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Restaurantes contra el hambre, hasta el 15 de noviembre
que en un restaurante marroquí te servirán recetas totalmente distintas a las que ofrece un libanés. Para ser más concreto: aunque cueste creerlo, el cuscús y el trigo bulgur no son los grandes puntales de la cocina árabe. El primero es popular en el Magreb pero en Oriente Próximo apenas lo conocen. Y al revés: en el Magreb no saben del hummus o el falafel, que son platos reyes de Oriente Próximo».
2. LOS PLATOS SON AROMÁTICOS, NO PICANTES
«Cierto. Habrá algún plato que picará, sin duda. Por ejemplo, algún chef pondrá pimienta en algún plato, pero siempre como opción personal: imagínate que pruebas un taboulé al que el cocinero le ha echado pimienta. Dirás que pica, pero ¡el taboulé no pica! En cambio, la cocina árabe sí que es aromática porque para dar sabor a los platos utilizan muchas especias y hierbas como romero, albahaca, menta, perejil, cilantro… El uso de las especias es una herencia de la ruta de la seda y de las especias, que se hacía a camello y ahora, en avión. La reina de las especias es la mezcla del bhar (proveniente de la India) con pimienta, una base a la que se puede añadir canela, comino… hasta llegar a siete especias, que en Marruecos le llaman ras al hanout y en Oriente Próximo, fulful bhar».
3. NO HAY MUCHAS RECETAS DE PESCADO
«Cierto. El pescado no es un producto que convenza mucho a los árabes y por eso no tienen tanta cultura gastronómica al respecto. Cocinan más con las hortalizas y la carne que con el pescado, salvo en zonas costeras. Piensa que un cordero se puede aprovechar por su lana, por su leche y por su carne, mientras que pescar resulta más complicado y con las temperaturas tan altas que hay en la mayoría de países árabes se estropea en poco tiempo».
4. LA MAYORÍA DE POSTRES SON MUY DULCES
«Totalmente falso. Deberíamos eliminar este tópico ya mismo. Eso de que los postres árabes son muy dulces… Es más: te aseguro que no hay pastel árabe más dulce que el borracho, tan típico de aquí, un bizcocho bañado en almíbar y vino o licor. Eso no quiere decir que haya al- gún país árabe determinado donde gusta mu- cho el dulce, como Irak. O como Marruecos, que suele ser el primer lugar al que vamos por- que es el más cercano y puede hacerte pensar entonces que todos los postres son así de dulces en toda la gastronomía árabe. Pues no. Por ejemplo, en Líbano, que son más finos y afrancesados, no gusta lo demasiado dulce. Por eso, algunos postres cambian mucho según la zona donde los preparan: la baklava (un milhojas con pistachos, un poco de miel y mantequilla) hecha en Irak es superdulce pero, en cambio, en Líbano y Palestina, no».
5. LOS ÁRABES ERUCTAN AL ACABAR UNA COMIDA
«Totalmente falso. ¿¿¿De dónde lo han saca- do??? En cualquier país árabe, igual que aquí, si eructas delante de todos te soltarán un «stah!», o sea, «¡que revientes!». Te dirán que eres un maleducado. Y resulta que esta mentira nació en una película de Hollywood: Ben Hur (1959). En una escena, el jeque Ilderim invita a comer a Charlton Heston y, al acabar, eructa. Uno de los presentes en el ágape recomienda con un gesto al protagonista que tam- bién eructe para demostrarle que ha comido muy bien. Cuan- do lo hace, el jeque le felicita. Es una animalada que se sacó Ho- llywood de la manga, quizá pa- ra desprestigiar al mundo árabe, y ahí se ha quedado». — Los mejores chefs de España vuelven a participar en Restaurantes contra el hambre, una iniciativa solidaria que lucha contra la desnutrición infantil en el mundo, que provoca la mitad de las muertes entre los niños menores de 5 años: 3,1 millones cada año. Albert Adrià (foto) es, junto con Quique Dacosta y José Carlos García, padrino de esta novena edición. Hasta el 15 de noviembre, más de 1.200 restaurantes recogerán entre 0,50 y 2 euros del plato o menú solidario que hayan escogido para esta campaña. El dinero servirá a la oenegé Acción contra el Hambre para tratar a niños con desnutrición aguda. El año pasado se recaudaron casi 200.000 euros.