El Periódico - Castellano - Dominical
Cuenca, kilómetros de calma para respirar
Cuelgan las viviendas de Cuenca sobre las hondonadas de los ríos, y es como si la ciudad fuese borbotón de los entresijos de la tierra ibérica; casas desentrañadas y entrañables que se asoman a la sima. Y todo, el caserío y el terreno, paisaje natural», escribió Miguel de Unamuno inspirado por la ciudad que se asoma al Júcar. Y así, bella y poética, Cuenca conserva todo su encanto medieval al tiempo que mira a la modernidad y la vanguardia.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996, la ciudad castellano-manchega se encuentra en una ubicación privilegiada que facilita su acceso: a menos de una hora en AVE desde Madrid, el panorama cambia por completo. Llega la calma. El encanto de lo imposible. Y es que lo primero que llama la atención es también su seña de identidad: las Casas Colgadas de Cuenca nos hacen caer irremediablemente a sus pies, seducidos por una maravilla paisajística que parece desafiar a la ley de la gravedad y que se contempla en todas sus perspectivas desde el puente de San Pablo, construido en hierro sobre el río Huécar.
Más allá de la singular composición urbana de Cuenca, de visita obligada también son su Catedral, en pleno casco antiguo y con una espectacular fachada neogótica, o del Museo de Arte Abstracto Español, ubicado en las Casas Colgadas. Con obras de genios como Tàpies, Oteiza o Chirino, es el mejor ejemplo de que la capital conquese aúna a la perfección tradición y vanguardia. También merece una vista en familia el MUPA. El Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha es el lugar para descubrir que la provincia de Cuenca es Tierra de dinosaurios. Allí podrás ver sus huellas y conocer a algunas de sus especies más curiosas.