El Periódico - Castellano - On Barcelona
«CUANDO TOCAMOS, BUSCAMOS ESE MOMENTO MÍSTICO QUE NO HALLAMOS EN NUESTRO DÍA A DÍA»
Como los extintos The Saurs, Opatov han ganado los concursos Bala Perduda y Villa de Bilbao, y un tercero: Proyecto Demo. Todos ellos en el 2015, el mismo año que publicaron su primer disco, Baclán, una fiesta desatada de pop psicodélico tribalista. El recién aparecido Botánica oculta es otra historia, un ejercicio de depuración y refinamiento: «Desde luego, es diferente. Teníamos la intención de experimentar. Sobre todo, hemos desechado muchas cosas. El sonido es más vacío, las líneas, más definidas; queríamos que se notara el protagonismo de los elementos en uno u otro momento».
GRACIOSOS PERO DESTRUCTIVOS
Sea como sea, Botánica oculta sigue sin ser un disco prosaico, sino casi igual de esquivo que su predecesor. Místico, podríamos decir. «No somos místicos en nuestra vida normal», avisa Casado, «pero sí como banda. Cuando tocamos, buscamos ese elemento místico que no hallamos en el día a día».
Sorprende que temas como Southern comfort, T.O.C. y Crab house tengan letras tan fatalistas. Si no te fijas, estas canciones parecen felices. «Desde siempre hemos sido así. La idea es un poco cantar gracioso, pop, pero con letras destructivas. Joan Colomo es el epítome de eso».
El directo en Sidecar de este viernes, día 21 (también actúan Bruises), debería ser más de subidón que de bajón. «Lo estamos preparando con mucho cariño, añadiendo muchos vientos, colaboraciones…». Suena a fiesta, medio depresiva si te fijas, pero fiesta. —