas a tribus reacias a dejarse fotografia­r que acaban por sucumbir a su paciencia y sus 'encantos'. Al poco de la publicació­n de Before they pass away, en 2013, empezó a preparar nuevos viajes y durante dos años y medio visitó lugares como Sudán del Sur, Siberia o Papúa Nueva Guinea para seguir rindiendo tributo a estas culturas olvidadas.

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 ??  ?? EN LOS LÍMITES DE AUSTRALIA Los bardis son aborígenes australian­os originario­s del norte del país. Viven en comunión con el océano, que los provee de casi todo lo necesario para su subsistenc­ia. LOS MUERTOS VIVEN EN OAXACA Una indígena mixteca preparada para celebrar el Día de los Muertos, en Oaxaca, uno de los lugares de México donde más se vive esta tradición ancestral. CON LA CASA A CUESTAS POR SIBERIA El pueblo nómada de los dolganos vive en el norte de la Federación Rusa. Mientras caminan a través de la tundra, el desierto helado de Siberia, arrastran sus casas en trineos.
EN LOS LÍMITES DE AUSTRALIA Los bardis son aborígenes australian­os originario­s del norte del país. Viven en comunión con el océano, que los provee de casi todo lo necesario para su subsistenc­ia. LOS MUERTOS VIVEN EN OAXACA Una indígena mixteca preparada para celebrar el Día de los Muertos, en Oaxaca, uno de los lugares de México donde más se vive esta tradición ancestral. CON LA CASA A CUESTAS POR SIBERIA El pueblo nómada de los dolganos vive en el norte de la Federación Rusa. Mientras caminan a través de la tundra, el desierto helado de Siberia, arrastran sus casas en trineos.
 ??  ?? ASCETISMO EN EL GANGES Cinco sahdus posan en el Ganges, en las estribacio­nes del Himalaya. El sadhu está en la cuarta fase de la vida en el hinduismo y sigue el camino de la penitencia y la austeridad para obtener la iluminació­n y la felicidad.
ASCETISMO EN EL GANGES Cinco sahdus posan en el Ganges, en las estribacio­nes del Himalaya. El sadhu está en la cuarta fase de la vida en el hinduismo y sigue el camino de la penitencia y la austeridad para obtener la iluminació­n y la felicidad.
 ??  ?? Los woodabes se autodenomi­nan «la tribu más hermosa del mundo». Otros los llaman «la tribu más feminista de África», ya que las mujeres eligen marido y pueden tener más de uno. Son nómadas en la región del Sahel. FEMINISMO EN EL CHAD
Los woodabes se autodenomi­nan «la tribu más hermosa del mundo». Otros los llaman «la tribu más feminista de África», ya que las mujeres eligen marido y pueden tener más de uno. Son nómadas en la región del Sahel. FEMINISMO EN EL CHAD
 ??  ?? LA FASCINACIÓ­N DE BUTÁN Los ngalop forman el grupo étnico mayoritari­o de este reino himalayo. Emigrados del Tíbet en el siglo IX, mantienen sus tradicione­s milenarias. UNA TREGUA EN SUDÁN DEL SUR Nelson en Sudán del Sur con los mundaris, en una tregua de la guerra civil. Esta tribu se ducha con orina de vaca y usa estiércol para combatir infeccione­s.
LA FASCINACIÓ­N DE BUTÁN Los ngalop forman el grupo étnico mayoritari­o de este reino himalayo. Emigrados del Tíbet en el siglo IX, mantienen sus tradicione­s milenarias. UNA TREGUA EN SUDÁN DEL SUR Nelson en Sudán del Sur con los mundaris, en una tregua de la guerra civil. Esta tribu se ducha con orina de vaca y usa estiércol para combatir infeccione­s.
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