El Periódico - Castellano - On Barcelona

A la última ¿Sabes la contraseña? Estos son bares secretos.

Te sentirás más escondido de miradas indiscreta­s que Iñaki Urdangarin. Vuelven los locales clandestin­os. Busca puertas ocultas en barberías, librerías y neveras

- absanchez@elperiodic­o.com Ana Sánchez

¿Una barbería abierta? Son más de las ocho. Entras con la misma inconscien­cia que la rubia con escote que muere en los primeros diez minutos de las pelis de Scream. Empiezas a sospechar cuando no ves ni una mísera barba hipster. Hay sillones de barbero de los años 20 y un ti- po que también parece sacado del siglo pasado: gorra, chaleco, pajarita roja, te habla de usted. «¿Cortar o afeitar?», pre- gunta. Tú te tanteas el bigote por inercia, pero te mantienes firme: «Beber», res- pondes. «¿Tienes algo para mí?», te ra- diografía con la mirada como en una pe- li de Al Capone. Escupes la contraseña entre interrogan­tes. «Perfecto», asiente. «Chicos, baja uno», susurra a su camisa, empuja un espejo y, clac, abre una puer- ta secreta. Y aparece una coctelería.

BOBBY’S FREE www.bobbysfree.com

(Pau Claris 85). Hace un mes vieron be- biendo aquí en plan clandestin­o a Emma Stone, la de La La Land. «Esta barra ha vivido cosas», te dicen arqueando las ce- jas. Durante 40 años, fue un bar irlandés. Lo escondiero­n hace dos años tras una barbería el bartender Dany Martín y el chef consultor Eric Basset. El suyo es un secreto a voces: la contraseña se puede encontrar en sus redes sociales. La barbería solo funciona en eventos privados. «Por seguridad preferimos no afeitar a las 3 de la mañana –se ríe Eric–, porque haríamos un remake de El Padrino». Pero no te relajes: si te sientas a probar el sillón, Jake, el tipo de la pajarita, sacará a traición una maquinilla de afeitar.

Ambiente de speakeasy, con foto enmarcada de Al Capone incluida. Suena música de los 70 y 80. En la pared cuelgan vinilos de Status Quo, Queen, Madness. La carta está hecha con vinilos. Así que cuidado, que de la emoción ochentera se te puede salir sin querer una teta a lo Sabrina. ¿Su especialid­ad? Los twist de la casa, «una versión diver-

tida del cóctel clásico», dice Dany. Tienen la Monkey colada (con espuma de plátano y cacao) y el Movie pop, que sirven en un bol con palomitas. Hay clientes que llegan a lamer las copas. «Sí, sí», asiente el bartender. La tendencia son los crustas: «Un cóctel que tiene un sabor alrededor de la copa». En el Bobby’s kiss, por ejemplo, la copa va impregnada de cacao. Y sí, terminas lamiéndola en cuanto no te ven. Sabe a Mon Chéri.

PARADISO www.paradiso.cat

(Rera Palau, 4). Hay quien hace cola hasta una hora delante de la puerta de la nevera de un Pastrami bar. Aquí se esconde una de las coctelería­s con más pedigrí de Barcelona. Te caerá un rayo encima si te pides un cuba- ta. Tras la puerta de la nevera, hay cócteles con efecto wow, ambiente trendy, penumbra clandestin­a, hasta puedes encontrar otra sala secreta.

En un mes, Paradiso cumplirá tres años. Tardan en crear los cócteles entre 6 y 12 meses, calcula el bartender Giacomo Giannotti. Cócteles-experienci­a, que dice él. Mediterran­ean treasure se sirve en una caracola. Si pides el Caballo de Troya, llegará un minicaball­o con una botellita escondida dentro. Al servir el Supercool martini se va formando un mini iceberg en la copa. Giacomo te da a probar una flor. «Es potente, ¿eh?», te dice cuando ya la has masticado. Es la flor de Sechuan. La flor eléctrica, la llaman. «En 30 segundos te empieza a adormecer la lengua», se ríe. «Son experienci­as, sabores raros, que a uno se le quedan no solo en el paladar sino también en la mente». Apunte ecológico: han cambiado las pajitas de plástico por unas de bambú, papel y cristal.

TUXEDO SOCIAL CLUB www.tuxedosoci­alclub.com

Para encontrarl­o tienes que descifrar las coordenada­s: «41º23’12.4’’ N 2º10’44.2’’ E», es la única dirección que aparece en la web. Llegarás a una mini salita con librería, sofá y retrato de la reina Victoria. Te sientes Harry Potter en busca del andén 9 y ¾. Si eres socio, la librería se abrirá y aparecerá una coctelería de estilo victoriano.

No hay relojes. No suenan móviles. Están prohibidas las llamadas, fumar y la mala educación. Justo lo contrario que en Gran hermano. «Muchos dicen que les recuerda a las salas de estar de sus abuelos», apuntan sus ideólogos, David Tan y Fabio Sinisi. Tiene ese aire de novela de Agatha Christie, donde lo mismo tomas un Manhattan que investigas un asesinato. Un bar Cheers de finales del XIX: conversaci­ones de barra entre botellas vintage y un piano.

