¿Has pensado qué habría si hubieses alguna vez pasado seguido tu instinto?

todos nos gusta pensar que llevamos las riendas de nuestra vida. Y, aunque creamos en eso que llamamos destino, afrontamos lo que nos pasa pensando en que nosotros elegimos. Nosotros decidimos.

Pero esto no siempre es así. Una vez alguien dijo “haz lo que quieras, de todos modos alguien siempre va a criticarte”. ¿Te has parado a pensar alguna vez qué habría sido de tu vida si hubieses seguido tu instinto? ¿Si en lugar de hacer ‘lo correcto’ le hubieses hecho caso a esa fuerza torrencial que te golpeaba el pecho y que te decía ‘hazlo’, esa voz interior que peleaba contra viento y marea y que te decía que no te rindieras?.

Estas palabras no son un reproche. Al contrario. Somos conscientes de que es difícil seguir nuestro instinto, son demasiados factores externos los que te impiden seguir el camino que se supone debemos seguir. Simplemente, estas palabras invitan a la reflexión. Y, por qué no, invitan a que le hagamos un poco más de caso al corazón y menos a los juicios de los demás.

Las palabras se demuestran con hechos: casos reales en los que primó el instinto

La Historia está plagada de casos reales que demuestran que es necesario escuchar al instinto. Tomemos el ejemplo de Félix Azpilicueta, fundador de la bodega Azpilicueta y una de las figuras más importantes de la enología, el arte del vino. Félix tenía un sueño: cultivar vino. Sin embargo, su pueblo, Fuenmayor, no lo veía así. Le decían que la vid, en esa tierra, no iba a dar frutos. La historia del vino de La Rioja, si Félix no hubiese seguido su instinto, habría sido algo muy distinto.

Parémonos ahora de nuevo a pensar en qué puede ser nuestra vida, si le hacemos caso a nuestro corazón. Poco tenemos que perder y, sin embargo, la recompensa puede ser increíble.

Contenido especial para Azpilicueta