El Periódico - Castellano - On Barcelona
TONI MOOG ESPABILAR EN EL COLEGIO MILÀ I FONTANALS
El humorista regresa al Club Capitol con ‘100% Toni Moog’, su monólogo más transgresor –que ya es decir–. Pero para canallas y transgresores, sus años en este colegio del Raval, donde aprendió «la ley del ‘búscate la vida’»
TONI MOOG SIEMPRE hace gala de sus orígenes: el Raval. «Soy un tío de barrio», proclama. Así que nada mejor que el lugar donde conoció las normas básicas de supervivencia infantil, el colegio Milà i Fontanals (Àngels, 1), para conservarlo en el museo imaginario de On Barcelona. «Allí aprendí a espabilarme porque era la ley del búscate la vida. No había otro remedio. O te hacían la vaca (te abrían de piernas y te reventaban contra el poste de una canasta) o se la hacías a otro. Aprendías a defenderte, a no tener miedo. Ahora un yonqui me intenta atracar y le amenazo con reventarle la cabeza». Aquellas vivencias le darían para uno de sus monólogos transgresores que tanto éxito cosechan, pues acumula 1.030 representaciones en 12 temporadas seguidas (desde el 2006). Pese a todo, el humorista no guarda mal recuerdo de aquella etapa pese a los episodios de bullying y de malos tratos por parte
de unos profesores que «te podían pegar». Y pone como ejemplo cómo les cogían de las patillas o les daban «collejones». «Eran los años 80», resume con resignación.
El «gigantesco» patio le parecía «la cárcel Modelo» porque a la hora del recreo se juntaban todos los alumnos: «Había 30 por clase y seis clases por curso. Estaban los mayores, que eran los abusicas, y teníamos que asociarnos con los colegas para protegernos unos a otros porque de repente aquellos decidían ir a por alguien». El humorista, que vuelve al Club Capitol con 100% Toni Moog, un nuevo show en el que piensa ser más transgresor que nunca –que ya es decir– sobre cosas que le dan «rabia y asco» como youtubers e influencers, siguió los pasos de su madre y sus tíos, que habían pasado por este colegio abierto en 1931. Sus historias son reflejo de la historia del barrio y del país: «A ellos les obligaban a cantar el Cara al sol y les tenían prohibido hablar catalán; en mi época solo había un negro: era El Negro, porque era el único. Y ahora todos son filipinos, paquistanís, colombianos, marroquís... Y uno o dos catalanes». Ciertamente, aquí tiene un monólogo en potencia. —
«EN EL PATIO SE JUNTABAN TODOS LOS ALUMNOS Y AQUELLO PARECÍA LA MODELO»