Es un club donde sentirse exclusivo. «Mimado», puntualiza David. «Dejamos a la gente ser ese puntito egoísta». Esta semana ha cumplido un año. Ya tienen cerca de 5.000 miembros. Caben 25 personas, así que aconsejan reservar para asegurar mesa. Puedes hacerte socio re-

llenando un formulario en la web. En breve empezarán a pedir que un socio avale a los clientes neófitos.

Se define como club de lectura. Puedes encontrar desde libros de física cuántica hasta un Recetario industrial de 1933 que te enseña tanto a quitar manchas de grasa de motor como a hacer mermelada. También han acogido talleres y presentaci­ones. «Es un espacio con una intención cultural di- vulgativa y cooperativ­a que tiene un ser- vicio de cóctel-bar», resume David. ¿La especialid­ad? El cóctel clásico. Su lema: «Un Oldfashion­ed al día mantiene lejos al médico». «Es un cóctel que nosotros he- mos bebido mucho», justifican. Y se les ve sanos. «El alcohol conserva», se ríen.

1952 www.facebook.com/buenosaire­sgrillrest­aurant

(Valencia, 189). Entra en el Buenos Aires Grill y pide que te lleven al matadero sin que te tiemble la voz. Te conducirán a una vitrina con carnes. No eches a correr. Es una puerta secreta. Al otro lado hay cua- dros de Evita Perón, una virgen con velas a la que rezar para no tener resaca y un ar- gentino dispuesto a darte un cóctel con conversaci­ón. «Queremos hacerte sentir en Buenos Aires», asegura Daniel Sacca, el propietari­o. Abrió esta coctelería secreta hace ocho meses. «1952 fue el año que na- ció mi papá, el fundador de todo –dice–. También fue el año en que murió Evita Perón». Ofrecen shows de tango y cócteles con toque argentino, como el Bloody Ma- te, que se sirve en una bombilla de mate.

THE DOPING CLUB BARCELONA www.facebook.com/dirtyoffic­epizzabcn

(València, 205). En la puerta se lee Dirty Office Pizza. Es una pizzería con aires setenteros y pizzas de masa madre que hacen babear a los foodies. Pero su se- creto no solo está en la masa. Si le das al encargado una contraseña, te abrirá una pared y te colará en un club secreto.

Te recibe un zorro disecado enseñan- do los dientes. «El guardián de la puerta», se ríe Gianluca Crinelli, uno de los dueños. Él y Alessandro Cesario –los dos italianos– inauguraro­n este doble local hace un año. Existe otro calcado en Mi- lán que Alessandro abrió hace 11 años.

Ambiente acogedor y sospechoso a la vez. Hay sofás en los que te quedarías a vivir, cuadros con ojos rasgados, lámparas y jarrones chinos. Toda la decoración es original de la China de los años 30. «Por la primera sociedad de mafia secreta del mundo, que es china», explica Gianluca. Si necesitas aún más intimidad, puedes esconderte en el speakeasy del speakeasy. Es un baño, pero está acomodado para que se sienten dos personas. Puedes comunicart­e desde aquí con la bartender y te sirve el cóctel a través de una ventanilla. La carta se basa en tragos clásicos con toque oriental, como el club. Déjate aconsejar por Daniela Sanguinett­i, la bartender.

Hasta ahora la contraseña del club solo se podía saber mediante el boca a boca. De hecho, mucha gente que viene a comer pizza se va sin enterarse de que hay un club clandestin­o. «Es la cocina», les dicen si sospechan. A partir del 1 de enero, funcionará con tarjeta de socio.

EL BOMBÓN facebook.com/machetelat­inostreetf­ood

(Ample, 20). Es un restaurant­e latino: Machete. Hay que atinar el ojo para ver la manilla de una puerta entre un matojo de hojas. Entras, cruzas un pasillo con un santuario a Celia Cruz y te topas con cien personas bailando salsa. «Es como estar en el Caribe en pleno barrio gótico», resume el dueño, Juan Vega. Hay otro Bombón escondido en Pla de Palau, 12.

Dos minutos en la barra y te sabrás de carrerilla los nombres básicos salseros. Ricardo ejerce de bartender y de Wikipedia latina. «Llorarás», te dice a lo culebrón. «Vas a llorar de lo sabroso que está», puntualiza riendo, y aparece con un vaso con forma de calavera. Llorarás es como se llama uno de los cócteles. Todos llevan el nombre de canciones salseras.

La ironía: el local secreto se ve desde la calle perpendicu­lar a través de dos enormes cristalera­s. Hasta las doce no echan las cortinas. «Hay gente que da toda la vuelta a la manzana buscando el club», se ríe El Coco. Resulta que el bar secreto tiene hasta portero. —

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 ??  ?? TRAGOS A PELOEric Basset y Dany Martín, en la barbería señuelo tras la que se esconde su coctelería: Bobby’s Free.
TRAGOS A PELOEric Basset y Dany Martín, en la barbería señuelo tras la que se esconde su coctelería: Bobby’s Free.
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Abajo, detalle de The Doping Club. Al lado, David Tan y Fabio Sinisi, en la antesala de Tuxedo Social Club y el ‘Supercool martini’ de Paradiso.

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