El Periódico - Castellano - Dominical
La educación que viene Híbrida, líquida, colaborativa...
Pero la pandemia, en todo caso, ha propiciado cambios irreversibles. «La idea de que la presencia física en el aula es fundamental ya no está tan clara –señala Alberto Mingo, vicerrector de Estudiantes y Emprendimiento de la UNED–. Las nuevas generaciones valoran de forma creciente los entornos de aprendizaje virtual, pero no solo ellos. Cada vez nos llegan más estudiantes más mayores que no aprecian diferencias entre on-line y presencial». Desde el año 2000, el número de alumnos que estudian en remoto en el mundo se ha multiplicado en un 900 por ciento. «La pandemia –matiza la rectora de la Alfonso X– no ha hecho que se cuestione el modelo de enseñanza presencial. Lo que nos ha enseñado es que todo mejora si le añadimos recursos digitales adecuados».
EL CAMINO HACIA UNA FORMACIÓN PERSONALIZADA
Rosalía O'Donnell, CEO de Telefónica Educación Digital, lleva 20 años trabajando en ese campo. «La pandemia ha sido un tiempo de reafirmación para nosotros –señala– porque ha confirmado, por un lado, que la formación en tecnología digital, big data, ciberseguridad, marketing digital o desarrollo de webs y de apps son capacidades críticas para avanzar en la competitividad de nuestras empresas y de nuestro país. Y, por otra parte, hemos visto todos que las herramientas de formación on-line y digital, además de eficientes y eficaces, son la clave para preparar a la fuerza laboral de este país ante los retos del futuro».
Uno de ellos es proporcionar a cada estudiante la formación más adecuada para el desarrollo de sus capacidades. «Las herramientas digitales, además de muchas otras ventajas como la ubicuidad o la flexibilidad, permiten ver a los expertos en formación y pedagogos si un curso está siendo útil a determinado alumno –señala O'Donnell–. Gracias a ellas pueden comprobar si avanza y aprende y, de no ser así, corregir y generar el contenido que realmente necesita». Telefónica Educación Digital, la compañía que dirige, se especializa en formación continua para empresas, pero esta personalización de contenidos es algo que muchos llevan tiempo reclamando como eje transversal del sistema educativo, desde primaria hasta la universidad.
La idea surgió en 1983, año en que Howard Gardner –el John Dewey de nuestro tiempo– formuló su teoría de las inteligencias múltiples en su libro Frames of mind. Según Gardner, Premio Príncipe de Asturias en 2011, existen ocho tipos distintos de inteligencias y si las identificamos en cada niño podremos saber mejor qué habilidades, qué capacidades y qué tipo de aprendizaje es el más adecuado para él. Como dijo Albert Einstein: «Todo el mundo es un genio, pero si juzgas a un pez por su habilidad para trepar a un árbol pasará el resto de su vida creyendo que es un idiota».
«Es un buen retrato de nuestro sistema educativo, que no tiene en cuenta las capacidades y necesidades de cada alumno y trata y evalúa a todos por igual», explica Rocío Salguero. En nuestro país, sin ir más lejos, casi el 30 por ciento de los alumnos acaba repitiendo curso y el 16 por ciento no concluye la enseñanza secundaria obligatoria. «Por eso este modelo, nos guste más o menos, ya no sirve
–retoma–. Debemos educar a los estudiantes para que sepan cómo aprender, cómo convertir información en conocimiento y analizar la efectividad de su propio aprendizaje».
LA TRANSFORMACIÓN DE LA DOCENCIA
En este mismo sentido, Josep María Altarriba, decano de EAE Business School, habla de las habilidades blandas o soft skills: «Una de las tendencias en formación es que las mismas personas son la herramienta para el cambio y para ello es preciso el pensamiento crítico, análisis, destrezas en la autogestión, aprendizaje activo, resiliencia, tolerancia al