El Periódico - Castellano - On Barcelona

BARCELONA POSTAL

- Miqui Otero Periodista y escritor

Muchos insisten en que Barcelona es buena si la bolsa suena, pero lo único cierto es que uno no puede entender esta ciudad sin entender de una vez a qué suena. Ante eslóganes institucio­nales que la obligaban a ponerse guapa (el lema en cuestión siempre me sonó fatal, como a orden de maltratado­r), durante un tiempo muchos vecinos del Raval colgaron aquellas pancartas de Esto es un barrio, no un escenario. Pero, para bien y para mal, Barcelona en realidad es una postal desde que lo dijo en 1982 su cronista más luminoso: galáctico y escurridiz­o, sin compromiso, se presenta Jaume Sisa. Ahora que Anagrama edita todos sus libros (letras de canciones, poemas, cartas, descartes), es buen momento para reivindica­r que su álbum Barcelona postal es el mejor retrato que se le ha hecho a esta ciudad. Sisa hacía buena la intuición del rumbero Gato Pérez, que pontificó que la sabiduría se encuentra en tres sitios: calle, biblioteca y atalaya (en su caso, telescopio y planeta remoto). Tebeo de Bruguera, espectácul­o con peluquín del Paralelo, bola de nieve de bolero y yeyé despeinado. Con este disco, ideado junto al artista Antoni Miralda (otro día hablaremos de él), este chico del Poble Sec atrapó la verdad barcelones­a, tal y como anticipó con otra canción que algún día cerraría la Rambla, quizás por un atentado, y se secarían las fuentes y los quioscos cerrarían y la ciudad se sentiría como él sin su chica: «Cagundeu, què sol que estic!».

La primera canción de Barcelona postal, preciosa, es suya, y habla de esta ciudad que va y viene y recibe, sideral y casera, expansiva y de acogida. El resto son versiones, encadenada­s por un dial de radio que sintoniza la poesía, de otras compuestas por todo tipo de autores de todos los materiales y procedenci­as: Charles Trenet, Gato Pérez, Augusto Algueró o Maurice Chevalier.

A mí este disco me lo regaló mi primo, si bien en realidad solo me lo prestó y jamás se lo devolví (allá donde estés, gracias y perdón). Cuando me lo regaló, yo pensé en las postales que, en mi opinión, mejor definían esta ciudad. Las vendían en los quioscos de la Rambla. Barcelona de noche: y una postal totalmente negra. Barcelona con nieve: blanca. Y la primera sección columnísti­ca que hice en mi vida, en la beca de mi primer diario, llevaba precisamen­te ese título: Barcelona postal. Me prometía explicar lugares especialís­imos de esta ciudad y acabé hablando de bares paquistaní­s, vistas del puerto, gestos en la partida de petanca. Tampoco hemos cambiado tanto.

‘COLLAGE’ DE SENSIBILID­ADES

La teoría galáctica de Sisa expone que se puede entender el todo a través de cada parte: el cosmos a partir de una ensaimada del horno Mistral, la idiocia humana a través del mal gesto de un urbano, la ciudad y el mundo y el universo a través de un estribillo. La vida como eso que tendría sentido solo por un momento verdaderam­ente memorable.

Digo, repito, que solo se puede entender esta ciudad, omnívora e inclusiva, acomplejad­a y poderosa, a través de este collage maravillos­o de sensibilid­ades. De Barcelona a Murcia, de la huerta la alegría; desde Barcelona a Vigo, os centollos por la ría. Si el trabajo te abandona, y aquel verso no te inspira, cuando el amor te decepciona, y los amigos no te invitan, un anhelo que aún avistas… es la luz de Barcelona: — MIQUI OTERO UNO QUE ESCRIBE COSAS PARA VIVIR Y QUE VIVE COSAS PARA ESCRIBIR

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«Mira, mira la Ciutat Comtal, és turística i domèstica, és una postal».
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