El Periódico - Castellano - Dominical
LAS DESALINIZADORAS COMO ÚNICA ESPERANZA
Cómo apagaremos la sed si las sequías son cada vez más prolongadas? Una opción es recurrir al agua desalada. Hoy por hoy, es la única tecnología que está madura, según los expertos, como para recurrir a ella en caso de necesidad. La buena noticia es que España, con 800 plantas, es una potencia mundial en desalinización, solo por detrás de Arabia Saudí, Estados Unidos y Emiratos (en la foto). Si estuvieran a pleno rendimiento, las desalinizadoras españolas podrían producir agua potable suficiente para abastecer a 34 millones de personas, más del 70 por ciento de la población.
Otros países están mucho peor. Argelia está construyendo plantas a la desesperada. Y ha dejado fuera del negocio (cifrado en 6500 millones de euros hasta 2025) a las constructoras españolas por el conflicto político entre Madrid y Argel.
Pero lo que más preocupa es la oleada de refugiados que puede llegar a Europa huyendo de la sed y que podría dejar en mantillas las cifras actuales.
Una manera de paliar el coste de la potabilización es transformar las desalinizadoras en las minas del futuro. Resulta que, de cada litro desalado, se obtiene en torno a medio litro de agua apta para el consumo. La otra mitad es la salmuera, con una elevada concentración de sales y minerales, que se devuelve al mar, con el consiguiente impacto ambiental, además. Pero el proyecto europeo Sea4Value, promovido por la Unión Europea, dentro de su estrategia de economía circular, pretende extraer minerales como el magnesio, el litio y las llamadas tierras raras, necesarios para la industria tecnológica.
Otra tarea pendiente es recuperar la salud de los acuíferos españoles. Más del 40 por ciento están en peligro por la contaminación de los residuos de la agricultura y la ganadería intensivas. De hecho, España tiene abierto un expediente europeo por falta de control sobre los restos de fertilizantes y desechos animales que se filtran hasta las masas de agua subterránea.
en 2050. ¿Y si mañana abres el grifo y no sale nada? La escasez de agua afecta a todos los continentes, pero ahora que Europa está inmersa en la peor sequía en 500 años el asunto se vuelve urgente.
El Finantial Times repasa algunos antecedentes, como la privatización que tuvo lugar en el Reino Unido en 1989, cuando el Gobierno vendió las redes de agua potable de Inglaterra y Gales a diez empresas. Las tarifas subieron, pero el servicio empeoró. Las averías y vertidos eran tan habituales que Gales revocó la concesión en 2001. En Inglaterra, sin embargo, y a pesar de las críticas, los accionistas de estas compañías se repartieron 56.000 millones de libras en dividendos hasta 2018. Otro ejemplo es Chile. En 1981, Augusto Pinochet privatizó los ríos en favor de compañías agrícolas, mineras y forestales. Hoy, el 80 por ciento del agua destinada al consumo está en mano del 1 por ciento de los titulares.
EN ESPAÑA, EL AGUA ES 'GRATIS'
¿Y España? En principio, no puede haber un mercado de futuros, pues las transacciones están reguladas y los precios son públicos. Además, la gestión de ríos y pantanos por parte de las confederaciones se considera eficiente. Pero luego, cada ayuntamiento hace de su capa un sayo. Desde la década de 1990, casi la mitad de los 8000 municipios españoles ha privatizado el servicio de aguas. En el resto de Europa, lo habitual es que sea de titularidad pública. Pero lo más sorprendente es que el agua, en España, ¡es gratis! La Constitución y la Ley de Aguas de 1985 estipulan que «es un bien de dominio público estatal y no se puede vender ni comprar». Lo que se cobra es la conducción, la potabilización… Lo explica Arturo Albaladejo, doctor en Ingeniería Hidráulica, en iAgua: «Se cobra por el servicio de llevarla hasta tu casa con calidad, cantidad, presión y continuidad, y por evacuar el agua residual y pluvial, depurarla y reutilizarla antes de devolverla al cauce público». Entonces, ¿el servicio es caro o barato? «Si lo comparamos con tener que ir andando varios kilómetros a coger el agua a una charca, como hacen en muchos lugares, parece que sigue siendo barato. Incluso si lo comparamos con el precio de otros países de la Unión Europea en los que no hay la escasez que hay aquí». De hecho, cuesta la mitad que en Holanda o Suiza.
¿Quién fija el precio del agua del grifo? Los ayuntamientos. Y las tarifas no son homogéneas. ¿Cuánto cuesta? Entre uno y dos euros por metro cúbico, es decir, por mil litros. Si es embotellada, es mucho más cara: esos mil litros salen por unos 500 euros. En cambio, si es para la agricultura, es más barata. El coste medio del agua para riego vale cuatro céntimos por metro cúbico. La del trasvase Tajo-Segura ronda los 18-20 céntimos. Y si es desalada, unos 50 céntimos. Si la sequía se instala, ¿subirán los precios? De hecho, ya están subiendo, aunque de momento es por la inflación. Pero los expertos recuerdan que, en 2019, el Gobierno ya planteó una subida para fomentar el ahorro. Pedro Arrojo, el relator de la ONU, puntualiza que no debería valer lo mismo el agua de beber o ducharse que la de llenar la piscina. Y lanza una propuesta desde la Fundación Nueva Cultura del Agua, que preside: «Unos 30 litros por persona y día (el mínimo vital) deberían ser gratuitos; hasta 100 litros, cobrar a precio de coste; y si se consume mucho más, ir gravando por tramos».
¿Qué nos espera? En 1995, el entonces vicepresidente del Banco Mundial, Ismail Serageldin, profetizó que las guerras del siglo XXI serían por el agua. En puridad, siempre ha sido así. Una cronología de conflictos relacionados con los recursos hídricos suma más de 1200 desde Babilonia (2500 a. C.) hasta nuestros días. Los desencadenantes se asocian a disputas por el acceso y control de las fuentes, pero también al acaparamiento mediante presas. En las cuencas del Tigris y el Éufrates, cuyos acuíferos se están vaciando, Turquía, Siria, Irak e Irán podrían acabar enfrentados; y en el Nilo, Egipto y Sudán. Dos regiones que, no hace tanto, estaban entre las más fértiles del planeta.
LA ONU PROMUEVE QUE NO VALGA LO MISMO EL AGUA DE BEBER QUE LA DE LA PISCINA. UNOS 30 LITROS POR PERSONA Y DÍA DEBERÍAN SER GRATUITOS; LUEGO, GRAVAR POR TRAMOS